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82 REVISTA ARGENTINA DE CARDIOLOGÍA / VOL 83 SUPLEMENTO 2 / JUNIO 2015<br />
Si bien resulta razonable pensar que este tipo de<br />
prótesis debería ofrecer beneficios en los pacientes con<br />
anillos pequeños y/o con disfunción ventricular izquierda,<br />
aún faltan estudios que confirmen esta suposición.<br />
Las válvulas stentless han demostrado una durabilidad<br />
a los 10 años similar a la comunicada para aquellas<br />
con stent. El deterioro estructural comienza en general<br />
luego de 8 años y es más frecuente en pacientes jóvenes<br />
(menores de 65 años), como para cualquier prótesis<br />
biológica. Los principales mecanismos de disfunción<br />
comunicados son el desgarro valvar, seguido de la calcificación<br />
y fibrosis y la dilatación progresiva de la raíz<br />
aórtica. Se requiere un tiempo mayor de seguimiento<br />
para sacar conclusiones respecto de la durabilidad a<br />
largo plazo de estas válvulas. (26, 30)<br />
En el mismo sentido que para la durabilidad, no<br />
hay datos que permitan asegurar con certeza que este<br />
tipo de prótesis confiera beneficios en términos de<br />
sobrevida alejada. (26)<br />
Homoinjertos aórticos criopreservados<br />
Los homoinjertos valvulares aórticos se obtienen de<br />
cadáveres humanos, dentro de las 24 horas del fallecimiento,<br />
como un bloque de tejido que comprende la<br />
aorta ascendente, la válvula aórtica, una porción del<br />
septum interventricular y la valva anterior mitral. Es<br />
tratado con antibióticos y criopreservado a -196 °C.<br />
El reemplazo valvular aórtico con homoinjertos fue<br />
introducido por Ross y Barrat-Boyes a principios de la<br />
década de los sesenta. En la actualidad existen protocolos<br />
estrictos de descontaminación, procesamiento y<br />
criopreservación.<br />
Las grandes virtudes de esta prótesis radican en<br />
su excelente perfil hemodinámico, su muy baja trombogenicidad,<br />
su resistencia a la infección y la falta de<br />
necesidad de anticoagulación. Los gradientes transvalvulares<br />
aórticos son similares a los de una válvula<br />
aórtica nativa. Es reconocida la resistencia intrínseca<br />
del homoinjerto a la infección, con una ausencia de<br />
endocarditis del 92-98% a los 10 años y del 83-95% a<br />
los 20 años y de eventos tromboembólicos del 89-100%<br />
a los 10 años y del 80-99% a los 20 años. (31)<br />
El principal motivo de preocupación es su durabilidad<br />
a largo plazo. En este sentido, se han identificado<br />
factores asociados con el desarrollo de disfunción del<br />
homoinjerto y con la necesidad de reoperación. La edad<br />
del receptor es aceptada como un factor para tener<br />
en cuenta. O’Brien y colaboradores comunicaron una<br />
libertad de reoperación global a los 20 años del 50%. El<br />
impacto de la edad del receptor es evidente; la libertad<br />
de reoperación a los 15 años, por daño estructural, fue<br />
del 47% en pacientes menores de 20 años, mientras<br />
que para los mayores de 60 años fue del 94%. (32) En<br />
la misma línea, El-Hamamsy y colaboradores hallaron<br />
que el tiempo medio a la necesidad de reoperación fue de<br />
11 años para pacientes de 20 años de edad, mientras que<br />
para aquellos de 65 años de edad fue de 25 años. (33, 34)<br />
La edad del donante también ha sido motivo de<br />
interés, con un incremento observado en la tasa de<br />
disfunción del homoinjerto cuanto mayor es la edad del<br />
donante. La mayor parte de los autores aceptan como<br />
ideal una edad del donante menor de 50 a 55 años. (28)<br />
Takkenberg y colaboradores no encontraron diferencias,<br />
en términos de falla estructural del homoinjerto,<br />
cuando fue comparado con otras prótesis biológicas con<br />
stent en el seguimiento alejado con un promedio de 7,5<br />
años y máximo de 18 años. (35)<br />
Además de la durabilidad, su escasa disponibilidad<br />
debido a la baja cantidad de donantes, la dificultad<br />
técnica de su implante y la complejidad que implica<br />
su reoperación han limitado su uso masivo. La gran<br />
ventaja del homoinjerto ha sido su utilización en la fase<br />
aguda de la endocarditis infecciosa, cuando existe compromiso<br />
valvular y perivalvular aórtico. Esto se debe<br />
esencialmente a dos factores: primero, la resistencia<br />
intrínseca a la infección del homoinjerto lleva a una<br />
disminución en la incidencia de endocarditis recurrente;<br />
segundo, desde el punto de vista anatómico, permite<br />
reparar la raíz aórtica cuando se encuentra estructuralmente<br />
comprometida por el proceso infeccioso, con<br />
posibilidad incluso de utilizar la valva anterior de la<br />
mitral para reparar estructuras. (36-38)<br />
Autoinjertos pulmonares<br />
El reemplazo de la válvula aórtica enferma por la válvula<br />
pulmonar del paciente (autoinjerto pulmonar),<br />
acompañado por el implante de un homoinjerto criopreservado<br />
en posición pulmonar para restablecer el<br />
tracto de salida del ventrículo derecho fue introducido<br />
como alternativa quirúrgica por Donald Ross en 1967;<br />
desde entonces se identifica con su nombre. (39) Esta<br />
opción quirúrgica nos remite al único sustituto valvular<br />
vivo y reconoce varias ventajas. Presenta un excelente<br />
perfil hemodinámico, puede cambiar de forma y tamaño,<br />
tiene riesgo bajo de endocarditis por la reconocida<br />
resistencia del autoinjerto a la infección, presenta baja<br />
trombogenicidad y permite evitar el tratamiento anticoagulante.<br />
Su reconocida capacidad de crecimiento ha<br />
hecho de la cirugía de Ross una alternativa quirúrgica<br />
difundida y aceptada en la comunidad pediátrica. A<br />
pesar de lo referido, no es una técnica ampliamente<br />
utilizada por todos los grupos quirúrgicos.<br />
Los principales motivos de preocupación están vinculados<br />
fundamentalmente a dos factores. Primero, es<br />
técnicamente laboriosa, con un tiempo de circulación<br />
extracorpórea y de clampeo aórtico prolongados, y<br />
requiere una curva de aprendizaje y entrenamiento<br />
prolongada por parte del equipo quirúrgico. Segundo,<br />
su durabilidad a largo plazo debe ser considerada y es<br />
motivo de debate.<br />
La mortalidad hospitalaria referida por el Registro<br />
Internacional de Cirugía de Ross es del 2,5%, en tanto<br />
que en series locales es del 2,5% al 3,7%. (40, 41) La<br />
sobrevida alejada a los 10 años resulta del 95% en series<br />
internacionales y es similar a la experiencia de centros<br />
seleccionados del ámbito local. (41-44) En nuestro país<br />
se comunicó una mortalidad del 2,4% y una sobrevida<br />
a los 10 años del 94,8% sobre 165 procedimientos