Bitácora Rumbo y Travesía - Scouts del Perú

Sé que soy capaz
de hacer cosas
y de hacerlas bien
“Nunca serás nada. No te ocupas nada más
que de los animales”. Esta frase la decía el
padre de Charles Darwin (1809-1881). Desde
pequeño Darwin tenía muy clara su pasión
por las ciencias naturales y se pasaba el
tiempo coleccionando minerales y conchas
marinas.
Cuando llegó el momento de seguir estudios
universitarios, su padre decidió que Charles
ingresara a la Universidad de Edimburgo para
estudiar medicina. Dos años después, Darwin
dejó esta carrera porque no le gustaba ver
sangre y tener que abrir cuerpos humanos.
Entonces su padre le propuso
seguir estudios de teología.
Charles aceptó y en 1828
ingresó en el Christ’s College
de Cambridge. La teología
tampoco le interesaba mucho,
pero en Cambridge asistió
voluntariamente a las clases
del botánico y entomólogo
reverendo John Henslow, de
quien se hizo amigo.
Fue precisamente el
reverendo Henslow quien
le proporcionó a Darwin la
oportunidad de embarcarse
como naturalista a bordo del
Beagle. La expedición tenía
como objetivos completar el
estudio topográfico de los
territorios de la Patagonia y
la Tierra del Fuego, el trazado
de las costas de Chile, Perú
y algunas islas del Pacífico y la realización de una cadena de medidas
cronométricas alrededor del mundo.
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