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3LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD:<br />
ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO<br />
REPUBLICANOS<br />
1844-1930<br />
Eugenio Pérez Montás
3.1<br />
Introducción al período republicano<br />
Las dos terceras partes del siglo XIX fueron años dedicados a la guerra, aunque durante toda la centu-<br />
ria se fue construyendo, palmo a palmo, el monumento intangible del espíritu independentista. Las últimas<br />
décadas, pasado el episodio de la anexión de la República al Reino de España, la restauración política<br />
de la nación, y la llamada guerra de los Seis Años, relacionada con la concesión de la Bahía de Samaná,<br />
fueron circunstancias que favorecieron determinadas iniciativas que redefinen la estructuración territorial.<br />
La dimensión territorial político-administrativa, desde el punto de vista económico, es el resultado<br />
de las exportaciones de productos tradicionales que se embarcaban por antiguos asentamientos marítimos,<br />
mientras los viejos caminos reales que enlazaban los pueblos del período colonial permanecían<br />
prácticamente abandonados. Se mantuvieron sólo por un incipiente desarrollo empresarial en las ciudades<br />
mediterráneas de la isla, las cuales demandaban un sistema de comunicaciones y transporte moderno.<br />
El comercio se llevaba a cabo por mar, en navíos de vela, entre los puertos que pudieron mantener<br />
un servicio útil. Para 1920, todavía el viaje desde San Juan de la Maguana a San Cristóbal tomaba<br />
varios días a lomo de caballos y burros.<br />
Vicente Celestino Rojas publicaba en 1944 un libro clásico en la bibliografía nacional: Historia de la División<br />
Territorial 1492-1943. Aunque algunas precisiones históricas han aparecido en el tiempo, este <strong>doc</strong>umento<br />
ejemplar continúa ilustrándonos sobre la territorialización entre los períodos colonial y republicano; aparecen<br />
nuevos asentamientos como San Lorenzo de Los Mina, en 1676; San Carlos, en 1692; San José de<br />
los Llanos, en 1779, así como Las Matas de Farfán. Mediante el tratado de Basilea, firmado el 22 de julio<br />
de 1795, España cede a Francia la totalidad insular. Reincorporada a la Corona en 1809, la colonia tuvo antes<br />
que sufrir numerosas invasiones, la primera de las cuales tuvo lugar en 1801: Toussaint Louverture.<br />
En consecuencia, la división territorial asumía diversas denominaciones: departamentos; partidos; parroquias;<br />
distritos; cantores; comunes; etc., que crearon antagonismos y confusiones. 1<br />
Relatos de cronistas nos informan que para 1920-30, San Cristóbal había llegado a ser una población<br />
de algún tamaño “consecuencia, sobre todo, de la abolición de la esclavitud en 1822, cuando los inge-<br />
Doble página anterior:<br />
Mampostería de ladrillos, arena y cal;<br />
estructuras de madera y zinc; casas de<br />
cemento de Portland y varillas de hierro<br />
que configuran el hormigón armado. Así<br />
son las obras del paisaje urbano republicano<br />
en muchos pueblos y ciudades del pais.<br />
Fotos Jochi Marichal (1,3, 4 y 5)<br />
y Ricardo Briones (2).<br />
Medios de transporte en caminos reales<br />
grandes y pequeños. Grabado de Harpers’s<br />
Weekly, 1871. Tomado del libro El Ron<br />
en la República Dominicana, Tomo I.<br />
José Chez Checo.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|149
Bayajá y sus proximidades. Aparecen casas<br />
de hacienda y edificios, el curso de<br />
algunos rios y embarcaciones de la época.<br />
Archivo General de Indias. Sevilla,<br />
sección de mapas y planos.<br />
Plano de la Ciudad Primada que acompaña<br />
el diagrama de las dos rutas de Bayajá<br />
(Fuerte del Delfín) a Santo Domingo<br />
que aparece en el Capítulo II (al final).<br />
Doble página siguiente:<br />
Población de Bayajá y sus inmediaciones;<br />
Camino Real desde Dajabón al Fuerte<br />
del Delfín en la costa norte. El autor<br />
es Rodrigo de Ledesma, año de 1794.<br />
Aparece el sitio de Bayajá viejo.<br />
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nios de Nigua fueron abandonados y una parte de la población liberta se estableció alrededor de la ermita<br />
