Más Allá del Método Harvard
Integración del método Harvard con la Teoría Prospectiva
Integración del método Harvard con la Teoría Prospectiva
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Table of Contents<br />
Copyright<br />
Nota <strong>del</strong> autor<br />
Sobre el Autor<br />
Prefacio<br />
EL METODO HARVARD EN PERSPECTIVA<br />
DESPUÉS DE HARVARD ¿QUÉ?<br />
LOS LÍMITES DE LA COGNICIÓN RACIONAL<br />
PROSPECT THEORY<br />
3<br />
4<br />
5<br />
6<br />
7<br />
9<br />
12<br />
18<br />
2
Copyright<br />
Autor<br />
Carlos Andrés Cáceres Valdebenito<br />
info@carloscaceres.cl<br />
Editor<br />
Editorial Andes 956-9694<br />
Copyright © 2015 Carlos Andrés Cáceres Valdebenito<br />
Instituto de los Andes<br />
Escuela de Negocios<br />
Centro de Estudios de Negociación<br />
Primera Edición Electrónica,2015<br />
ISBN : 978-956-9694-00-4<br />
Este libro puede ser adquirido por la educación, los negocios, las ventas<br />
o el uso promocional. Edición en línea también está disponible para este<br />
título. Para obtener más información, póngase en contacto con<br />
info@instituto<strong>del</strong>osandes.cl<br />
Si bien todas las precauciones se han tomado en la preparación de este<br />
libro, el editor y los autores no asumen responsabilidad alguna por<br />
errores u omisiones, o por daños y perjuicios resultantes <strong>del</strong> uso de la<br />
información contenida en el presente documento.<br />
3
Nota <strong>del</strong> autor<br />
Este libro pretende ser un aporte a la negociación, busca integrar la<br />
mirada <strong>del</strong> <strong>Método</strong> <strong>Harvard</strong> de Negociación y la Teoría Prospectiva,<br />
ampliamente desarrollada por los psicólogos Daniel Kahneman y Amos<br />
Tversky. Cabe destacar que Daniel Kahneman es Premio Nobel de<br />
Economía el año 2002.<br />
Este libro esta especialmente dedicado a mi amigo y profesor José María<br />
Cabral Fernández, a quién agradezco, de manera póstuma, por todo su<br />
apoyo y enseñanzas, especialmente en el campo de la economía y las<br />
ciencias políticas.<br />
Carlos Cáceres<br />
4
Sobre el Autor<br />
Carlos Cáceres Valdebenito, es Director Ejecutivo <strong>del</strong> Instituto de Los<br />
Andes - Chile. Profesor de la Escuela de Negocios y Director <strong>del</strong> Centro<br />
de Estudios de Negociación. Magíster en Política y Gobierno, de FLACSO,<br />
candidato a Doctor en Educación de la Universidad Internacional<br />
Iberoamericana de México.<br />
Ha ejercido como CEO en empresas de servicios a la industria<br />
farmacéutica, seguros y compañías navieras, siempre en el ámbito de la<br />
planificación estratégica.<br />
En la actualidad dirige el proyecto de Didáctica y Virtualización de la<br />
Educación en la era <strong>del</strong> Live Learning, <strong>del</strong> Instituto de Los Andes.<br />
5
Prefacio<br />
Negociar es una condición humana, que nos acompaña desde que<br />
comenzamos a relacionarnos con otros seres humanos hasta que nos<br />
despedimos de este mundo.<br />
Mi gran capacidad de cometer errores, en todo lo que llevo de vida, me<br />
ha hecho reflexionar profundamente respecto de como podría ser un<br />
buen sistema de negociación, que aspectos observar y como <strong>del</strong>inear un<br />
rumbo a un objetivo final, con el objeto de conducir una negociación<br />
hacia ese objetivo y no cometer el error de detenerme en el camino para<br />
experimentar pequeños triunfos en desmedro de mantener el equilibrio<br />
<strong>del</strong> tránsito por el rumbo <strong>del</strong>ineado.<br />
Este libro busca integrar dos miradas, la <strong>del</strong> exitoso <strong>Método</strong> de<br />
Negociación <strong>Harvard</strong> con la Teoría Prospectiva.<br />
6
EL METODO HARVARD EN PERSPECTIVA<br />
El mo<strong>del</strong>o de <strong>Harvard</strong> utiliza un conjunto muy acotado de conceptos<br />
para poder identificar y referirse a situaciones de negociación (relación,<br />
comunicación, intereses, opciones, legitimidad, compromisos,<br />
alternativas).<br />
Los aspectos conceptualizados se refieren especialmente a elementos<br />
“plásticos” o modificables (por el esfuerzo, voluntad y estrategia de las<br />
