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09. Preludio a la Fundación

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

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poner rápidamente en marcha a cuatrillones de gente. Existe una inercia social y psicológica,<br />

así como una inercia física. Y, mostrándose a descubierto, no haría sino alertar a Demerzel.<br />

—Entonces, ¿qué está haciendo?<br />

—Sospecho que <strong>la</strong> información sobre ti (debidamente exagerada y glorificada) es servida a unos<br />

pocos importantes: a los virreyes de Sectores, almirantes de <strong>la</strong>s flotas, esas personas<br />

influyentes por <strong>la</strong>s que el<strong>la</strong> se cree mirada con estimación..., o que miran malignamente al<br />

Emperador. Un centenar, más o menos, de los que pueda fiarse lograran causar confusión entre<br />

los leales el tiempo necesario para que Rashelle I se permita montar su Nuevo Orden con <strong>la</strong><br />

suficiente firmeza para resistir cualquier oposición que pudiera surgir. Por lo menos, así es<br />

como creo que el<strong>la</strong> razona.<br />

—Entretanto, nada sabemos de Hummin.<br />

—Pero tengo <strong>la</strong> seguridad de que estará haciendo algo. Esto es demasiado importante para<br />

ignorarlo.<br />

—¿No has pensado que pudiera estar muerto?<br />

—Es una posibilidad, pero no lo creo. Si lo estuviera, me habría llegado <strong>la</strong> noticia.<br />

—¿Aquí?<br />

—Incluso aquí.<br />

Seldon levantó <strong>la</strong>s cejas, pero no dijo nada.<br />

Raych volvió a última hora de <strong>la</strong> tarde, feliz y excitado, con descripciones de monos y de seres<br />

bakarianos, y acaparó <strong>la</strong> conversación durante toda <strong>la</strong> cena.<br />

Sólo después, cuando ya estuvieron en sus habitaciones, Dors preguntó:<br />

—Ahora, cuéntame lo que ocurrió con <strong>la</strong> Señora Alcaldesa, Raych. Dime todo lo que hizo o dijo<br />

que tú creas que debemos saber.<br />

—Una cosa... —exc<strong>la</strong>mó Raych, iluminándosele el rostro—, y apuesto a que por eso no ha<br />

venido a cenar.<br />

—¿Qué cosa?<br />

—El zoo estaba cerrado, excepto para nosotros. Había mucha gente... Rashelle y yo, y toda c<strong>la</strong>se<br />

de tíos de uniforme y mujeres muy elegantes y así. Entonces, un tío de uniforme..., un tío<br />

diferente, que no estaba allí antes, llegó hacia el final y dijo algo a Rashelle en voz baja, y el<strong>la</strong> se<br />

volvió a <strong>la</strong> gente y con <strong>la</strong> mano les indicó que no tenían que moverse, y <strong>la</strong> gente no lo hizo. Y se<br />

apartó un poco con ese tío nuevo, para hab<strong>la</strong>r con él y que nadie los oyera. Sólo que yo me<br />

hice el distraído, seguí mirando <strong>la</strong>s jau<strong>la</strong>s y me acerqué a Rashelle, así pude oír lo que decía:<br />

«¿Cómo se atreven?», preguntaba, como si estuviera furiosa. Y el tío de uniforme parecía<br />

nervioso. Yo sólo los veía de refilón porque figuraba que estaba contemp<strong>la</strong>ndo a los animales, así<br />

que lo más que oí fueron pa<strong>la</strong>bras sueltas. Él dijo que alguien, no me acuerdo del nombre, pero<br />

era un general o algo así. Dijo que ese general dijo a los oficiales que él había jurado<br />

religión al viejo, al padre de Rashelle...<br />

—Adhesión —le corrigió Dors.<br />

—Algo así, y que ellos estaban nerviosos por hacer lo que <strong>la</strong> mujer decía. Dijo que querían al<br />

viejo, o nada. Que si estaba demasiado enfermo para ser Alcalde, buscaran a otro, pero que<br />

no querían a una mujer.<br />

—¿No una mujer? ¿Estás seguro?<br />

—Eso es lo que él dijo. Se lo contó en un murmullo. Estaba muy nervioso, y el<strong>la</strong> tan furiosa, que<br />

casi no podía hab<strong>la</strong>r. Entonces el<strong>la</strong> gritó: «Me lo cargaré.» Mañana todos le jurarán fidelidad y<br />

el que se niegue, sea quien sea, «lo <strong>la</strong>mentará antes de que haya pasado una hora». Es<br />

exactamente lo que el<strong>la</strong> dijo. Y se acabó el paseo, y volvimos todos, y no volvió a hab<strong>la</strong>rme en todo<br />

el tiempo. Permaneció sentada, enfadada y furiosa.<br />

—Bien —dijo Dors—. No le cuentes esto a nadie, Raych.<br />

—C<strong>la</strong>ro que no. ¿Es lo que usted quería?<br />

—Precisamente, lo que yo quería. Lo has hecho muy bien, Raych. Ahora, vete a tu cuarto y<br />

olvídate de todo. Ni siquiera pienses en ello.<br />

Una vez Raych hubo salido, Dors se volvió hacia Seldon.<br />

—Muy interesante —comentó el<strong>la</strong>—. Las hijas han sucedido a los padres, o a <strong>la</strong>s madres, y han<br />

sido alcaldesas u otros cargos importantes en diferentes ocasiones. Ha habido Emperatrices<br />

reinantes, como indudablemente sabes, y no recuerdo que en toda <strong>la</strong> Historia se haya<br />

cuestionado nunca si <strong>la</strong>s servían o no. Y eso me hace pensar, ¿por qué, precisamente ahora,<br />

en Wye, surge el problema?

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