del antiguo ingenio San Cristóbal”. También nos advierten que “...en el período 1844-1861 surgieron<br />
tres poblaciones: Yamasá, Jarabacoa y San José de Ocoa, esta última fundada en 1844, y poblada<br />
por refugiados de la región fronteriza con Haití”. 2 Entre 1875 y 1880 surgen Tamboril y Esperanza, en el<br />
norte, y Duvergé en el suroeste. En los años ochenta y noventa se acelera el ritmo de fundaciones, señalando<br />
el autor citado que “del total de 38 poblaciones fundadas en el siglo XIX o ascendidas a puerto<br />
cantonal o común, 25 lo son en las últimas dos décadas. Diez de las 25 nuevas poblaciones estaban situadas<br />
en la región sureña; seis en el Cibao; tres en el centro de costa norteña; dos en la Línea Noroeste;<br />
dos en la provincia oriental El Seibo; una era terminal del ferrocarril y puerto en la bahía de Samaná...”.<br />
En 1871 Santiago tenía unos 8,000 habitantes. La población de Santo Domingo era estimada en 6,000.<br />
Hazard, que visitó la ciudad ese año, la llamó “un lugar viejo y extraño donde ninguna mano del progreso<br />
era visible”. 3<br />
Los caminos reales y los de herradura enlazaban los pueblos en toda la isla llegando hasta Puerto Príncipe<br />
(Port Republicain) por la vía de Azua (San Cristóbal-Baní-Azua-San Juan-Neiba). El camino real del<br />
Cibao (Bonao-La Vega-Santiago); o el del este hasta Higüey, aparecen en la cartografía del siglo XIX en<br />
obras como La historia de la isla Española o de Santo Domingo, de Charlevoix, S. J., originalmente publicada<br />
en Francia en 1730, y traducida al español por la Sociedad Dominicana de Bibliófilos, la cual contiene<br />
importantes cartas-planos de la isla y la región.<br />
Para 1796 se publica La Descripción de la Parte Española de Santo Domingo, del administrador y político<br />
francés Méderic Louis Elie Moreau de Saint Méry, nacido en Martinica en 1750, relacionado con la emperatriz<br />
Josefina con quien tenía lazos de familia. De 1873 es la obra de Samuel Hazard sobre el Pasado<br />
y el presente de la isla de Santo Domingo, una de cuyas virtudes son sus grabados que nos ilustran sobre<br />
distintos temas urbanos y rurales. Poco antes había publicado (1871) Cuba with Pen and Pencil.<br />
Relatos de viajeros franceses y norteamericanos describen las rutas de enlace, refiriéndose a ellos como<br />
caminos fangosos y difíciles. Rodríguez Demorizi transcribió distintos comentarios de expedicionarios franceses,<br />
que se desplazaron por la isla a finales del siglo XVIII: Dorvo Soulastre: Viaje por tierra de Santo Domingo<br />
a Cabo Haitiano; Pedron: Memoria descriptiva de la parte española de Santo Domingo en 1800; y<br />
A. Chanlatte: Al Gobierno francés... Estado de la isla; en el mismo año. Estos aparecen en el libro La Era<br />
de Francia en Santo Domingo4 y en Viajeros de Francia a Santo Domingo, 5 donde el mismo autor transcribe<br />
<strong>doc</strong>umentos inéditos que halló en la primavera de 1974 en los archivos nacionales de Francia.<br />
Los comentarios de Daniel L´Escalier, que se inician con el poblado de Dajabón, redactados para el año<br />
de 1764, describen algunos pueblos nuevos que no pasaban de ser meros caseríos: Haina; Baní; San<br />
Juan; Bánica, “más apiñado y mejor construido que San Juan, pero mucho menos rico”. De San Rafael<br />
de la Angostura decía que era una población nueva y todavía en formación donde la mayoría de sus habitantes<br />
son isleños y situada a la orilla del río Bouyajá, en un valle que llaman La Puerta, a un cuarto de<br />
legua más o menos de una estrecha garganta por donde se entra en la llanura de Goajaba.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|151
Doble página anterior:<br />
Este <strong>doc</strong>umento refleja el intento de retomar<br />
el Cibao, vía Montecristi, al final de las<br />
guerras de la Restauración, 1864.<br />
Vista de Santiago.<br />
Dibujo tomado del libro Santo Domingo,<br />
Pasado y Presente, de Samuel Hazard.<br />
Panorámica de Moca.<br />
Dibujo tomado del libro Santo Domingo,<br />
Pasado y Presente, de Samuel Hazard.<br />
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También menciona a Hincha: “Tiene 500 casas, 4,500 habitantes, 500 hombres capaces de tomar las<br />
