te caigan de <strong>la</strong>s manos, ¿eh? —Y yo no quiero matarte —respondió Dors—. Haré cuanto pueda para evitarlo. En todo caso, os pongo a todos por testigos: si llego a matarle, sólo lo haré para proteger a mi amigo, a lo que estoy obligada por mi honor. Marrón simuló estar aterrorizado. —¡Oh, por favor, no me mates, pequeña dama! —Y se echó a reír, coreado por los demás dahlitas presentes. Marrón se <strong>la</strong>nzó con <strong>la</strong> navaja, mas no dio en el b<strong>la</strong>nco. Volvió a intentarlo de nuevo, y luego una tercera vez, pero Dors ni se había movido siquiera. No hizo el menor intento de parar cualquier golpe que no fuera realmente dirigido contra el<strong>la</strong>. La expresión de Marrón se ensombreció. Intentaba provocar su pánico y hacer que reaccionara, pero lo único que conseguía era parecer ineficaz. El ataque siguiente fue dirigido directamente contra el<strong>la</strong>. La hoja izquierda de Dors <strong>la</strong>nzó un destello y le pegó con tal fuerza que le desvió el brazo. Con <strong>la</strong> hoja de su mano derecha entró hacia el cuerpo y le cortó <strong>la</strong> camisa en diagonal. Una línea sanguinolenta marcó <strong>la</strong> oscura piel del pecho. Marrón se miró, impresionado, al oír el respingo de los sorprendidos espectadores. Seldon notó que <strong>la</strong> presión en sus brazos se aflojaba al comprender, los dos que lo sujetaban, que <strong>la</strong> pelea era una lucha ligeramente distinta de lo que ellos habían esperado. Él se tensó. Marrón volvió a <strong>la</strong>nzarse y, esa vez, su mano izquierda avanzó con <strong>la</strong> intención de sujetar <strong>la</strong> muñeca derecha de Dors. Ésta, de nuevo, con su navaja de <strong>la</strong> izquierda, paró al otro y le mantuvo <strong>la</strong> navaja inmóvil, mientras que su mano derecha le retorcía ágilmente y bajaba en el instante en que <strong>la</strong> mano izquierda de Marrón se cerraba sobre el<strong>la</strong>. Pero no le agarró <strong>la</strong> mano, sino <strong>la</strong> hoja de <strong>la</strong> navaja, y cuando abrió <strong>la</strong> mano, una línea sangrienta apareció en <strong>la</strong> palma. Dors dio un salto atrás y Marrón, consciente de <strong>la</strong> sangre en el pecho y en <strong>la</strong> mano, rugió medio ahogándose: —¡Que alguien me tire otra navaja! Hubo cierta vaci<strong>la</strong>ción hasta que uno de los mirones le <strong>la</strong>nzó su propia navaja por lo bajo. Marrón quiso coger<strong>la</strong>, pero Dors fue más rápida. La hoja de su mano derecha golpeó <strong>la</strong> navaja <strong>la</strong>nzada y <strong>la</strong> proyectó hacia atrás, haciéndo<strong>la</strong> girar en el aire. Seldon sintió que <strong>la</strong> presión se aflojaba aún más. De repente, alzó los brazos en alto y ade<strong>la</strong>nte, y se vio libre. Sus dos guardianes se volvieron de nuevo hacia él con un grito, pero a uno le pegó un rodil<strong>la</strong>zo en <strong>la</strong> ingle y al otro un derechazo en el plexo so<strong>la</strong>r. Ambos rodaron por el suelo. Se arrodilló para quitarles <strong>la</strong>s navajas a ambos y se puso en pie doblemente armado, como Dors. Pero, al contrario que el<strong>la</strong>, no sabía manejar<strong>la</strong>s, aunque comprendió que los dahlitas no se darían cuenta. —Sólo mantenlos a raya, Hari —ordenó Dors—. No ataques aún... Marrón, mi nuevo golpe no va a ser un arañazo. Marrón, cegado por <strong>la</strong> ira, rugió incoherente, y atacó a ciegas, tratando de dominar a su enemiga por sólo pura energía cinética. Dors saltó hacia un <strong>la</strong>do, se agachó y pasó por debajo del brazo derecho de Marrón. Le dio un puntapié en el tobillo derecho, y el hombrón se derrumbó al tiempo que <strong>la</strong> navaja se le escapaba de entre <strong>la</strong>s manos. Entonces, Dors se arrodilló y le apoyó <strong>la</strong> punta de una hoja contra <strong>la</strong> nuca y <strong>la</strong> otra contra <strong>la</strong> garganta. —¡Ríndete! —ordenó. Con otro rugido, Marrón <strong>la</strong> golpeó con el brazo, <strong>la</strong> hizo a un <strong>la</strong>do de un empellón y trató de ponerse en pie. Aún no estaba incorporado, cuando Dors se le echó encima, bajó <strong>la</strong> navaja y le cortó una parte del bigote. Esta vez, él <strong>la</strong>nzó un aullido de animal herido, sujetándose el rostro con <strong>la</strong> mano. Al apartar<strong>la</strong>, chorreaba sangre. —No volverá a crecerte, Marrón —gritó Dors—. Con el bigote me he llevado parte del <strong>la</strong>bio. Atácame una vez más y eres hombre muerto. Esperó, pero Marrón ya había tenido bastante. Se alejó, tambaleándose, gimiendo, dejando un rastro de sangre tras de sí. Dors se volvió hacia los otros. Los dos que Seldon había derribado seguían en el suelo, desarmados y reacios a levantarse. Se inclinó hacia ellos, les cortó los cinturones con una de <strong>la</strong>s navajas y les rasgó los pantalones. —Así tendréis que sujetároslos mientras vais andando —les dijo.
