24.06.2015 Views

09. Preludio a la Fundación

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

HOYOS DE CALOR<br />

AMARYL, YUGO. —... Un matemático que, junto con el propio Hari Seldon, puede ser considerado<br />

altamente responsable de descubrir los de talles de <strong>la</strong> psicohistoria. Él-fue quien...<br />

... Sin embargo, <strong>la</strong>s condiciones bajo <strong>la</strong>s que empezó su vida son casi más dramáticas que sus<br />

logros matemáticos. Nacido en <strong>la</strong> más desesperada indigencia de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se baja de Dahl, un Sector<br />

del antiguo Trantor, pudo haber pasado su vida en <strong>la</strong> más absoluta oscuridad a no ser por el<br />

hecho de que Seldon, por puro accidente, lo encontró en el curso de...<br />

Enciclopedia Galáctica<br />

61<br />

El Emperador de toda <strong>la</strong> Ga<strong>la</strong>xia se sentía cansado, físicamente cansado. Le dolían los <strong>la</strong>bios<br />

debido a <strong>la</strong> amable sonrisa que había tenido que prender en su rostro a intervalos prudentes. Tenía<br />

el cuello tirante por haberlo inclinado tanto hacia un <strong>la</strong>do y hacia el otro en simu<strong>la</strong>do despliegue<br />

de interés. Sus oídos acusaban el haberse visto obligado a escuchar tanto. Todo su cuerpo<br />

palpitaba después de tanto levantarse y sentarse, y volverse, y tender <strong>la</strong> mano, y mover<br />

afirmativamente <strong>la</strong> cabeza.<br />

Y nada más fue un acto oficial en donde tenía que conocer alcaldes, virreyes y ministros, con sus<br />

respectivas mujeres o maridos, de aquí y de allá de Trantor, y (peor aún) de un punto y otro de<br />

<strong>la</strong> Ga<strong>la</strong>xia. Había cerca de mil personas, todas con trajes que iban de lo recargado a lo c<strong>la</strong>ramente<br />

foráneo, y había tenido que escuchar una babel de acentos diferentes, empeorados por el<br />

esfuerzo de hab<strong>la</strong>r el galáctico Imperial como se hab<strong>la</strong>ba en <strong>la</strong> Universidad Galáctica. Y lo peor<br />

de todo: había tenido que recordar evitar hacer promesas económicas, sustituyéndo<strong>la</strong>s por <strong>la</strong><br />

loción de pa<strong>la</strong>bras sin sustancia.<br />

Todo había sido grabado, imagen y sonido, con gran discreción, y Eto Demerzel lo revisaría<br />

después para ver si Cleon, Primero de ese Nombre, se había portado bien. Esto era, por<br />

supuesto, como el Emperador se lo p<strong>la</strong>nteaba para sí. Demerzel diría seguramente que se<br />

limitaba a recoger datos sobre reve<strong>la</strong>ciones no intencionadas por parte de los invitados. Y<br />

quizás era así.<br />

¡Afortunado Demerzel!<br />

Al Emperador no le estaba permitido abandonar el pa<strong>la</strong>cio ni su extenso parque, mientras que<br />

Demerzel podía recorrer <strong>la</strong> Ga<strong>la</strong>xia si así lo deseaba. El Emperador estaba siempre en<br />

evidencia, siempre accesible, siempre obligado a tratar con visitantes, desde los más importantes<br />

a los simplemente entrometidos. Demerzel permanecía en el anonimato, nunca se dejaba ver<br />

dentro del recinto del pa<strong>la</strong>cio. Simplemente, era un nombre que inspiraba miedo, una presencia<br />

invisible (y por ello más temida).<br />

El Emperador era el Hombre Interior, con todos los emblemas y gajes del poder. Demerzel era el<br />

Hombre Exterior, con nada evidente, ni siquiera un título formal, pero con los dedos y <strong>la</strong><br />

mente tanteándolo todo sin pedir recompensa por su incansable <strong>la</strong>bor, excepto una, <strong>la</strong> realidad del<br />

poder.<br />

Al Emperador le divertía, con una diversión algo macabra, pensar que en cualquier momento,<br />

sin previo aviso, con una excusa inventada o con ninguna, podía hacer arrestar a Demerzel,<br />

encarce<strong>la</strong>rle, exiliarle, torturarle o ejecutarle. Después de todo, en aquellos siglos de continua<br />

inquietud, el Emperador podía tener dificultades en ejercer su voluntad sobre los diversos<br />

p<strong>la</strong>netas del Imperio, incluso sobre los distintos Sectores de Trantor, con su chusma de ejecutivos<br />

y legis<strong>la</strong>turas locales con los que estaba obligado a litigar en un <strong>la</strong>berinto de decretos, protocolos,<br />

obligaciones, tratados y legalidad intereste<strong>la</strong>r en general..., pero, al menos, su poder seguía siendo<br />

absoluto sobre el pa<strong>la</strong>cio y sus tierras.<br />

No obstante, Cleon sabía que sus sueños de poder eran inútiles. Demerzel había servido a su padre y<br />

Cleon no recordaba una so<strong>la</strong> vez en que aquél no recurriera a Demerzel para todo. Demerzel era<br />

quien lo sabía todo, lo decidía todo, lo hacía todo. Y más aún, si algo salía mal, podía achacársele<br />

a Demerzel. El propio Emperador estaba por encima de toda crítica y no tenía nada que temer,<br />

excepto, por supuesto, golpes pa<strong>la</strong>ciegos y asesinato por parte de sus más queridos y<br />

allegados. Era para evitar eso, sobre todo por lo que él confiaba en Demerzel.<br />

El Emperador Cleon sintió un pequeño escalofrío ante <strong>la</strong> idea de prescindir de Demerzel. Había<br />

habido emperadores que gobernaron personalmente, con jefes de Estado Mayor sin talento, con<br />

incompetentes para los cargos desarrol<strong>la</strong>dos y los habían mantenido en su puesto. Esos

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!