partes) de la situación.<br />
El mo<strong>del</strong>o de <strong>Harvard</strong> enfatiza la distinción entre ciertos pares de<br />
conceptos (personas-problemas, intereses-posiciones, opcionesalternativas,<br />
criterios discrecionales-criterios objetivos).<br />
El mo<strong>del</strong>o de <strong>Harvard</strong> desarrolla su mo<strong>del</strong>o sobre cómo debe enfocarse<br />
toda negociación, a partir de la idea central de concentrarse en una<br />
negociación por “principios” o “en su mérito”. <strong>Harvard</strong> usa el término,<br />
casi indistintamente, en tres sentidos: a) entendiéndola como<br />
negociación por “intereses”; b) entendiéndola como negociación por<br />
criterios objetivos; y c) entendiéndola como la fórmula <strong>Harvard</strong> completa<br />
(es decir: i) separar las personas <strong>del</strong> problema; ii) concentrarse en los<br />
intereses, no en las posiciones; iii) generar opciones que crean valor –<br />
aprovechando intereses compartidos y compatibles entre las partes, o<br />
las diferencias; iv) utilizando criterios objetivos; y v) generando<br />
alternativas a un acuerdo negociado). Excluye explícitamente que la<br />
noción de “principios” pueda entenderse en el sentido que uno la usa<br />
cuando dice “Esto es una cuestión de principios…”.<br />
El mo<strong>del</strong>o de <strong>Harvard</strong> no profundiza (aunque los reconoce y menciona<br />
de manera no sistemática), aspectos menos modificables o más<br />
“rígidos”, presentes en toda negociación, que se toman como dados (el<br />
contexto general, las “arenas” donde se producen, las reglas e<br />
institucionalidad específica de cada arena, la composición de las partes,<br />
etc.).<br />
El mo<strong>del</strong>o de <strong>Harvard</strong> no presenta un tratamiento sistemático de las<br />
7
características de los agentes: cómo conocen, evalúan y deciden. Sí<br />
parece claro, que no se trata de los agentes “maximizadores” que supone<br />
la teoría económica convencional. <strong>Más</strong> bien, parecería tratarse de<br />
agentes razonables, con distinto grado de racionalidad “débil” en<br />
relación al supuesto en la teoría económica, susceptibles a las<br />
emociones, con información relativamente imperfecta y asimétrica,<br />
susceptibles a la manipulación, con percepciones diferentes,<br />
comunicaciones defectuosas, etc.<br />
El mo<strong>del</strong>o de <strong>Harvard</strong> es “prescriptivo” en cuanto a su enfoque (nos dice<br />
cómo debemos negociar para obtener buenos resultados), e “integrativo”<br />
en cuanto a los resultados buscados (que se cree valor y los resultados<br />
sean ecuánimes, eficientes y que conserven o aumenten la calidad de la<br />
relación). Es decir, nos dice cómo debemos “intervenir” para producir<br />
ciertos efectos, de allí que se concentre en los aspectos de la situación<br />
que de alguna manera puedan ser intervenidos o modificados. No le<br />
interesa tanto “describir” cómo son las negociaciones, ni “explicar”<br />
porqué ocurren de la manera que lo hacen (cómo se generan y perciben<br />
los intereses y preferencias, cómo influye el contexto, de dónde se parte,<br />
porqué se privilegian algunos intereses más que otros, cuál es el perfil<br />
de los agentes, etc.). Le interesa mantenerse en un nivel muy general,<br />
porque pretende ser de aplicación prácticamente universal. “Cada<br />
negociación es diferente, pero los elementos básicos no cambian. Se<br />
puede utilizar la negociación según principios cuando se trata de un<br />
asunto o de varios; de dos partes o de varias; sea que exista un ritual<br />
aceptado, como en las negociaciones colectivas, o que se trate de una<br />
improvisación total, como cuando se habla con secuestradores. El<br />
método se aplica, sea que la otra parte tenga más o menos experiencia,<br />
que sea un negociador duro o que sea amistoso. La negociación según<br />
principios es una estrategia que sirve para todos los casos. Al contrario<br />
de lo que sucede con otras estrategias, si el otro lado la descubre no es<br />
más difícil utilizarla, sino más fácil”.<br />
8
DESPUÉS DE HARVARD ¿QUÉ?<br />
