Corresponsables 37 - Jesuitas del Perú
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TESTIMONIOS<br />
“Yo compartí algunos años con ellos”<br />
Por: Soledad Ninamango<br />
Los niños<br />
comparten<br />
su alegría<br />
con los<br />
recién<br />
llegados.<br />
16<br />
Era el año 1948, el Sub-teniente Erasmo<br />
Ninamango, apenas egresado de la Escuela<br />
de Maestros Armeros <strong>del</strong> Ejercito, fue<br />
enviado al campamento de construcción<br />
de la carretera Olmos-Río-Marañón, en Pucara-<br />
Jaén-Cajamarca. Al llegar lo nombran responsable<br />
de los talleres de Mantenimiento General de todos<br />
los equipos mecánicos; por haber estudiado en el<br />
Instituto Tecnológico José Pardo, estaba preparado<br />
para asumir el reto e imparte clases de mecánica a<br />
sus inexpertos ayudantes.<br />
Esta carretera era de avanzada hacia Mesones Muro, por<br />
lo que es cambiado al entonces Campamento El Milagro<br />
(hoy llamado El Valor), a 6 km. de Bagua, lugar de los<br />
penosos acontecimientos <strong>del</strong> día 5 de junio <strong>del</strong> 2009. Es<br />
esa zona es donde yo, de tan solo siete años de edad,<br />
tengo mis mayores vivencias con los Aguarunas.<br />
En este campamento mi papá conoce al jefe Aguaruna<br />
Caicat, todos ellos llegaban al campamento caminando<br />
durante muchas horas por la ceja de selva, cargando<br />
sus saquillos de maní, yuca, mango y plátanos, para<br />
cambiarlos por fideos, arroz, pan, biscochos, etc. Eran<br />
personas muy fuertes, de buena estatura, tranquilos,<br />
aunque ya entonces se les percibía desconfiados por<br />
haber sido en ocasiones engañados, maltratados y<br />
replegados a otros lugares más adentro.<br />
Un día, Caicat invitó a mi padre a conocer su<br />
comunidad, que quedaba aproximadamente a doce<br />
horas de camino, en plena ceja de selva. Descansaban