Después, miró a los siete restantes que seguían allí, de píe, contemplándo<strong>la</strong> con aterrorizada fascinación. —¿Quién de vosotros le <strong>la</strong>nzó <strong>la</strong> navaja? Silencio. —No me importa. Venid de uno en uno o todos a <strong>la</strong> vez, pero tened en cuenta que, a cada navajazo, uno morirá. De común acuerdo, los siete dieron media vuelta y se alejaron. Dors enarcó <strong>la</strong>s cejas. —Esta vez, por lo menos, Hummin no puede quejarse de que no te haya protegido —dijo a Seldon. —Aún no me puedo creer lo que he visto. Ignoraba que supieras hacer algo así..., o hab<strong>la</strong>r así. Dors se limitó a sonreír. —También tú tienes tus talentos. Hacemos una buena pareja. Venga, recoge todas tus navajas y guárda<strong>la</strong>s en tu bolsa. Creo que <strong>la</strong> noticia correrá a toda velocidad y podremos salir de Billibotton sin temor a que nos lo impidan. Y estaba en lo cierto.
- Page 2 and 3:
I S A A C Preludio a la Fundacion
- Page 4 and 5:
Título original: PRELUDE TO FOUNDA
- Page 6 and 7:
MATEMÁTICO CLEON I. — ... El úl
- Page 8 and 9:
parques, había pasado también a u
- Page 10 and 11:
volvió, y se plantó delante del t
- Page 12 and 13:
—Sire, casi os habéis enfadado
- Page 14 and 15:
Estudió al hombre. Era alto, de an
- Page 16 and 17:
HUIDA TRANTOR. — ...La capital de
- Page 18 and 19:
—No me daban miedo. No son más q
- Page 20 and 21:
Aunque algunos mundos se encuentren
- Page 22 and 23:
podríamos considerar el nivel del
- Page 24 and 25:
similar a un tablero de ajedrez. Hu
- Page 26 and 27:
LA UNIVERSIDAD UNIVERSIDAD DE STREE
- Page 28 and 29:
parte de Trantor. Y no te hará da
- Page 30 and 31:
Y como Seldon había intuido lo que
- Page 32 and 33:
—Allí está —dijo, señalando.
- Page 34 and 35:
LA BIBLIOTECA VENABILI, DORS. — .
- Page 36 and 37:
Tu conoces este mundo. Yo no. —Es
- Page 38 and 39:
devolverme después el dinero... Y
- Page 40 and 41:
Universidad —dijo para enfocar su
- Page 42 and 43:
19 Cleon I había terminado la cena
- Page 44 and 45:
20 Hari Seldon se recostó en el si
- Page 46 and 47:
ARRIBA TRANTOR. —... Casi nunca h
- Page 48 and 49:
—No puedes ver nada en unas pocas
- Page 50 and 51:
Se llevaban un carro de instrumento
- Page 52 and 53:
una cúpula chata y cuando dirigió
- Page 54 and 55:
Era una pequeña mancha oscura, des
- Page 56 and 57:
Claro que podía haber más de una
- Page 58 and 59:
SALVAMENTO LEGGEN, JENARR. — ...
- Page 60 and 61:
—Tengo una cita para cenar. —¡
- Page 62 and 63:
—Pero el crimen, no —declaró D
- Page 64 and 65:
universitaria y, por tanto, expuest
- Page 66 and 67:
—¿Y si no informan? —Entonces,
- Page 68 and 69:
—Como te he dicho, Hummin, me has
- Page 70 and 71:
el doctor Leggen mencionó como pos
- Page 72 and 73:
—A decir verdad —interpuso Humm
- Page 74 and 75:
—Sí, pero lo que yo digo, Dors,
- Page 76 and 77:
Entraron en un coche del expreso y
- Page 78 and 79:
EL AMO DEL SOL AMO DEL SOL CATORCE.