armas, 1,600 bueyes y 1,400 caballos, y es la residencia fija del Comandante de toda la Parte occidental<br />
de la Colonia Española. Cuenta también con una Compañía de Caballería”. 6 En este mismo libro (Viajeros<br />
de Francia en Santo Domingo), aparece un expedicionario de nombre Vincent, quien redactó un <strong>doc</strong>umento<br />
que tituló Reconocimiento militar de las comunes de Dajabón, Santiago, Puerto Plata y Montecristi,<br />
1797; y del mismo autor, un Resumen del viaje hecho del Cabo a Santo Domingo a comienzos del<br />
mes de brumario del año7 (1798). El índice general de Viajeros de Francia contiene además un informe<br />
de un antiguo ingeniero de colonias, sobre un camino principal desde el Cabo (antiguo Cap Français) a<br />
Santo Domingo, pasando por Dondón, San Rafael, Hincha, Bánica, San Juan, Azua y Baní; así como comentarios<br />
sobre la bahía de Samaná del año 1800 y un viaje por el interior de Luisiana, Florida Occidental<br />
y por las islas de Martinica y Santo Domingo (Tomo I, Cap. XIX, de C. C. Robin, autor de varias obras<br />
sobre literatura y ciencias, París, 1807).<br />
El excelente ensayo sobre la frontera domínico-haitiana publicado recientemente se refiere a las poblaciones<br />
creadas para fortalecer los límites entre las colonias francesa y española. 7 Asimismo, creo importante<br />
referirme al libro titulado La Colonización de la Frontera Dominicana 1680-1795. 8 Entre otros temas<br />
importantes que allí se tratan debemos señalar la apertura de Montecristi al libre comercio a partir de<br />
1764, así como la fundación de Bánica y su crecimiento; Hincha, su fundación y su conversión en parroquia;<br />
y desde luego la erección de la villa de Neiba; San Rafael de la Angostura; Las Caobas y San<br />
Miguel de la Atalaya.<br />
La cartografía es pobre, no obstante puede señalarse a modo de ejemplo el plano de Santiago Moreno<br />
de 1861, para el poblado de Azua. Del mismo autor y el mismo año es el croquis de Puerto Plata y sus<br />
alrededores donde aparece una planta del fuerte de San Felipe; y otro de Santiago de los Caballeros y<br />
el fuerte de San Luis. Un <strong>doc</strong>umento importante lo es el libro de William Walton, 9 de 1810, en que se in-<br />
serta un plano del camino real que atraviesa la porción entre Nigua y sus ingenios hasta Nizao. El propósito<br />
de esta carta, trazada en ese año, fue el de señalar la zona marítima que siguió la armada británica<br />
el 6 de julio de 1809 comandada por el general Hugh Lyle Carmichael, quien asistió las tropas leales durante<br />
la llamada “reconquista”.<br />
Para finales del siglo XIX surgen los proyectos para determinadas vías férreas, de los que sólo se completaron<br />
los de Samaná-La Vega (Sánchez-La Vega) y el de Santiago a Puerto Plata. Otros proyectos, como<br />
los elaborados por el Ing Thomasset para enlazar Santo Domingo con San Cristóbal; o el de La Romana-<br />
El Seibo, que el Poder Ejecutivo avaló el 30 de abril de 1890, (ampliado posteriormente hasta la bahía de<br />
Samaná y Santo Domingo), ambiciosa concesión otorgada al Sr. Woolf Abrams, nunca pudieron concluirse.<br />
Sobre el particular así como su efecto en la estructura agraria, conviene citar informaciones que aparecen<br />
en los apuntes de H. Hoetink: “En 1897 la mecanización del transporte de azúcar estaba ya muy<br />
avanzada: seis ingenios en la provincia de Santo Domingo tenían en ese año 110 kilómetros de líneas ferroviarias<br />
(el ingenio Santa Fe sólo tenía 30 kilómetros y 4 locomotoras para transportar su producto directamente<br />
al muelle Ozama); 5 ingenios en el distrito de San Pedro de Macorís tenían un total de 108<br />
kms. y 3 ingenios en la provincia de Azua, tenían un total de 72 kms. También la Cía. Frutera de La Romana,<br />
que cultivaba guineos, tenía líneas ferroviarias en ese año o estaban construyéndolas”. 10<br />
En cuanto a la estructura agraria, se modifican sus efectos gracias a la instalación de plantaciones modernas<br />
y la introducción de empresas con “uso intensivo de capital, organizadas racionalmente, que periódicamente<br />
empleaban a un gran número de trabajadores y que estaban orientadas hacia el comercio<br />
