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09. Preludio a la Fundación

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

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Era una pequeña mancha oscura, destacándose sobre el gris. Fuera lo que fuese, parecía<br />

desp<strong>la</strong>zarse como si tratara de orientarse antes de que <strong>la</strong>s nubes aumentaran <strong>la</strong> oscuridad De<br />

súbito, y sin saber <strong>la</strong> causa, pensó: «Van en mi busca.»<br />

Casi antes de que pudiera decidir una línea de acción, ya se había decidido. Corrió con<br />

verdadera desesperación a lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong> depresión, hacia los árboles y, entonces, para llegar<br />

más deprisa, torció a <strong>la</strong> izquierda, corrió hacia una cúpu<strong>la</strong> baja, pisando matas secas de helechos,<br />

además de matas de espino cubiertas de bayas de un rojo bril<strong>la</strong>nte.<br />

24<br />

Seldon se detuvo, jadeante, junto a un árbol. Se arrimó a él, abrazándolo. Vigiló el objeto<br />

vo<strong>la</strong>dor por si volvía a aparecer de forma que él pudiera retroceder junto al árbol y ocultarse<br />

detrás, como una ardil<strong>la</strong>.<br />

El árbol estaba frío, su corteza era áspera, no resultaba cómodo..., pero ofrecía abrigo. Desde<br />

luego, podía ser insuficiente si le buscaban con un detector de calor. Por el contrario, el<br />

tronco he<strong>la</strong>do del árbol podía superar el calor.<br />

Bajo sus pies, <strong>la</strong> tierra aparecía apisonada. Incluso en ese momento, tratando de ocultarse, de<br />

hacer esfuerzos por ver a su perseguidor sin que éste lo descubriera, no podía evitar preguntarse<br />

qué profundidad tendría <strong>la</strong> tierra, cuánto tiempo habría tardado en acumu<strong>la</strong>rse, cuántas cúpu<strong>la</strong>s<br />

de <strong>la</strong>s áreas más cálidas de Trantor llevaban bosques sobre sus lomos y si los árboles estaban<br />

siempre confinados a <strong>la</strong>s depresiones entre cúpu<strong>la</strong>s, dejando <strong>la</strong>s regiones más altas para el<br />

musgo, <strong>la</strong> hierba y el rastrojo.<br />

Volvió a verlo. No era una hipernave, ni siquiera un pequeño reactor corriente. Era un mini-jet.<br />

.Podía distinguir el vago resp<strong>la</strong>ndor de <strong>la</strong>s co<strong>la</strong>s de iones saliendo de los vértices de un<br />

hexágono, neutralizando el tirón gravitatorio y permitiendo que <strong>la</strong>s a<strong>la</strong>s lo mantuvieran en el aire<br />

como un gran pájaro que p<strong>la</strong>neara. Se trataba de un vehículo que podía flotar mientras exploraba<br />

un terreno p<strong>la</strong>netario.<br />

Las nubes fueron <strong>la</strong>s que lo salvaron. Incluso si empleaban detectores de calor, esto sólo indicaría<br />

que había gente abajo. El mini-jet podía intentar un descenso en picado por debajo del techo<br />

de nubes antes de que averiguara cuántos seres humanos había y si alguno de ellos podía ser<br />

<strong>la</strong> persona determinada que <strong>la</strong> gente de a bordo andaba buscando.<br />

El aparato se hal<strong>la</strong>ba más cerca y tampoco podía ocultarse de él. El ruido de su motor lo<br />

denunciaba, y no lo apagarían, por lo menos mientras continuaban su búsqueda. Seldon conocía los<br />

mini-jets porque en Helicón, o en cualquier otro mundo no cupu<strong>la</strong>do, con cielos despejados de<br />

vez en cuando, era corriente verlos, ya que muchos de ellos eran de propiedad particu<strong>la</strong>r.<br />

¿Qué posible utilidad le darían a los mini-jets en Trantor, con toda <strong>la</strong> vida humana bajo<br />

cúpu<strong>la</strong>s, con un techo de nubes casi perpetuas, muy bajo..., excepto por algunas naves<br />

gubernamentales diseñadas para estos fines? ¿Apoderarse de una persona buscada que había<br />

sido atraída arriba de <strong>la</strong>s cúpu<strong>la</strong>s?<br />

¿Y por qué no? Las fuerzas gubernamentales no podían entrar en el terreno de <strong>la</strong> Universidad, pero<br />

Seldon no se hal<strong>la</strong>ba allí en esos momentos. Se encontraba Arriba, sobre <strong>la</strong>s cúpu<strong>la</strong>s, <strong>la</strong>s cuales<br />

quizá se encontraran fuera de <strong>la</strong> jurisdicción de cualquier Gobierno local. Un vehículo Imperial<br />

podía tener todo el derecho a posarse en cualquier parte de <strong>la</strong>s cúpu<strong>la</strong>s en cuestión y llevarse a<br />

quienquiera que encontraran sobre el<strong>la</strong>s. Hummin no le había advertido de ese detalle; tal vez ni<br />

siquiera se le había ocurrido pensar en él.<br />

El mini estaba mucho más cerca ahora, rastreando como una bestia ciega que olfatea su presa.<br />

¿Se les ocurriría buscar entre aquel grupo de árboles? ¿Aterrizarían y enviarían a uno o dos<br />

soldados armados para dar una batida por el bosquecillo?<br />

De hacerlo así, ¿cómo defenderse? No iba armado y toda su agilidad resultaría ineficaz contra el<br />

espantoso dolor de un látigo neurónico.<br />

Mas no intentaba aterrizar. O no habían pensado en lo que significaban los árboles, o...<br />

O bien...<br />

De pronto, se le ocurrió otra idea. ¿Y si no se trataba de una nave de persecución? Tal vez<br />

formaba parte del equipo meteorológico. Era casi seguro que los meteorólogos querían estudiar<br />

<strong>la</strong>s altas capas de <strong>la</strong> atmósfera.<br />

¿No estaría comportándose como un imbécil al ocultarse?<br />

El cielo iba oscureciéndose cada vez más. ¿Se veían <strong>la</strong>s nubes más densas, o, lo que era más<br />

probable, estaba anocheciendo?

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