Está claro entonces cómo debemos negociar para tener mejores<br />
resultados. ¿Cómo seguimos a partir de allí?<br />
Lo lógico es seguir profundizando en aquellas áreas que <strong>Harvard</strong><br />
descuida (por lo dicho sobre que era un enfoque prescriptivo y que tenía<br />
pretensión de universalidad): la importancia <strong>del</strong> contexto, cómo perciben<br />
y conocen las personas, cómo evalúan y perciben sus intereses y<br />
opciones, cómo deciden. ¿A dónde acudir?<br />
Otras ciencias sociales (la ciencia política y la sociología, por ejemplo),<br />
están pasando por una etapa de deslumbramiento, precisamente con la<br />
aplicación a sus disciplinas de los mo<strong>del</strong>os económicos convencionales,<br />
basados en un agente egoísta y maximizador de utilidad, que no es más<br />
que una invención analítica útil, a la cual se ha ido sacando todo el jugo<br />
que podía dar. Las personas ordinarias no somos así (pero que algunos<br />
hay, los hay -y en nuestra opinión, son negociadores temibles). No<br />
mucha ayuda por allí.<br />
La alternativa proviene de la psicología cognitiva: Daniel Kahneman –<br />
Nobel de Economía 2002- y Amos Tversky; y de la denominada<br />
“economía conductual” (Richard Thaler). Los dos primeros desarrollaron<br />
lo que denominaron la “prospect theory” (traducida variadamente como<br />
teoría de la prospectiva, o <strong>del</strong> prospecto, o de la perspectiva –no importa<br />
mucho porque sus creadores dicen que el nombre elegido no significa<br />
nada en especial, así que en a<strong>del</strong>ante le diremos PT) y Thaler la aplicó<br />
formalmente economía, como una alternativa a la visión clásica de la<br />
teoría económica <strong>del</strong> consumidor.<br />
Los desarrollos de Kahneman, Tversky &Thaler, se basan en una gran<br />
cantidad de evidencia empírica proveniente <strong>del</strong> mercado financiero, los<br />
seguros, el mercado inmobiliario, la conducta de los consumidores,<br />
remates y licitaciones, estudios experimentales, etc. La teoría fue<br />
conocida por los economistas a principios de los 80 (curiosamente en la<br />
misma época que Fisher y Ury publican su libro), y se generalizó a partir<br />
9
de los 90. Vimos en clase cuánto cuestan los cambios de paradigma a<br />
cualquier disciplina científica (Thomas Kuhn). Los economistas, faltaba<br />
más, se hicieron los lesos al principio. En el 2002 le dan el Premio Nobel<br />
a Kahneman. Mi pronóstico es que en este momento ya deben estar por<br />
publicarse varios textos de Microeconomía que traerán dos o tres<br />
capítulos dedicados a la PT. En menos de cinco años más va a ser medio<br />
texto, y en diez más, se va a invertir la relación, y el mo<strong>del</strong>o clásico será<br />
un capitulo más bien histórico. Por lo tanto estimados, corremos con<br />
ventaja.<br />
En dos palabras, la PT trata de cómo deciden, evalúan, negocian, actúan<br />
en los mercados, etc., la gran mayoría de las personas en una gran<br />
variedad de situaciones y por qué lo hacen. Es decir, es descriptiva y<br />
explicativa. Por contraste, la teoría económica convencional es<br />
prescriptiva, en el sentido de que nos dice cómo se debiera comportar la<br />
gente si fuera enteramente racional (podríamos denominarlo un enfoque<br />
“normativo”, para distinguir el aspecto de “intervención” o de “receta”,<br />
que tiene el enfoque de <strong>Harvard</strong> –en realidad la teoría económica clásica<br />
nunca se preocupó mucho de esto, y nunca vio demasiada tensión entre<br />
el plano normativo/prescriptivo y el descriptivo, y se presentó siempre<br />
indistintamente como lógica de carácter normativo y como mo<strong>del</strong>o<br />
descriptivo idealizado).<br />
La diferencia, la caricaturiza Thaler de esta manera: “La ciencia<br />
económica tradicional está basada en criaturas imaginarias, algunas<br />
veces denominadas ‘Homo economicus’. Yo los llamo Econs para<br />
abreviar. Los Econs son sorprendentemente listos y están libres de<br />
cualquier problema emocional, de descontrol o distracción. Piensen en<br />
Mr. Spock de ‘Viaje a las estrellas’. La gente real no son Econs. La gente<br />
real tiene problemas para balancear su cuenta corriente, calcular cuánto<br />