en el mercado extranjero”. 11 Parece que se produjo un aumento en el valor de la tierra, que puso de manifiesto<br />
la desorganización del catastro nacional “cuyos títulos eran falsificados en gran escala”. 12 En<br />
1882, se introdujo el sistema de medidas decimales de superficie. En 1912 se hizo obligatorio el registro<br />
de propiedad privada.<br />
Calle de Santo Domingo; calle comercial.<br />
Dibujo tomado del libro Santo Domingo,<br />
Pasado y Presente, de Samuel Hazard.<br />
Panorámica de La Vega.<br />
Dibujo tomado del libro Santo Domingo,<br />
Pasado y Presente, de Samuel Hazard.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|157
Modelo ecléctico rico en ornamentación<br />
estilizada construido en La Vega para<br />
residencia de Zoilo García para 1920.<br />
Foto Jochi Marichal.<br />
Eclecticismo clásico de una villa en Gazcue.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
Mansión Presidencial levantada durante<br />
la intervención norteamericana siguiendo un<br />
modelo tradicional. En ese mismo lugar se<br />
construyó el Palacio Nacional. De acuerdo con<br />
la relación de Enrique Penson, en su libro<br />
Arquitectura Dominicana 1906-1950, el presidente<br />
Horacio Vásquez fue el primero que habitó<br />
la residencia que anteriormente había sido<br />
sede de la Receptoría General de Aduanas.<br />
Fue diseñada alrededor de 1912, apareciendo<br />
en los planos la rúbrica del ingeniero W. H.<br />
Balch. La edificación fue levantada en el<br />
Ensanche Aguedita, donde la Receptoría, autorizada<br />
por el Gobierno Dominicano, compró<br />
21,000 M2 . El edificio con su mobiliario fue<br />
inaugurado en la noche del sábado 27 de junio<br />
de 1914. Horacio Vásquez, fue el primer<br />
presidente que la habitó. Luego lo harían, en<br />
orden sucesivo Rafael Estrella Ureña y Rafael<br />
Trujillo Molina. (Datos de Enrique Penson).<br />
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La misma fuente recoge la dinámica económica provocada por la fundación de ingenios y señala que entre<br />
1875 y 1882, se fundaron treinta haciendas cañeras en el país. 13<br />
Es entonces cuando surge el neoclasicismo tardío que denominan ecléctico y el estilo que llaman genéricamente<br />
victoriano: con edificaciones de fantasía con utilización plena de la madera con tejados en<br />
planchas metálicas. Las ciudades de Puerto Plata y Montecristi se integraron pronto a esta corriente. Poco<br />
después irrumpe la tecnología del hormigón armado, que comienza a utilizarse principalmente en San<br />
Pedro de Macorís, Santo Domingo y la Romana. Este material de construcción coexiste durante varias<br />
décadas con la “mampostería fuerte”, para cuya fábrica se utilizaba el ladrillo o la piedra. Son notables<br />
los edificios comerciales fabricados con este material y esta técnica, en todos los pueblos. En La Vega y<br />
Santiago impera el ladrillo. En cambio, en La Romana reina la mampostería en piedra.<br />
Al despuntar el siglo XX muchas ciudades se transformaron. Particular importancia hay que concederle<br />
a la ciudad de Santo Domingo y su Calle Mayor, llamada entonces Separación. Santo Domingo asume<br />
un aire de neoclasicismo ecléctico, imagen que fue transformándose posteriormente al año de 1930,<br />
cuando un huracán atravesó la urbe destruyéndola parcialmente. Desde entonces los espléndidos tejados<br />
altos, aptos para las construcciones tropicales, desaparecieron del escenario en los barrios residenciales.<br />
Sólo se conservan algunos ejemplares en mal estado que sólo a una minoría le interesa mantener<br />
como parte de la historia de la ciudad.<br />
Algunos monumentos importantes fueron destruidos en este período. Otros surgieron apuntalando la<br />
memoria histórica y convirtiéndose en agentes de orgullo para las ciudades de la nueva República,<br />
configurando la territorialidad del presente apegados a temas ligados al comercio, la producción y el<br />
transporte por ferrocarril. La transformación, como producto del desarrollo de las comunicaciones, internacionaliza<br />
los modelos urbanos donde surgen suburbios, la ciudad-jardín, conjuntamente con el<br />
eclecticismo victoriano y el hormigón armado. Gazcue es el prototipo.
