24.06.2015 Views

09. Preludio a la Fundación

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

universitaria y, por tanto, expuesto a ser detenido por <strong>la</strong>s fuerzas imperiales.<br />

—¡Pero, si Arriba no está fuera de <strong>la</strong> jurisdicción universitaria! El sector jurisdiccional de Trantor<br />

va del centro p<strong>la</strong>netario al cielo.<br />

—Ah, yo no lo sabía. Pero no viniste conmigo porque, según dijiste, tenías muchísimo trabajo, y,<br />

cuando me puse paranoico, pensé que me abandonabas deliberadamente. Por favor, perdóname.<br />

Es obvio que fuiste tú quien me ha bajado de allí. ¿Se preocupó alguien más?<br />

—Se trata de hombres con muchas obligaciones —explicó Dors, prudente—. Creyeron que habías<br />

bajado antes que ellos. Creo que <strong>la</strong> idea era perfectamente p<strong>la</strong>usible.<br />

—¿También lo creyó Clowzia?<br />

—-¿La joven interna? Por supuesto que sí.<br />

—De todos modos, pudo tratarse de una conspiración. Sin ti, creo que...<br />

—No, Hari, todo ha sido culpa mía. Yo no tenía ningún derecho a dejar que subieras solo. Mi<br />

obligación era ve<strong>la</strong>r por ti. No puedo dejar de censurarme por lo ocurrido, eso de que te<br />

perdieras...<br />

—No, espera un poco —<strong>la</strong> interrumpió Seldon, indignado—. No me perdí. ¿Qué te has creído<br />

que soy?<br />

—Me gustaría saber cómo lo l<strong>la</strong>mas tú. No estabas por ninguna parte cuando los otros bajaron, y<br />

no supiste encontrar el camino de vuelta a <strong>la</strong> entrada, o a los alrededores de <strong>la</strong> entrada, hasta<br />

bien entrada <strong>la</strong> noche.<br />

—No ocurrió así. No me perdí por el mero hecho de alejarme y no poder encontrar el camino de<br />

vuelta. Te he dicho que sospechaba una conspiración y tenía motivos para ello. No soy tan<br />

paranoico.<br />

—Bien, entonces, ¿qué ocurrió?<br />

Seldon se lo contó. No tuvo problemas para recordarlo con todo detalle; lo había vivido como<br />

una pesadil<strong>la</strong> durante <strong>la</strong> mayor parte del día anterior.<br />

Dors lo escuchó, ceñuda.<br />

—Eso es imposible. ¿Un mini-jet? ¿Estás seguro?<br />

—Por supuesto que estoy seguro. ¿Crees que sufrí alguna alucinación?<br />

—Era imposible que <strong>la</strong>s fuerzas imperiales estuvieran buscándote. No podían detenerte en Arriba<br />

sin crear el mismo desbarajuste salvaje que si hubieran enviado un piquete de policías para<br />

detenerte en el campus.<br />

—Entonces, ¿cómo explicas lo ocurrido?<br />

—No estoy segura —respondió Dors—, aunque es posible que <strong>la</strong>s consecuencias de que yo no<br />

te acompañara arriba pudieron ser peores de lo que han sido y Hummin estará furioso conmigo.<br />

—Entonces, no se lo digamos —aconsejó Seldon—. Todo ha terminado bien.<br />

—Debemos hacerlo —insistió Dors—. Tal vez no haya terminado todo.<br />

30<br />

Aquel<strong>la</strong> noche, Jennar Leggen acudió a visitarle. Fue después de <strong>la</strong> cena y miró a Dors y a Seldon<br />

varias veces, como preguntándose qué decirles. Ni uno ni otro se prestaron a ayudarle, sino que<br />

ambos esperaron pacientemente. No les dio <strong>la</strong> impresión de que fuera un maestro en el arte de<br />

<strong>la</strong> conversación intrascendente. Al fin, se decidió a hab<strong>la</strong>r.<br />

—He venido a ver cómo se encontraba —dijo a Seldon.<br />

—Perfectamente bien —contestó éste—, excepto que estoy soñoliento. La doctora Venabilis me ha<br />

dicho que el tratamiento me tendrá atontado durante unos días, supongo que necesito este<br />

descanso —sonrió—, y, con franqueza, no me parece mal.<br />

Leggen aspiró aire a fondo, lo exhaló, titubeó y, entonces, como si le arrancaran <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras a<br />

<strong>la</strong> fuerza, continuó:<br />

—No le entretendré mucho rato. Comprendo perfectamente que necesite descansar. Pero, lo que<br />

sí quiero decirle es que siento todo lo ocurrido. No debí haber supuesto, con tanta tranquilidad,<br />

que había vuelto solo abajo. Dado que usted era un novato, debí haberme responsabilizado de<br />

usted. Después de todo, yo había permitido que subiera. Confío en que llegue a... perdonarme.<br />

Esto es todo lo que quería decirle.<br />

Seldon bostezó, cubriéndose <strong>la</strong> boca con <strong>la</strong> mano.<br />

—Perdóneme. Como todo ha terminado felizmente, no debemos abrigar rencores. En cierto modo,<br />

no fue culpa suya. No debí haberme alejado y, además, lo que ocurrió fue...<br />

—Bien, Hari —se apresuró a interrumpirle Dors—, basta de conversación, te lo ruego. Relájate.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!