necesitan para su retiro y a veces comen, beben o ven TV hasta hartarse.<br />
Son más como Homero Simpson que como Mr. Spock. Llámelos Homer<br />
economicus si prefiere, o simplemente humanos. La economía<br />
conductual es el estudio de los humanos en los mercados”.<br />
El conjunto de las investigaciones de Kahneman y Tversky y Thaler (no la<br />
PT que tiene una presentación formalizada, incluso matemáticamente),<br />
son generalizaciones y conceptos no totalmente integrados en una<br />
formulación elegante. Pero, como advierte Kahneman, “la alternativa a<br />
10
mo<strong>del</strong>os precisos y sencillos, no es el caos”.<br />
11
LOS LÍMITES DE LA COGNICIÓN RACIONAL<br />
La intuición y el razonamiento como vías alternativas al momento de<br />
resolver problemas, evaluar opciones, negociar y decidir<br />
Si las negociaciones no se dan en el vacío. Si en una negociación se<br />
puede “separar las personas <strong>del</strong> problema”, pero no la negociación de su<br />
contexto (“contexto-dependencia”). Si la realidad es según como la<br />
percibimos (“Por útil que pueda ser el análisis de la realidad objetiva,<br />
finalmente es la realidad, como la percibe cada una de las partes, lo que<br />
constituye el problema en una negociación y lo que abre el camino hacia<br />
una solución”). Entonces es necesario saber cómo influye el contexto y<br />
cómo perciben y conocen las personas.<br />
Ubicuidad <strong>del</strong> pensamiento intuitivo.<br />
Lo primero que nos dice la investigación de Kahneman & Tversky (KT en<br />
a<strong>del</strong>ante), es que no podemos suponer que nuestra contraparte actuará<br />
como un agente racional…siempre. Nosotros tampoco. Estar advertidos,<br />
ya es una ventaja. En realidad, la mayor parte de las veces pensaremos y<br />
actuaremos (y negociaremos) intuitivamente. El pensamiento intuitivo se<br />
12
nos presenta en forma espontánea en la mente, sin cálculo o búsqueda<br />
conciente y sin esfuerzo. Es una operación de muy bajo costo. En cambio<br />
el razonamiento (la duda, el cálculo, el análisis de todas las alternativas,<br />
etc.) es <strong>del</strong>iberado y requiere esfuerzo y concentración. Si bien existe<br />
control de este último sobre el primero, este control es muy laxo y casi<br />
diríamos por excepción.<br />
En general, la gente no está acostumbrada a pensar en serio, el<br />
pensamiento asociativo se controla muy poco, se confía en un juicio<br />
convincente que nos viene rápidamente a la cabeza (influenciado por el<br />
contexto, basado en poca información, en recuerdos selectivos, etc.), que<br />
nos hace cometer muchos errores de forma sistemática. Los procesos y<br />
mecanismos que gobiernan la intuición, son muy similares a los de la<br />
percepción sensorial.<br />
ACCESIBILIDAD.<br />
La facilidad o espontaneidad con que se nos viene a la mente un<br />
pensamiento, se denomina accesibilidad (y se puede desarrollar con la<br />
experiencia y el entrenamiento). La accesibilidad es un continuum, no<br />
una dicotomía. Hay ciertas características de los objetos y de las<br />
situaciones que son más accesibles que otras. Por ejemplo, el tamaño, la<br />
distancia y el volumen de las cosas, la similitud, ciertos mecanismos<br />
causales, el humor, la capacidad de sorprender, la “valencia afectiva” (si<br />
algo nos atrae o nos repele, si es bueno o malo, si es positivo o<br />
negativo). Son más accesibles los promedios que las sumas, las<br />
similaridades que las probabilidades, los cambios y diferencias más que<br />
los niveles absolutos.<br />
Otros factores que estimulan la accesibilidad son la “notabilidad”<br />
(tamaños grandes, tonos de voz, gestos, colores, etc.); la atención<br />
<strong>del</strong>iberada (cuando algo nos indica –una instrucción o información por<br />
ejemplo- que debemos buscar algo, o estamos esperando escuchar algo,<br />
etc.), estados transitorios de activación asociativa, etc. En general, el<br />
contexto es muy importante (la accesibilidad es “contexto-dependiente”)<br />
y las expectativas. Se “ve” la interpretación <strong>del</strong> objeto que es más<br />
probable en su contexto, o que esperamos ver.<br />