La estabilidad económica y política durante las primeras décadas del siglo XX, producto de los acuerdos ne-<br />
gociados con los Estados Unidos permitió, para el año 1918, lanzar un ambicioso programa de obras públicas:<br />
carreteras; sistema postal; hospitales y escuelas. Más de trescientos locales escolares se construyeron<br />
en toda la República. En este escenario se integran a la configuración de los centros urbanos importantes figuras,<br />
entre las cuales deben mencionarse varios profesionales de la construcción, que actuaron a finales del<br />
siglo XIX, tales como Onofre de Lora y H. Thomasset, quien participa en el trazado de nuevos pueblos y líneas<br />
de hierro en toda la República y quien redactó numerosos informes y un ensayo sobre San Cristóbal<br />
fechado en 1888. Libert Luis Bogaert, quien de alguna manera estuvo vinculado con la figura precedente,<br />
procedía de Bélgica y fundó una importante familia en Santiago, donde aparece trabajando intensivamente<br />
en la última década del siglo XIX. Thomasset, en cambio, fue un ingeniero civil francés quien tuvo a su cargo<br />
el trazado de La Romana y quien trabajó en la República Dominicana en la tercera década del siglo XIX.<br />
Personaje importante lo fue el ingeniero dominicano Octavio Acevedo Camarena, quien ocupó importantes<br />
cargos públicos para el Gobierno Central y varias municipalidades como el Ayuntamiento de San Pedro<br />
de Macorís. El ingeniero y arquitecto Alfredo Scaroina, italiano, fue una figura destacada de estos años.<br />
Fue el autor del proyecto para la iglesia del Rosario en Moca, año de 1920. Entre el Ing. Bogaert y Scaroina<br />
hubo determinadas diferencias de opinión en relación con la Casa Consistorial de Moca que se labraba<br />
para el año de 1906: “El Ayuntamiento de Moca construía para mediados del año de 1906 su Casa<br />
Consistorial, cuya edificación había sido sometida a concurso público, pero durante su erección se notó<br />
que en una parte de su fachada principal se presentaron una serie de grietas que no se podían apreciar<br />
porque habían sido cubiertas con cemento... El Ayuntamiento dispuso dirigirse al contratista (Sr. José Ma.<br />
Michell), significándole que la Corporación tenía conocimiento de que la pared que sostenía el arco principal<br />
del peristilo había sufrido un desperfecto y que por ese motivo, se necesitaría que el ingeniero director<br />
de la obra (Scaroina) comprobara la solidez del edificio como parte del cumplimiento de su deber”. 14<br />
Importante inmueble construido en la Zona<br />
Colonial atribuida al alarife Andrés Gómez P.<br />
Fábrica de hormigón armado y mampostería<br />
con elaborada decoración en la segunda<br />
planta, rematada con un antepecho<br />
sinuoso con pináculos de un fuerte acento<br />
geométrico-gótico. Foto Ricardo Briones.<br />
Edificios de hormigón armado dentro de la<br />
tradición constructiva de los primeros años<br />
del siglo XX con balcones abalaustrados que<br />
descansan en poderosas ménsulas.<br />
Fotos Ramón Paolini.<br />
160|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930 LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|161
Catedral de Santiago, de un acentuado<br />
eclecticismo goticista tradicional (revivals).<br />
Fue elaborada en mampostería a finales del<br />
siglo XIX por el alarife Onofre de Lora, autor<br />
del templo de la Merced en el Santo Cerro.<br />
Fue sometida a un intenso trabajo de restauración<br />
y consolidación debido a la debilidad<br />
de sus estructuras. Foto Ricardo Briones.<br />
162|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930<br />
Fundamental resulta Antonio Nechodoma, quien reside en Santo Domingo desde 1908 hasta 1912. Sus<br />
primeros trabajos en San Pedro de Macorís los ejecuta asociado con el Ing. Octavio Acevedo Camarena<br />
y actuando en todas las obras públicas de aquella ciudad y asesorando en obras de carácter urbano<br />
y estructuras de carácter público, como el magnífico edificio del mercado o en la torre de la iglesia mayor,<br />
así como en el programa de edificaciones escolares e importantes residencias en Santo Domingo.<br />
Osvaldo Báez, autor de un proyecto de edificios para la Universidad y cuyas intervenciones se reseñan más<br />
adelante, se destaca frente a una generación de profesionales de alto nivel, cuyas ejecutorias se integran a<br />
otro grupo de profesionales de la construcción, que como veremos en los capítulos siguientes, conforman<br />
un colectivo bajo cuyo magisterio se estructuró la imagen de pueblos y ciudades de nuestro país.<br />
Entre otros, conviene enumerar los siguientes, cuyas biografías breves aparecen en un reciente libro de<br />
Enrique Penson Paulus. 15<br />
Andrés Gómez Pintado, autor de la excelente residencia Peynado. Arístides García Mella, quien diseñó<br />
el Paseo Presidente Billini. Juan de la Cruz Alfonseca, a quien le atribuyen la residencia De Castro<br />
