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09. Preludio a la Fundación

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

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—Yo creo que él puede hacer cualquier cosa.<br />

—Lo conozco mejor que tú, desde hace más tiempo, y no puedo creerlo.<br />

—No le subestimes —sonrió Seldon. Y, como si no quisiera seguir con el tema, se volvió a Davan—<br />

. ¿Cómo ha podido encontrarnos? —preguntó—. Raych nos dijo que no conocía este lugar.<br />

—¡No lo conoce! —protestó Raych, indignado—. Esto es todo mío. Yo lo encontré.<br />

—Jamás he estado antes aquí —aseguró Davan mirando a su alrededor—. Es un sitio<br />

interesante. Raych es una criatura de los pasadizos, perfectamente a sus anchas en este<br />

<strong>la</strong>berinto.<br />

—Sí, Davan, eso es lo que hemos deducido. Pero, ¿cómo nos ha encontrado usted?<br />

—Con un indicador de calor. Tengo un aparato que detecta radiaciones infrarrojas, <strong>la</strong> huel<strong>la</strong><br />

termal que se produce a treinta y siete grados Celsius. Reaccionará en presencia de seres<br />

humanos y no ante otras fuentes de calor. Ha reaccionado ante ustedes tres.<br />

Dors frunció el ceño.<br />

—¿De qué sirve eso en Trantor, donde hay seres humanos por todas partes? Los tienen en otros<br />

mundos, pero...<br />

—Pero no en Trantor, ya lo sé. Sin embargo, son útiles en los barrios bajos, en los pasadizos<br />

olvidados, en los abandonados, y en los caminos.<br />

—¿Dónde lo consiguió? —preguntó Seldon.<br />

—Basta con que lo tenga —contestó Davan—. Pero tenemos que sacarle de aquí, doctor Seldon.<br />

Demasiada gente le está buscando y yo quiero que sea mi poderoso amigo quien le tenga a usted.<br />

—¿Y dónde se hal<strong>la</strong> ese poderoso amigo suyo?<br />

—Viene hacia acá. Por lo menos, una nueva fuente de treinta y siete grados está siendo registrada<br />

y no creo que pueda ser nadie más.<br />

El recién llegado cruzó <strong>la</strong> entrada, mas <strong>la</strong> alegre exc<strong>la</strong>mación de Seldon murió en sus <strong>la</strong>bios. No se<br />

trataba de Chetter Hummin.

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