09. Preludio a la Fundación

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots. La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

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fuerais explicando todo con exactitud. Después de todo, Hermanas, no puedo esperar que vengáis tres veces al día para cocinar por nosotros. —Te lo enseñaremos todo —aseguró Gota de Lluvia Cuarenta y Tres con firmeza—. Sin embargo, puede ser difícil para una miembro de tribu aprenderlo. Te faltará el..., digamos, el instinto para ello. —Lo intentaré —declaró Dors con una sonrisa amable. Desaparecieron en la cocina. Seldon, se las quedó mirando y trató de desarrollar in mente la estrategia que pensaba seguir.

MICROGRANJA MYCOGEN. — ... Las microgranjas de Mycogen son legendarias, pero sobreviven hoy en día aunque sólo sea como referencia: «ricas como las microgranjas de Mycogen» o «sabrosa como la levadura de Mycogen». Dichos encomios tienden a intensificarse con el tiempo, claro, pero Hari Seldon visitó esas microgranjas en el curso de La Huida y hay referencias en sus memorias que tenderían a confirmar la opinión popular... Enciclopedia Galáctica 41 —-¡Qué bueno estaba! —exclamó Seldon entusiasmado—. ¡Infinitamente mejor que la comida que nos trajo Nube Gris! —Debes tener en cuenta que la mujer de Nube Gris tuvo que prepararla sin previo aviso y en mitad de la noche —comentó Dors, razonable, e hizo una pausa para añadir—: Me gustaría que dijeran esposa. Hacen que este mujer suene como una propiedad, como mi casa o mi túnica. Es degradante por completo. —Lo sé. Resulta indignante. Pero también harían que mi esposa sonara lo mismo. Es su modo de vida y a las Hermanas no parece importarles. Tú y yo vamos a cambiarlo dando conferencias... A propósito, ¿viste cómo lo hicieron las Hermanas? —Sí, y consiguieron que todo pareciera muy fácil. Yo dudaba que pudiera recordar todo cuanto hicieron, pero insistieron en que tendría que conseguirlo. Yo podría defenderme limitándome a calentar los alimentos. Descubrí que el pan tenía algún microderivado, añadido al hornearlo, que levantaba la masa y le daba esa consistencia crujiente y su sabor cálido. ¿No crees que pudiera ser algo de pimienta? —No sabría decirlo, pero fuera lo que fuese, me supo a poco. ¿Y la sopa? ¿Reconociste alguna de las verduras? —No. —¿Qué carne era la que estaba cortada a rodajas? ¿Lo sabes? —En realidad, no creo que fueran rodajas de carne. Me recordó un plato de cordero que tenemos en Cinna. —Pero no era cordero. —Ya he dicho que no creí que se tratara de carne. Además, pienso que, fuera de Mycogen, nadie come así. Estoy segura de que ni siquiera el Emperador. No sé lo que los mycogenios venden, mas estoy dispuesta a apostar que venden lo peor de lo que producen. Guardan lo mejor para ellos. No nos quedemos mucho tiempo aquí, Hari. Si nos acostumbramos a comer así, jamás podremos volver a habituarnos a esas horribles cosas que sirven fuera... —Y se echó a reír. Seldon también rió. Bebió otro sorbo de zumo de fruta, que sabía mucho mejor que cualquier zumo de fruta que hubiera bebido antes, y comentó: —Oye, cuando Hummin me llevó a la Universidad, paramos en un comedor de carretera y tomamos algo que estaba fuertemente sazonado. Tenía sabor a... Bueno, el sabor no importa, pero entonces se me hacía inconcebible que los microalimentos tuvieran ese gusto. Ojalá las Hermanas siguieran aquí. Hubieran sido correcto darles las gracias. —Creo que se dieron cuenta de lo que sentiríamos. Comenté sobre el maravilloso aroma que despedían los guisos y me dijeron, satisfechas, que el sabor sería aún mejor. —De seguro que lo dijo la mayor. —Sí, y la más joven se rió... Mañana volverán. Van a traerme un kirtle, a fin de que pueda salir de tiendas con ellas. Y también han dejado muy claro que deberé lavarme bien la cara si debo ser vista en público. Me enseñarán cómo comprar kirtles de buena calidad, para mí sola, y dónde puedo comprar comidas ya preparadas. Lo único que deberé hacer será calentarlas. Me explicaron que las Hermanas decentes no lo harían así, que lo cocinarían todo en casa. En realidad, parte de lo que prepararon para nosotros fue calentado y pidieron perdón por ello. Pero insinuaron que no podía esperarse de los tribales que apreciaran el verdadero arte de la cocina; es decir, la comida preparada y calentada serviría para nosotros... Sin embargo, dan por sentado que yo haré todas las compras y cocinaré. —Como se suele decir: «Cuando estés en Trantor, haz lo que hacen en Trantor.» —Sí, estaba segura de cuál sería tu actitud en este caso. —Soy humano —confesó Seldon.