en la 30 de Marzo. Zoilo García Peña. Constructor en 1914 de Villa Hena en Gazcue. Juan Bautista<br />
Toro. Responsable del Teatro Capitolio y la casa Lepervanche en la Bolívar. Mariano Turull Riera. Quien<br />
trabajó en el antiguo Palacio de los Capitanes Generales. Nicolás Cortina, en San Pedro de Macorís,<br />
Centro Español. Ramón Urgell, con su fachadas eclécticas en la avenida España. Fidel Sevillano, autor<br />
de grandes proyectos neoclásicos (Teatro Nacional). José Turull.<br />
Otros constructores de San Pedro de Macorís mencionados por el señalado autor en esta obra repleta de<br />
informaciones son:<br />
Antonio Morey Castañer, constructor, fabricó en 1920 el edificio para el Gran Hotel de San Pedro de<br />
Macorís. Antonio Molineaux Josephs, nacido el 10 de agosto de 1892, ingeniero civil, autor de los planos<br />
del Teatro Restauración en 1923. H. B. Howland, autor del Teatro Colón, Rensselaer, 1912.<br />
El inventario de las obras emblemáticas de este período, estructuras paradigmáticas, debería convertirse<br />
en un catálogo. Este libro quiere acercarse a este propósito bajo el criterio de que la historia de la <strong>arquitectura</strong><br />
no se escribe en función de los metros cuadrados construidos, ni de la abundancia de habitantes<br />
que se reúnan en determinados lugares. No se trata de problemas cuantitativos sino cualitativos.<br />
Por esto, una sola obra inmobiliaria o un conjunto determinado, bastaría para determinar el carácter emblemático<br />
para un sitio en el espectro histórico de una determinada región, en cuyo medio se convierte<br />
en un instrumento simbólico, ejemplar.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|163
3.2<br />
Santiago y los pueblos en la ruta del ferrocarril<br />
Los testimonios históricos que se ofrecen sobre la ciudad de Santiago de los Caballeros, aunque limitados,<br />
permiten imaginar una villa cuyo trazado está estrechamente ligado a las tradiciones urbanísticas:<br />
retícula irregular de calles, plaza mayor rodeada de edificios públicos y plazas menores que identifican<br />
los distritos parroquiales. Un plano de finales del siglo XVIII, cuya toponimia se detalla en francés, facilita<br />
apreciar los rasgos señalados: Plan de la Ville de St. Yago, chef-lieu de la Jurisdiction de ce nom dans la<br />
partie ci devant Espagnole de St. Domingue. 16<br />
Los que han escrito sobre esta villa están de acuerdo en que la plaza mayor de Santiago fue asumiendo<br />
diversas fisonomías en el tiempo. Períodos arbitrarios sobre su desarrollo. Uno de ellos, el arquitecto<br />
Holger Escoto escribió un libro que describe la plaza como: “Un gran espacio abierto flanqueado al<br />
sur por la Iglesia Mayor, al oeste por el edificio del Cabildo y en los lados norte y este probablemente<br />
por edificaciones de carácter residencial, y el pavimento de tierra o piedras”. El sitio original de la primera<br />
fundación aún se conserva, pero en forma precaria. En el actual, los edificios prominentes fueron<br />
víctima de invasiones, guerras, influencias culturales, sismos, y especialmente el fuego durante las guerras<br />
de independencia y restauración. En tiempos de la segunda república, aparecen nuevos elementos<br />
en la plaza mayor. Entre éstos, por su importancia, conviene mencionar la nueva iglesia mayor, cuyas<br />
obras comenzaron en 1868. Paralizados los trabajos, los mismos se reactivaron en 1874 bajo las<br />
órdenes del alarife don Onofre de Lora, quien la terminó para 1895. Para esa época, y ya dentro del espíritu<br />
romántico, se construye una glorieta y se delimita con una verja metálica la señalada plaza, convirtiéndose<br />
así en un parque republicano. Este modelo fue el mismo que poco a poco fue aplicándose<br />
en todas las plazas de armas o plazas mayores en todos los pueblos y ciudades de la república. 17<br />
Campillo Pérez, refiriéndose a lo que él llamaba la tercera fundación de la villa, describe la plaza mayor<br />
de esta manera:<br />
“En cuanto a la plaza mayor (hoy Parque Duarte), allá, en tiempo de la Colonia, había alrededor de la<br />
misma plaza, el Cabildo, la Cárcel y el Hospital de los Pobres, así como la capilla del Carmen y la Pa-<br />
Hotel Mercedes de Santiago, edificio que configura<br />
la imagen urbana de la segunda ciudad<br />
de la República. Requiere una restauración<br />
radical para rescatar esta obra paradigmática.<br />
En principio el hotel fue diseñado con el<br />
nombre de Ritz, apellido de la persona que<br />
fundó la famosa casa de hospedaje parisiense.<br />
Se comenzó la fábrica del edificio, el 1 de septiembre<br />
de 1928 a cargo del constructor<br />
Enrique García Gómez, padre del<br />
Arq. Romualdo García Vera. El hotel Mercedes<br />
fue inaugurado el 1 de diciembre de 1929.<br />
Foto Onorio Montás.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|165
Santiago: Conjunto de detalles en inmuebles<br />