- Page 80 and 81:
de verdadera luz solar. Cuando estu
- Page 82 and 83:
—Por la depilación —declaró e
- Page 84 and 85:
mayorcitos para superarlo... No soy
- Page 86 and 87:
decir que no se le podía molestar.
- Page 88 and 89:
fuerais explicando todo con exactit
- Page 90 and 91:
—La excusa habitual —murmuró D
- Page 92 and 93:
una religión tiene un libro, o lib
- Page 94 and 95:
acompañarle en su visita a las mic
- Page 96 and 97:
sencillo como limpiar el equipo...;
- Page 98 and 99:
La mujer continuó mirándole fijam
- Page 100 and 101:
Pero si Mycogen no tiene una religi
- Page 102 and 103:
Cuarenta y Tres volvió a llevarse
- Page 104 and 105:
el Sector de Jennat, donde pasé un
- Page 106 and 107:
—Entra —respondió él, ausente
- Page 108 and 109: —Oh, no. Míralo de esta forma. S
- Page 110 and 111: Sacratorium es como se llama al edi
- Page 112 and 113: —Entonces, lee lo que dice. —Es
- Page 114 and 115: —Es precioso —exclamó el mycog
- Page 116 and 117: —¿Lo sabes? ¿Cómo lo sabes?
- Page 118 and 119: 54 Fue durante el desayuno del día
- Page 120 and 121: también, a mi medida. —¿No les
- Page 122 and 123: AERIE 1 ROBOT. — ... Un término
- Page 124 and 125: En voz baja, que Seldon casi no pod
- Page 126 and 127: Ésta cedió con silenciosa rapidez
- Page 128 and 129: insistencia. Sin embargo, vosotros
- Page 130 and 131: puedo... pasarlo por alto..., una v
- Page 132 and 133: Éste se lo explicó, y Hummin perm
- Page 134 and 135: HOYOS DE CALOR AMARYL, YUGO. —...
- Page 136 and 137: —¡Déjate de títulos! ¿Se neg
- Page 138 and 139: galáctica. —Y yo estoy seguro de
- Page 140 and 141: tardarían en encenderse. La temper
- Page 142 and 143: se desmandarían. Los inspectores f
- Page 144 and 145: piernas. —Bien, joven, ¿para qu
- Page 146 and 147: imposible creer que exista ese inse
- Page 148 and 149: BILLIBOTTON DAHL. -— ... Curiosam
- Page 150 and 151: sentido. —¿Habla alguna vez de T
- Page 152 and 153: —Sí. Si se trata de utilizarla,
- Page 154 and 155: —Vamos, Raych. Aprendes a leer y
- Page 156 and 157: —No del todo, Mamá Rittah —dij
- Page 160 and 161: A CUBIERTO DAVAN. — ... En los d
- Page 162 and 163: le sonreirán y se asegurarán de n
- Page 164 and 165: adoptó una postura—. Les doy mi
- Page 166 and 167: —Sólo me cabe suponer —observ
- Page 168 and 169: comida. Un fuerte olor a cebolla pe
- Page 170 and 171: OFICIALES RAYCH. — ... Según Har
- Page 172 and 173: dos eran delgados y vestían ropas
- Page 174 and 175: —No hubo crimen, oficial. Compré
- Page 176 and 177: Salieron apresuradamente del aparta
- Page 178 and 179: —En este caso —murmuró Seldon
- Page 180 and 181: WYE WYE. — ... Un Sector de la ci
- Page 182 and 183: —Me mandan hacerlo, especie de...
- Page 184 and 185: con tiras de piedra rosada. Era una
- Page 186 and 187: cuando el incidente de Arriba. —Q
- Page 188 and 189: entendáis bien. —No se nos ha oc
- Page 190 and 191: apoderarse del Imperio en un día.
- Page 192 and 193: Seldon frunció el ceño. —No ten
- Page 194 and 195: poner rápidamente en marcha a cuat
- Page 196 and 197: cooperaran con el Emperador, quien,
- Page 198 and 199: Hummin: —¿Quién es éste? —Ch
- Page 200 and 201: —No lo eres. Tu personificación
- Page 202 and 203: Tierra, fue un héroe, así que deb
- Page 204 and 205: mismo? —Así es. —Y, por consig
- Page 206 and 207: —Lo comprendo —dijo éste. —E
- Page 208 and 209:
—¡No! —exclamó Seldon, sombr