13
Recuerden que en clase, se dividió el ejemplo anterior presentándolo en<br />
forma separada. Al hacerlo, sabemos lo que pasó. Es sólo cuando se ven<br />
las dos partes al mismo tiempo, que aparece la duda y la ambigüedad<br />
(fenómeno típico <strong>del</strong> sistema 2).<br />
EL “EFECTO MARCO”<br />
Los procesos mentales en general y los intuitivos en particular (también<br />
la accesibilidad), son influidos por el efecto “marco” (framing effects).<br />
Cómo se “enmarca” una opción o un hecho, sin que la opción o el hecho<br />
varíe, modifica mis evaluaciones, decisiones y acciones. Cada “marco”,<br />
aumenta la accesibilidad de algunas respuestas y hace que otras sean<br />
menos probables. El principio básico <strong>del</strong> “efecto marco”, es la aceptación<br />
pasiva de la formulación dada. Un “medio vaso”, “un vaso medio lleno” o<br />
“un vaso medio vacío”, no “significan” lo mismo. Que una vacuna salve<br />
200 personas sobre 600, no me es igual –generalmente- a que la vacuna<br />
provoque la muerte de 400 sobre 600. Para el agente racional (o Mr.<br />
Spock), sí es igual y da lo mismo. Para él opera la invariancia (también<br />
llamada “extensionalidad”): las preferencias no se ven afectadas por<br />
variaciones intrascendentes respecto de los resultados (formulaciones o<br />
proposiciones lógicamente idénticas, resultan indiferentes al agente<br />
14
acional). Sin embargo para el hombre común, debido a los efectos<br />
marco, “descripciones equivalentes, extensionalmente hablando, llevan a<br />
elecciones diferentes, al modificar la notabilidad relativa de los<br />
diferentes aspectos <strong>del</strong> problema”.<br />
La mente común es influenciada por los rasgos de la situación que son<br />
más accesibles (o por las intervenciones de los agentes que los hacen<br />
más accesibles). No se opera con un contexto exhaustivo inclusivo, sino<br />
con marcos limitados que reflejan la estructura <strong>del</strong> entorno, las opciones<br />
se plantean una a una y tal como vienen formuladas. “La mente finita no<br />
puede realizar la invariancia”.<br />
INVARIANCIA Y OPCIONES<br />
Vincular todo esto con la negociación por intereses y no por posiciones,<br />
y la invención de opciones, de que habla <strong>Harvard</strong>. En gran medida, la<br />
posibilidad de generar opciones, tiene que ver con la invariancia y el<br />
efecto marco. La opción A puede ser dura de aceptar, pero si logro<br />
inventar opciones B y C, que me sean extensionalmente similares y<br />
consigo enmarcarlas atractivamente, la negociación avanza. Igualmente,<br />
si pido A pero me ofrecen B (que me es significativamente similar<br />
“extensionalmente hablando” –o mejor, suele ocurrir), puedo “ceder” y<br />
aceptar B.<br />
HEURÍSTICOS Y SESGOS EN LA COGNICIÓN.<br />
Además de la accesibilidad, la contexto-dependencia y los efectos marco,<br />
las personas en sus procesos mentales recurren a una estrategia de<br />
“atajos” (se los denomina “heurísticos(as)”) u operaciones relativamente<br />
sencillas, para no realizar los cálculos complejos necesarios para tomar<br />
una decisión o evaluar una opción. Esto produce sesgos o distorsiones<br />
sistemáticos. Así por ejemplo, las personas se valen de información<br />
reducida de casos representativos, de la información disponible que<br />
tienen a la mano (“ley de los pequeños números”), de lo que sucedió<br />
recientemente, <strong>del</strong> “anclaje”, etc. Como consecuencia suelen cometer<br />
errores frecuentes, como el olvido <strong>del</strong> nivel base de la información, el<br />
exceso de confianza, la apreciación errónea de las probabilidades, la<br />
falacia de la conjunción, la violación de la monotonicidad, el olvido de la<br />
15
extensión, el olvido de la duración, etc.<br />
En la conferencia Nobel, Kahneman reordena este tema y lo subsume<br />
dentro de lo que denomina la sustitución de atributos: “Los juicios se<br />
suponen que están mediados por heurísticas, cuando el individuo valora<br />
un atributo objetivo concreto de un objeto de juicio, sustituyéndolo por<br />
otra propiedad de ese objeto, el atributo heurístico, el cual nos viene<br />
