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09. Preludio a la Fundación

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

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apoderarse del Imperio en un día. Sólo precisaba que le confirmaran <strong>la</strong> seguridad después de <strong>la</strong><br />

victoria.<br />

—Algo que no puede tener —observó Dors.<br />

—Algo que tuvimos en el momento en que oímos al doctor Seldon en su comunicación en <strong>la</strong><br />

Convención Decenal. Al instante comprendí que eso era lo que necesitábamos. Mi padre es<br />

demasiado viejo para ver el significado. Pero, cuando se lo expliqué, él lo vio también y fue<br />

entonces cuando, de manera oficial, él me traspasó sus poderes. Así que de ti depende, Hari, que<br />

yo tenga este cargo, y a ti deberé mi superior posición en el futuro.<br />

—Le estoy diciendo que no se puede... —empezó Seldon, molesto.<br />

—No importa lo que se pueda o no se pueda hacer. Lo que en realidad importa es lo que <strong>la</strong><br />

gente crea o no crea que puede hacerse. Ellos te creerán, Hari, cuando les expliques que <strong>la</strong><br />

predicción prehistórica es que Trantor puede autogobernarse y <strong>la</strong>s provincias transformarse en<br />

reinos que, juntos, vivirán en paz.<br />

—No haré semejante predicción —dijo Seldon— en ausencia de <strong>la</strong> verdadera psicohistoria. No<br />

quiero hacer de char<strong>la</strong>tán. Si usted desea algo como eso, dígaselo usted.<br />

—Hari, a mí no querrán creerme. Es a ti a quien creerán: al gran matemático. ¿Por qué no<br />

darles gusto?<br />

—Resulta que también el Emperador quiso utilizarme como fuente de útiles profecías a su<br />

servicio. Y me negué a hacerlo para él, ¿cómo cree que puedo aceptar hacerlo por usted?<br />

Rashelle guardó silencio durante unos instantes, y cuando habló de nuevo, su voz había perdido su<br />

intensa excitación, volviéndose casi suplicante.<br />

—Hari —dijo el<strong>la</strong>—, piensa un poco en <strong>la</strong> diferencia entre Cleon y yo. Lo que, indudablemente,<br />

Cleon quería de ti era propaganda para conservar su trono. Sería una tontería dárse<strong>la</strong> porque<br />

el trono no puede conservarse. ¿No sabes que el Imperio Galáctico está en plena decadencia,<br />

que no puede durar mucho más? El propio Trantor se está arruinando a causa del peso, cada<br />

vez mayor, de <strong>la</strong> administración de veinticinco millones de mundos. Lo que tenemos ante<br />

nosotros es dolor y guerra civil, no importa lo que tú hagas por Cleon.<br />

—He oído decir algo parecido a eso. Tal vez sea cierto, pero, ¿qué nos queda entonces? —<br />

murmuró Seldon.<br />

—Ayudar a romperlo en fragmentos sin ninguna guerra. Ayúdame a quedarme con Trantor.<br />

Ayúdame a establecer un Gobierno fuerte sobre un reino lo bastante pequeño para que sea<br />

gobernado con eficacia. Déjame liberar al resto de <strong>la</strong> Ga<strong>la</strong>xia, que cada porción siga su camino<br />

según sus costumbres y cultura propias. La Ga<strong>la</strong>xia se transformará de nuevo en un todo que<br />

volverá a trabajar a través de <strong>la</strong>s agencias de comercio libres, de turismo, y de comunicaciones, y<br />

el destino de sumirse en el desastre bajo el mandato actual, que apenas lo mantiene unido,<br />

podrá evitarse. En realidad, mi ambición es moderada; un mundo, no millones; paz, nada de<br />

guerra; libertad, no esc<strong>la</strong>vitud. Piensa en todo y ayúdame.<br />

—¿Por qué iba <strong>la</strong> Ga<strong>la</strong>xia a creerme a mí, más de lo que <strong>la</strong> creen a usted? —preguntó Seldon—. No<br />

me conocen, ¿y quiénes de nuestros comandantes de <strong>la</strong> flota se impresionarán por <strong>la</strong> mera<br />

pa<strong>la</strong>bra «psicohistoria»?<br />

—No serás creído ahora, pero yo no pido una acción ahora. La Casa de Wye, que ha esperado<br />

mil<strong>la</strong>res de años, puede muy bien esperar mil<strong>la</strong>res de días más. Coopera conmigo y haré que tu<br />

nombre sea famoso. Te prometo que <strong>la</strong> psicohistoria resp<strong>la</strong>ndecerá en todos los mundos y, a su<br />

debido tiempo, cuando yo juzgue que el movimiento está en su momento electo, pronunciarás<br />

tu predicción y daremos el golpe. Entonces, en un punto de <strong>la</strong> historia, <strong>la</strong> Ga<strong>la</strong>xia existirá<br />

bajo un Nuevo Orden que <strong>la</strong> hará estable y feliz por eones. Vamos, Hari, ¿cómo puedes<br />

negarte?

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