24.06.2015 Views

09. Preludio a la Fundación

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

difícil y, en cierto modo, más radical que <strong>la</strong> psicohistoria. Puede que también yo fracase, pero hay<br />

más probabilidades de éxito si tenemos dos caminos abiertos, que si sólo hubiera uno.<br />

«¡Acepta mi consejo, Hari!. Si llega el momento en que encuentras algún dispositivo que pueda<br />

actuar en evitación de que ocurra lo peor, intenta ver si puedes encontrar dos, de esa forma, si<br />

uno fal<strong>la</strong>, el otro puede seguir. El Imperio debe ser afianzado o reconstruido sobre una nueva<br />

fundación. Procura, si te es posible, que haya dos, será mucho mejor que uno.<br />

«Ahora, debo regresar a mi trabajo habitual y tú debes volver al tuyo. No temas, nos<br />

ocuparemos de ti.<br />

Con una última inclinación, se levantó y salió.<br />

Seldon miró cómo se alejaba y dijo en un murmullo:<br />

—Primero, debo hab<strong>la</strong>r con Dors.<br />

94<br />

—El pa<strong>la</strong>cio está vacío —dijo Dors—. Rashelle no va a ser maltratada. Y tú regresarás al<br />

Sector Imperial, Hari.<br />

—¿Y tú, Dors? —preguntó Seldon con un nudo en <strong>la</strong> garganta.<br />

—Supongo que volveré a <strong>la</strong> Universidad. Mi trabajo ha sido abandonado, mis c<strong>la</strong>ses olvidadas.<br />

—No, Dors. Tú tienes una tarea más importante.<br />

—¿Cuál?<br />

—Psicohistoria. Yo no puedo emprender esa tarea sin ti.<br />

—C<strong>la</strong>ro que puedes; yo soy una analfabeta absoluta en Matemáticas.<br />

—Y yo en Historia..., y necesitamos ambas cosas.<br />

Dors se echó a reír.<br />

—Sospecho que, como matemático, eres único. Yo, como historiadora, soy del montón, nada<br />

sobresaliente. Encontrarás infinidad de historiadores que encajarán en tus necesidades de<br />

psicohistoria mejor que yo.<br />

—En ese caso, Dors, déjame explicarte que <strong>la</strong> psicohistoria necesita algo más que un matemático y<br />

una historiadora. También necesita <strong>la</strong> voluntad de sumirse en lo que, tal vez, puede ser el<br />

problema de toda una vida. Sin ti, Dors, esa voluntad me faltará.<br />

—C<strong>la</strong>ro que <strong>la</strong> tendrás.<br />

—Dors, si tú no estás conmigo, no me propongo tener<strong>la</strong>.<br />

Dors lo miró, pensativa.<br />

—Ésta es una discusión absurda, Hari. Hummin, indudablemente, será quien decida. Si me manda<br />

a <strong>la</strong> Universidad...<br />

—No lo hará.<br />

—¿Cómo puedes estar tan seguro?<br />

—Porque se lo p<strong>la</strong>ntearé sinceramente: si te devuelve a <strong>la</strong> Universidad, yo volveré a<br />

Helicón, y que el Imperio se vaya al garete, si quiere.<br />

—¡No lo dirás en serio!<br />

—¡Por supuesto que sí!<br />

—¿No te das cuenta de que Hummin puede hacer que tus sentimientos cambien de modo que<br />

te pongas a trabajar en <strong>la</strong> psicohistoria..., incluso sin mí?<br />

Seldon sacudió <strong>la</strong> cabeza.<br />

—Hummin no tomará semejante decisión arbitraria. He hab<strong>la</strong>do con él. No se atreve a tocar<br />

demasiado <strong>la</strong> mente humana porque está sometido a lo que él l<strong>la</strong>ma <strong>la</strong>s Leyes de <strong>la</strong> Robótica.<br />

Modificar mi mente al extremo de que no te quiera conmigo, Dors, sería un cambio al que no<br />

puede arriesgarse. Por el contrario, si me deja en paz y si tú co<strong>la</strong>boras en el proyecto, obtendrá<br />

lo que quiera...: una auténtica oportunidad de psicohistoria. ¿Por qué no conformarse?<br />

—Puede no estar de acuerdo, por razones propias.<br />

—¿Y por qué no? Él te pidió que me protegieras, Dors. ¿Ha cance<strong>la</strong>do, acaso, esa petición?<br />

—No.<br />

—Entonces, eso quiere decir que debes continuar con tu protección. Y yo quiero tu protección.<br />

—¿Contra qué? Ahora cuentas con <strong>la</strong> protección de Hummin, tanto como Demerzel, como<br />

Daneel, y seguro que no necesitas más.<br />

—Si tuviera <strong>la</strong> protección de cada persona y de cada fuerza de <strong>la</strong> Ga<strong>la</strong>xia, seguiría necesitando<br />

<strong>la</strong> tuya.<br />

—Entonces, no me quieres para <strong>la</strong> psicohistoria. Me quieres para protegerte.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!