más rápidamente a la cabeza”.<br />
¿QUÉ QUIERE REALMENTE EL OTRO Y QUÉ QUIERO REALMENTE YO?<br />
De nuevo aquí, vincularlo con <strong>Harvard</strong> y el tema de los intereses y<br />
opciones. Hay que entender las preferencias de la contraparte a partir de<br />
lo que acabamos de ver. No podemos suponer sin más, que las<br />
preferencias <strong>del</strong> sistema 1 (influenciadas por el contexto, las emociones<br />
<strong>del</strong> momento, la accesibilidad, las intervenciones de los agentes,<br />
heurísticos y sesgos), serán coherentes internamente, o razonables, ni<br />
que concuerden con las <strong>del</strong> sistema 2 (razonables y razonadas, y<br />
producto de un esfuerzo reflexivo). Suponiendo que uno tenga muy claro<br />
las propias –y que estando advertidos no nos vamos a dejar sesgar,<br />
vamos a usar la mayor cantidad posible de información, vamos a<br />
calcular las posibilidades bien, etc.), convendrá a veces influenciar las<br />
ajenas valiéndose de heurísticas que le hagan más accesible ciertos<br />
aspectos a la otra parte, o ayudarlo a corregir los sesgos y distorsiones y<br />
a que su sistema 2 ejerza mayor control.<br />
RESUMIENDO<br />
En general, impresiones altamente accesibles producidas por el sistema<br />
1, controlan los juicios y preferencias, a menos que sean modificados o<br />
invalidados por operaciones <strong>del</strong>iberadas <strong>del</strong> sistema 2. En algunos<br />
casos, los menos, opera directamente el sistema 2 con reglas racionales.<br />
La activación de las reglas (y que el sistema 2 tome el control activo),<br />
depende de factores que tienen que ver con la atención y la accesibilidad<br />
(el sistema 2 conoce la regla y está dispuesto a seguirla, pero sólo lo<br />
hará en el caso que la violación a la regla se detecte en forma explícita).<br />
16
La probabilidad de que se descubra que se han ponderado mal algunos<br />
aspectos de la situación o de la información, depende de la notabilidad<br />
de los impulsos para la relevancia de ese factor. Si se descubre que hay<br />
una mala ponderación, el sistema 2 intentará corregirla. La corrección<br />
probablemente será insuficiente (se subcorregirá, más que se<br />
sobrecorregirá), pues el juicio que se haga, probablemente permanecerá<br />
anclado a la impresión inicial de carácter intuitivo.<br />
17
PROSPECT THEORY<br />
Veamos ahora brevemente la Prospect Theory, que es mucho más fácil<br />
de resumir.<br />
GANANCIAS, PÉRDIDAS, PUNTO DE REFERENCIA.<br />
Los problemas, situaciones, opciones y negociaciones, suelen<br />
enmarcarse como problemas de ganancias y pérdidas en relación a un<br />
punto de referencia. Una propiedad general de los sistemas perceptivos<br />
es que están diseñados para aumentar la accesibilidad de los cambios y<br />
diferencias, en relación a un punto de referencia. La percepción es<br />
contexto-dependiente, obviamente. En determinadas situaciones, el<br />
status quo (la dotación de activos) es considerado el punto de referencia,<br />
pero no siempre es así. Otros factores (en situaciones dinámicas, poco<br />
estructuradas), pueden influenciar y modificar el punto de referencia: el<br />
efecto demostración, pérdidas recientes, los efectos marco, niveles de<br />
expectativas, niveles de aspiraciones, normas sociales, etc.<br />
18
En el ejemplo, la luminosidad <strong>del</strong> cuadro interior en ambos casos es<br />
idéntica, pero se percibe como diferente. La percepción depende de la<br />
referencia. Los atributos percibidos de un estímulo focal (los cuadrados<br />
interiores), reflejan el contraste y la comparación entre dicho estímulo y<br />
un contexto de estímulos previos o simultáneos. Haga la siguiente<br />
prueba: marque el cuadro como para copiarlo, y verá que al<br />
ennegrecerse todo el contexto, la percepción cambia.<br />
En la evaluación intuitiva de los resultados o de las opciones, ocurre lo<br />
mismo.<br />
En general, la gente es más sensible a cambios en activos que a los<br />
niveles generales de los mismos, a ganancias y pérdidas (o resultados<br />
neutros) en relación a un punto de referencia, que a niveles absolutos de<br />
riqueza o bienestar (a diferencia de la teoría económica convencional<br />