residenciales y comerciales. Las puertas<br />
y sus tragaluces calados, algunos<br />
ostentando monogramas y vitrales.<br />
Fotos Ricardo Briones.<br />
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Santiago: Casas de galerías frontales<br />
con tejados en fuerte pendiente. Se trata de<br />
inmuebles de carácter urbano siguiendo un<br />
modelo popularizado desde finales del siglo<br />
XIX, de tradición carpinteril, con detalles de<br />
hormigón armado. Fotos Ricardo Briones.<br />
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rroquial, esta última con dimensiones más reducidas que las que hoy conocemos pertenecientes a la<br />
Catedral de Santiago Apóstol. De ahí que la reconstrucción de 1851, para su mayor ampliación, se tuvo<br />
que comprar o permutar terrenos a particulares, como ocurrió con un propietario vecino al templo,<br />
don Román Santiago Franco Bidó, General de la República”. 18<br />
El Palacio Consistorial se inauguró el 16 de agosto de 1897: “El Ayuntamiento, indeciso acerca de a<br />
quién otorgarle los planos y construcción de la obra, decidió, para dejar cubierta su responsabilidad,<br />
confiar la dirección a una persona de reconocida competencia, y al efecto se eligió Luis L. Bogaert respecto<br />
a la contratación de la referida fábrica”. 19<br />
Santiago fue asumiendo el carácter de segunda ciudad de la república, estación y destino de un ferrocarril<br />
desde cuyos vagones podían apreciarse las casas grandes de las haciendas entre Moca y San Francisco<br />
de Macorís, interesantes modelos de verdadera <strong>arquitectura</strong> dominicana, cuyas tipologías republicanas es-<br />
tán ligadas con el arte de la carpintería industrial. Así son ciertas casas que encantan al viajero casual en la<br />
comunidad de Pimentel, estación del ferrocarril donde una pequeña calle se convierte en una destacada<br />
muestra de artesanía carpinteril. Rozando lo popular, hermosas casas urbanas construidas hace tiempo por<br />
el Maestro Brens, constituyeron eslabones importantes en la evolución de la <strong>arquitectura</strong> dominicana.<br />
Los ferrocarriles del norte funcionaban todavía para 1914, fecha esta que coincide con la visita de un<br />
viajero que investigaba el potencial turístico de nuestro país y quien visitó todas las regiones de la isla<br />
comentando sus recursos, entre ellos sus malos caminos que sólo pueden ser recorridos con dificultad:<br />
“Todos estos caminos principales han sido utilizados por cuatrocientos años, o más, sin ningún<br />
Plano de la Villa de Santiago, obtenido gracias<br />
a las diligencias del Ing. Amauri Cestari y<br />
Laura Faxas en el Archivo Nacional de Francia.<br />
Aprovechamos para dejar constancia de<br />
nuestro agradecimiento. La descripción<br />
en idioma francés y los detalles de la<br />
Plaza Mayor o Plaza de Armas determinan<br />
la época de su confección.<br />
Santiago: pintoresco quiosco del parque<br />
creado en la Plaza de Armas convertida en<br />
parque republicano. Foto Ricardo Briones.<br />
Santiago: Portal neoclásico y torre del reloj en<br />
la colina de la fortaleza. Foto Ricardo Briones.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|169
170|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930<br />
cambio ni mejora, y el camino a Azua era la ruta principal seguida por los conquistadores españoles<br />
y por sus recuas cargadas de oro de las minas, pero el que escoja viajar por tierra debe tener osadía<br />
en abundancia, debe ser muy buen jinete y debe salir con determinación y optimismo –lo necesitará<br />
todo antes de llegar a su destino”. 20<br />
El mismo autor señala que existen dos líneas principales: la que va de la bahía de Samaná a la Vega “desde<br />
Sánchez a las afuera de La Vega, donde conecta con el Ferrocarril Central Dominicano“ que pasa por<br />
Moca, Santiago hasta Puerto Plata y señala además que hay otras líneas proyectadas y en construcción:<br />
“Una de estas líneas partiendo desde Macorís recorre una gran distancia en el interior, siguiendo el valle del<br />
Río Higuamo. Otro camino de caña conduce desde La Romana al distrito de El Seybo, mientras otro conduce<br />
desde Azua a los vastos campos de caña del área. El ferrocarril que viaja de Sánchez a La Vega lleva<br />
uno a través de la magnífica Vega Real y ofrece una espléndida vista del interior más llano y abierto. Es-<br />
te fue el primer ferrocarril de vapor de la isla, y la concesión fue otorgada originalmente a Norteamérica en<br />
1882. Al año siguiente fue cedido a un escocés, el Sr. Alexander Baird, quien, con su propia fortuna, completó<br />
el trabajo. Para construir esta ruta fue necesario rellenar y construir un lecho de vía a través de un<br />
manglar de diez millas, así como la construcción de un puerto en la pequeña aldea de Las Canitas (sic),<br />
ahora conocida como Sánchez, una ciudad que prácticamente depende del ferrocarril y de su comercio”. 21<br />