MICROGRANJA<br />

MYCOGEN. — ... Las microgranjas de Mycogen son legendarias, pero sobreviven hoy en día aunque<br />

sólo sea como referencia: «ricas como <strong>la</strong>s microgranjas de Mycogen» o «sabrosa como <strong>la</strong> levadura de<br />

Mycogen». Dichos encomios tienden a intensificarse con el tiempo, c<strong>la</strong>ro, pero Hari Seldon visitó<br />

esas microgranjas en el curso de La Huida y hay referencias en sus memorias que tenderían a<br />

confirmar <strong>la</strong> opinión popu<strong>la</strong>r...<br />

Enciclopedia Galáctica<br />

41<br />

—-¡Qué bueno estaba! —exc<strong>la</strong>mó Seldon entusiasmado—. ¡Infinitamente mejor que <strong>la</strong><br />

comida que nos trajo Nube Gris!<br />

—Debes tener en cuenta que <strong>la</strong> mujer de Nube Gris tuvo que preparar<strong>la</strong> sin previo aviso y en<br />

mitad de <strong>la</strong> noche —comentó Dors, razonable, e hizo una pausa para añadir—: Me gustaría que<br />

dijeran esposa. Hacen que este mujer suene como una propiedad, como mi casa o mi túnica. Es<br />

degradante por completo.<br />

—Lo sé. Resulta indignante. Pero también harían que mi esposa sonara lo mismo. Es su modo de<br />

vida y a <strong>la</strong>s Hermanas no parece importarles. Tú y yo vamos a cambiarlo dando conferencias... A<br />

propósito, ¿viste cómo lo hicieron <strong>la</strong>s Hermanas?<br />

—Sí, y consiguieron que todo pareciera muy fácil. Yo dudaba que pudiera recordar todo cuanto<br />

hicieron, pero insistieron en que tendría que conseguirlo. Yo podría defenderme limitándome a<br />

calentar los alimentos. Descubrí que el pan tenía algún microderivado, añadido al hornearlo, que<br />

levantaba <strong>la</strong> masa y le daba esa consistencia crujiente y su sabor cálido. ¿No crees que pudiera<br />

ser algo de pimienta?<br />

—No sabría decirlo, pero fuera lo que fuese, me supo a poco. ¿Y <strong>la</strong> sopa? ¿Reconociste alguna de<br />

<strong>la</strong>s verduras?<br />

—No.<br />

—¿Qué carne era <strong>la</strong> que estaba cortada a rodajas? ¿Lo sabes?<br />

—En realidad, no creo que fueran rodajas de carne. Me recordó un p<strong>la</strong>to de cordero que<br />

tenemos en Cinna.<br />

—Pero no era cordero.<br />

—Ya he dicho que no creí que se tratara de carne. Además, pienso que, fuera de Mycogen,<br />

nadie come así. Estoy segura de que ni siquiera el Emperador. No sé lo que los mycogenios<br />

venden, mas estoy dispuesta a apostar que venden lo peor de lo que producen. Guardan lo mejor<br />

para ellos. No nos quedemos mucho tiempo aquí, Hari. Si nos acostumbramos a comer así, jamás<br />

podremos volver a habituarnos a esas horribles cosas que sirven fuera... —Y se echó a reír.<br />

Seldon también rió. Bebió otro sorbo de zumo de fruta, que sabía mucho mejor que cualquier<br />

zumo de fruta que hubiera bebido antes, y comentó:<br />

—Oye, cuando Hummin me llevó a <strong>la</strong> Universidad, paramos en un comedor de carretera y<br />

tomamos algo que estaba fuertemente sazonado. Tenía sabor a... Bueno, el sabor no importa, pero<br />

entonces se me hacía inconcebible que los microalimentos tuvieran ese gusto. Ojalá <strong>la</strong>s Hermanas<br />

siguieran aquí. Hubieran sido correcto darles <strong>la</strong>s gracias.<br />

—Creo que se dieron cuenta de lo que sentiríamos. Comenté sobre el maravilloso aroma que<br />

despedían los guisos y me dijeron, satisfechas, que el sabor sería aún mejor.<br />

—De seguro que lo dijo <strong>la</strong> mayor.<br />

—Sí, y <strong>la</strong> más joven se rió... Mañana volverán. Van a traerme un kirtle, a fin de que pueda salir<br />

de tiendas con el<strong>la</strong>s. Y también han dejado muy c<strong>la</strong>ro que deberé <strong>la</strong>varme bien <strong>la</strong> cara si debo ser<br />

vista en público. Me enseñarán cómo comprar kirtles de buena calidad, para mí so<strong>la</strong>, y dónde<br />

puedo comprar comidas ya preparadas. Lo único que deberé hacer será calentar<strong>la</strong>s. Me<br />

explicaron que <strong>la</strong>s Hermanas decentes no lo harían así, que lo cocinarían todo en casa. En<br />

realidad, parte de lo que prepararon para nosotros fue calentado y pidieron perdón por ello.<br />

Pero insinuaron que no podía esperarse de los tribales que apreciaran el verdadero arte de <strong>la</strong><br />

cocina; es decir, <strong>la</strong> comida preparada y calentada serviría para nosotros... Sin embargo, dan por<br />

sentado que yo haré todas <strong>la</strong>s compras y cocinaré.<br />

—Como se suele decir: «Cuando estés en Trantor, haz lo que hacen en Trantor.»<br />

—Sí, estaba segura de cuál sería tu actitud en este caso.<br />

—Soy humano —confesó Seldon.

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