que define las funciones de utilidad por los niveles de activos, niveles de<br />
riqueza o estados finales de la dotación). La teoría económica<br />
(acuérdense <strong>del</strong> gráfico de la Caja de Edgeworth), considera niveles<br />
absolutos finales, largo plazo y es independiente de la referencia, sea<br />
cual sea esta.<br />
AVERSIÓN A LAS PÉRDIDAS “LOSS AVERSIÓN”.<br />
La importancia teórica <strong>del</strong> punto de referencia es la aversión a la<br />
19
perdida. Existe evidencia sustancial que la gente tiende a sobreponderar<br />
las pérdidas versus ganancias comparables, es decir, que existen<br />
asimetrías en la forma en que la gente evalúa resultados por sobre o por<br />
debajo <strong>del</strong> punto de referencia. En virtud de esta aversión a la pérdida,<br />
también se da:<br />
El “efecto dotación” (“endowment effect”), descubierto por Thaler (que<br />
hace que lo mío, siempre vale más que lo que piensa el otro, o de lo que<br />
incluso yo estaría dispuesto a pagar para comprarlo; es decir, hay una<br />
brecha entre la “disposición a aceptar” un precio y la “disposición a pagar<br />
un precio”).<br />
Renormalización <strong>del</strong> punto de referencia. Hay evidencia experimental<br />
abundante, de que la gente “renormaliza” sus puntos de referencia<br />
después de hacer ganancias, mucho más rápidamente que después de<br />
hacer pérdidas (se lo denomina “efecto dotación instantáneo). Por eso la<br />
gente no acepta fácilmente la idea de “costos hundidos”.<br />
El efecto dotación también afecta nuestra idea de un acuerdo justo. Se<br />
acepta más fácilmente la “eliminación de un descuento”, que el cobro de<br />
un adicional. En general, las pérdidas “efectivas”, duelen más que las<br />
ganancias que no se pudieron hacer. Por eso es importante cómo se<br />
“enmarcan” los resultados.<br />
El “sesgo <strong>del</strong> status quo”, porque las desventajas de abandonarlo se ven<br />
más graves (por la aversión a la pérdida), que las ventajas de cambiar.<br />
Hilando más fino, el status quo no se define siempre en función de las<br />
tenencias actuales, pues puede estar a su vez influenciado por el punto<br />
de referencia que se adopta, que puede estar según las circunstancias,<br />
por encima o por debajo de las mismas. En los casos en que coinciden,<br />
el sesgo implica la referencia a las tenencias actuales.<br />
ORIENTACIÓN AL RIESGO<br />
La segunda asimetría importante entre ganancias y pérdidas en relación<br />
a un punto de referencia, está en la orientación al riesgo. Esto significa<br />
que la manera en que la gente identifica su punto de referencia, y en<br />
consecuencia como “enmarca” una opción (o se la enmarcan, o se deja<br />
enmarcar, o no se da cuenta que lo están enmarcando), tiene una<br />
importancia crítica. La gente estará dispuesta a sumir riesgos ante una<br />
20
pérdida (particularmente pérdidas “seguras”), pero será aversa al riesgo,<br />
en general, en la búsqueda de ganancias. Nótese que puede ocurrir en<br />
ciertas situaciones, que aunque las utilidades subjetivas no hayan<br />
variado, ni tampoco las probabilidades, el cambio de punto de referencia<br />
(que es dinámico y puede cambiar varias veces en el transcurso de una<br />
negociación, debido a cambios en el contexto, ofertas aparecidas, ofertas<br />
rechazadas, aumento de la información, etc.) puede llevar a una<br />
reversión de preferencias (Esto se da de patadas con la “invariancia”<br />
supuesta en la teoría económica convencional).<br />
RESPUESTA NO LINEAL A LAS PROBABILIDADES.<br />
La gente tiende a responder a las probabilidades de una manera no<br />
lineal, es decir les asigna un peso o ponderación. En general,<br />
sobrepondera los resultados que considera ciertos, en relación a<br />
resultados meramente probables. También sobrepondera<br />
probabilidades relativamente pequeñas (esto es muy interesante para la<br />
negociación: significa que la gente tiende a dar más “peso” a la utilidad<br />
de un posible resultado, que a su probabilidad de ocurrencia, siempre<br />
que las probabilidades no sean extremadamente pequeñas. Por eso la<br />
