24.06.2015 Views

09. Preludio a la Fundación

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Deme <strong>la</strong> manta, doctor Benastra —pidió Dors con <strong>la</strong> voz ahogada por el alivio. La desplegó y<br />

<strong>la</strong> extendió sobre <strong>la</strong> nieve.<br />

—Colóquenlo encima con cuidado, que ya lo envolveré yo. Luego, lo bajaremos.<br />

Una vez en el ascensor, empezó a salir vapor de <strong>la</strong> manta al alcanzar ésta <strong>la</strong> temperatura de <strong>la</strong><br />

sangre.<br />

—Una vez le tengamos en su habitación, Leggen —dijo Dors— consígueme un médico, un buen<br />

médico, y procura que venga de inmediato. Si el doctor Seldon sale de ésta sin daño, no diré<br />

nada, pero únicamente si no le ocurre nada. Recuerda...<br />

—No es preciso que me sermonees —cortó Leggen con acritud—. Lamento lo ocurrido y haré<br />

cuanto esté en mi mano, pero mi única falta fue, en primer lugar, permitir que este hombre<br />

subiera a Arriba con nosotros.<br />

La manta se movió y se oyó una voz baja y débil. Benastra tuvo un sobresalto ya que <strong>la</strong> cabeza<br />

de Seldon estaba apoyada en el hueco de su codo.<br />

—Creo que trata de decir algo —advirtió.<br />

—Lo sé —asintió Dors—. Ha dicho: «¿Qué pasa?»<br />

Y no pudo evitar echarse a reír. ¡Le parecía una frase tan normal!<br />

28<br />

El médico estaba encantado.<br />

—Jamás había visto un caso de enfriamiento —explicó—. Uno no se enfría en Trantor.<br />

—Puede que no —repuso Dors con frialdad—, y me alegro de que tenga <strong>la</strong> oportunidad de<br />

experimentar esta novedad, pero no querrá decir con eso que no sabe cómo tratar al doctor<br />

Seldon, ¿verdad?<br />

El médico, un hombre mayor, calvo, con bigotito gris, se erizó:<br />

—C<strong>la</strong>ro que sé. Los casos de enfriamiento en los Mundos Exteriores son muy corrientes, algo<br />

cotidiano, y he leído mucho sobre ellos.<br />

El tratamiento consistió en suero antiviral por una parte y el uso de un envoltorio de<br />

microondas por otra.<br />

—Esto debería solucionarlo —ac<strong>la</strong>ró el médico—. En los Mundos Exteriores utilizan métodos más<br />

complicados en los hospitales, pero nosotros no los tenemos aquí, en Trantor. Le he puesto un<br />

tratamiento para casos benignos, pero estoy seguro de que servirá.<br />

Dors pensó, algo más tarde, mientras Seldon se estaba recuperando sin mayor complicación, que<br />

tal vez por ser oriundo del Mundo Exterior había podido sobrevivir. La oscuridad, <strong>la</strong> nieve y el frío<br />

no le eran del todo desconocidos. Un trantoriano quizás hubiera sucumbido en parecidas<br />

circunstancias, no tanto por el trauma físico como por el psíquico.<br />

No estaba segura de estar en lo cierto, c<strong>la</strong>ro, ya que tampoco el<strong>la</strong> era trantoriana.<br />

Apartó aquellos pensamientos de su mente, se acercó una sil<strong>la</strong> a <strong>la</strong> cabecera de <strong>la</strong> cama de Hari<br />

y se dispuso a esperar.<br />

29<br />

En <strong>la</strong> mañana del segundo día, Seldon despertó y vio a Dors que estaba sentada junto a <strong>la</strong> cama,<br />

mirando un libro-pelícu<strong>la</strong> y tomando notas.<br />

—¿Todavía aquí, Dors? —preguntó Seldon en voz que era casi normal.<br />

—No puedo dejarte solo, ¿no te parece? —respondió el<strong>la</strong>, dejando el libro—. Y no confío en nadie.<br />

—Tengo <strong>la</strong> impresión de que todas <strong>la</strong>s veces que he despertado, te he visto. ¿Has estado aquí todo<br />

el tiempo?<br />

—Despierta o dormida, sí.<br />

—¿Y tus c<strong>la</strong>ses?<br />

—Tengo un ayudante que se ha hecho cargo de el<strong>la</strong>s por el momento.<br />

Dors se inclinó y tomó <strong>la</strong> mano de Hari. Al notar su turbación (Después de todo él estaba en<br />

cama), <strong>la</strong> soltó.<br />

—Hari, ¿qué ocurrió? Yo estaba tan asustada...<br />

—Tengo que hacerte una confesión —dijo Seldon.<br />

—¿De qué se trata Hari?<br />

—Pensé que quizá formabas parte de una conspiración...<br />

—-¿Una conspiración? —repitió el<strong>la</strong> con vehemencia.<br />

—Quiero decir, para hacerme subir a Arriba, donde me encontraría fuera de <strong>la</strong> jurisdicción

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!