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09. Preludio a la Fundación

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

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Después, miró a los siete restantes que seguían allí, de píe, contemplándo<strong>la</strong> con aterrorizada<br />

fascinación.<br />

—¿Quién de vosotros le <strong>la</strong>nzó <strong>la</strong> navaja?<br />

Silencio.<br />

—No me importa. Venid de uno en uno o todos a <strong>la</strong> vez, pero tened en cuenta que, a cada<br />

navajazo, uno morirá.<br />

De común acuerdo, los siete dieron media vuelta y se alejaron.<br />

Dors enarcó <strong>la</strong>s cejas.<br />

—Esta vez, por lo menos, Hummin no puede quejarse de que no te haya protegido —dijo a<br />

Seldon.<br />

—Aún no me puedo creer lo que he visto. Ignoraba que supieras hacer algo así..., o hab<strong>la</strong>r así.<br />

Dors se limitó a sonreír.<br />

—También tú tienes tus talentos. Hacemos una buena pareja. Venga, recoge todas tus navajas y<br />

guárda<strong>la</strong>s en tu bolsa. Creo que <strong>la</strong> noticia correrá a toda velocidad y podremos salir de<br />

Billibotton sin temor a que nos lo impidan.<br />

Y estaba en lo cierto.

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