gente puede aceptar propuestas de este tipo: “Queremos que le vaya<br />
muy bien y por eso lo vamos a incentivar para estimularlo. El sueldo<br />
base y la comisión son muy bajos, es cierto, pero cuando usted empiece<br />
a superar el nivel de ventas $XX, le damos un auto y un bono de $xxx”).<br />
Se lo denomina “efecto certidumbre”. Se pondera más el paso de una<br />
probabilidad de 0.0 a 0.05, o de 0.95 a 1.0, que el paso de 0.3 a 0.35. En<br />
general, se subponderan las probabilidades intermedis o relativamente<br />
altas.<br />
NO ES POR MOLESTAR…<br />
Se agregan dos gráficos que dicen exactamente lo mismo que hemos<br />
dicho en los puntos anteriores. Su propósito es aclarar, no complicar.<br />
Algunas personas tienden a ver más claramente los conceptos así. Otras<br />
tienden a desesperarse. Si usted es <strong>del</strong> segundo grupo, ignore los<br />
cuadros. No agregan nada a lo dicho.<br />
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USANDO LO APRENDIDO<br />
De vuelta a <strong>Harvard</strong>, para concluir. ¿Cómo se desarrolla un perfil<br />
negociador potente? Hay que aprender a utilizar lo que hemos aprendido<br />
de Mr. Spock y de Homero Simpson. Hay que echarle un poco de<br />
“malicia” al café, sin que <strong>Harvard</strong> se de cuenta (En todo caso, tengo para<br />
mi que los negociadores de <strong>Harvard</strong> son <strong>del</strong> tipo “serios”, es decir, de los<br />
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que no sonríen cuado lo están haciendo tira…)<br />
Ahora se puede ver de una manera más integral el problema de los<br />
intereses-posiciones; de los intereses conflictivos, compatibles y<br />
compartidos; de las diferencias como fuentes para explotar.<br />
Haga como Mr. Spock: aprenda a “realizar la invariancia”. Hágala una<br />
experiencia mas “accesible” que antes. Se puede desarrollar. Sea usted<br />
su propio “mediador”.<br />
Aprenda a “enmarcar” y a “anclar” la negociación: comience por el punto<br />
de referencia. Aprenda a detectar los efectos <strong>del</strong> enmarcaje y el anclaje.<br />
Acuérdese que usted también es susceptible a las heurísticas y los<br />
sesgos. Según cómo se pueda enmarcar la negociación serán los<br />
criterios objetivos que resulte razonable aplicar.<br />
Si la contraparte es Homero, hágale accesible un marco que a usted le<br />
sea favorable. Actúe como “coach” sin que Homero se de cuenta.<br />
Aproveche los sesgos y los heurísticos. La gente acepta argumentos más<br />
fácilmente de lo que se cree, porque –ahora sabemos- se maneja con<br />
poca información, generaliza a partir de pocos casos, recuerda lo que le<br />
conviene, viola la monotonicidad, sustituye atributos, calcula mal las<br />
probabilidades, piensa en promedios, nota más las diferencias y los<br />
cambios, tiene aversión a las pérdidas, sobrevalora lo propio, se arriesga<br />
mucho para evitar una pérdida. Usted tiene de dónde elegir.<br />
Si su contraparte es Mr. Spock, esté alerta. Piense bien si la nueva oferta<br />
que le hacen no es la misma que la que usted acaba de rechazar, pero<br />
ahora parece buena. “De-sesgue”, “des-marque”. Es probable que sea<br />
difícil utilizar toda la batería de sesgos y heurísticos, porque Spock tiene<br />
mucho autocontrol. No caerá fácilmente. De todas maneras un acuerdo<br />
es posible, porque el rango de la invariancia de Spock puede ser muy<br />
grande. Alguna opción le puede servir a usted. Recuerde que Spock<br />
cederá con facilidad todo aquello sobre lo que es indiferente.<br />
RECUERDE QUE LA “FAMA” DE BUEN NEGOCIADOR DA VENTAJA. NO LA<br />
ARRUINE.<br />
Como dice <strong>Harvard</strong>, no se nace siendo un buen negociador, pero se<br />
puede aprender. Pero cuidado, no es cuestión de experiencia, sino de<br />
experiencia dirigida, controlada y autocrítica. Es aprendizaje, más que<br />
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experiencia. Concéntrese en el proceso y en el método. Los resultados<br />
llegarán, en promedio, en el largo plazo. Le aseguro que llegan. No crea<br />
que por que tuvo éxito –o fracasó- una vez, la próxima será igual.<br />
Ahora, ¡vaya y negocie…!<br />
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