El viajero se deleita describiendo los paisajes del Ferrocarril Central Dominicano de Puerto Plata-Santiago<br />
construido por ingenieros belgas que emplearon un sistema de rieles con dientes para las fuertes<br />
pendientes que atravesaban la cordillera del norte y consideraban que esta ruta es un camino cosmo-<br />
Palacio Municipal, construido a finales del<br />
siglo XIX. Se trata de un edificio de fuerte<br />
presencia, una llamativa estructura, y una<br />
composición dominante. Foto Ricardo<br />
Briones.<br />
Santiago: Farmacia tradicional con detalles<br />
de fina artesanía. Foto Ricardo Briones.<br />
Santiago: Edificio bancario con detalles neoclásicos<br />
y apliques prefabricados de inicios<br />
del siglo XX. Diseño de Fidel Sevillano.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|171
Sánchez: Zona del puerto y andenes<br />
del ferrocarril; junto al edificio de la aduana.<br />
Todos en un lamentable estado de abandono.<br />
Fotos Ramón Paolini.<br />
Sánchez: Pequeña estructura de iglesia de<br />
madera con techos de planchas metálicas;<br />
pórtico poligonal y torrecilla-campanario.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
172|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930<br />
Sánchez: Casa construida de madera; sótano;<br />
y galería perimetral sobreelevada.<br />
Foto Ramón Paolini<br />
Moca: Palacio de la Gobernación, con pórtico<br />
neoclásico; con proporciones discutibles y<br />
frontón. Foto Ricardo Briones.<br />
Sánchez: Calle con algunas casas tradicionales<br />
de madera, de carácter vernacular.<br />
Arquitectura de maestros constructores,<br />
carpinteros anglo antillanos, con buhardillas<br />
para controlar las temperaturas tropicales.<br />
Foto Ramón Paolini.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|173
Santiago: edificio comercial típico de<br />
mampostería y hormigón de una y dos<br />
plantas. Se trata de un modelo repetido<br />
que se da con características firmes en<br />
muchos lugares de la isla. Las puertas<br />
ostentan herrería de forja.<br />
Ambas hojas abren hacia fuera.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
Hermosa casa de madera en calle Cuba,<br />
frente al parque Colón, Santiago.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
Edificio de singular volumen aislado<br />
en Moca, de estilo neoclásico.<br />
Foto Jochi Marichal.<br />
174|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930<br />
polita, “ya que fue financiado por los holandeses, en parte construido por los belgas, es propiedad de<br />
los dominicanos y es operado por norteamericanos. El equipo rodante es norteamericano, las estaciones<br />
y edificios son belgas y los puentes son ingleses”. 22<br />
Sánchez, La Vega, Moca<br />
Otros pueblos de la ruta del ferrocarril fueron estudiados y convertidos en importantes ensayos por un<br />
grupo de estudiantes de término de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Nacional Pedro Henríquez<br />
Ureña. Cito por ejemplo el de María del Carmen Columna y Carmen Amelia de Castro, quienes analizaron<br />
el puerto de Sánchez (que fue objeto de un artículo nuestro). El ensayo señalaba que las depresiones<br />
económicas de 1921 y 1930, unidas a la inauguración de la carretera Duarte en 1922, se conjugaron<br />
hundiendo al pueblo de Sánchez en una crisis que no ha sido capaz de superar. Esta carretera<br />
construida durante la Ocupación Americana 1916-1924, modificó los sistemas de transportación. Esta<br />
progresiva decadencia culminó con la quiebra de la compañía escocesa Santiago-Samaná Railway Company.<br />
Hasta hace pocos años quedaban en pie numerosos testimonios de aquel importante lugar.<br />
De excepcional interés resulta el edificio de la Aduana. Asoma su silueta rectangular en medio del espacio.<br />
Su planta baja servía como depósito, impecablemente anónima. Sin embargo, los altos se convierten en un<br />
canto gregoriano cuya monotonía constituye un todo armónico y sincero. La galería perimetral que la circunda<br />
es como un despojo de brisa. En verdad llama, atrae y tonifica. El contraste entre ambos pisos superpuestos<br />
constituye un espléndido contrasentido que la imaginación complementa con una multitud de aditamentos<br />
inexistentes, pero que uno quisiera que allí estuvieran: escaleras, lluvia, mecedoras, y seres humanos<br />
de otras épocas. Forzando la realidad puede inaugurarse en aquella estructura un museo del mar, un<br />
museo de desperdicios, perfiles de hierro, escoceses de avaricia, franceses inmigrantes y dominicanos ausentes.<br />
Turistas anónimos, descubridores de paisajes recónditos y curiosos visitantes circunstanciales, cru-<br />
zan de vez en cuando por el pequeño puente ferrocarrilero abandonado que conduce a un destartalado edificio<br />
en la zona portuaria de Sánchez. Por ese camino, al cruzar una cañada pintoresca, se llega a la vieja estación<br />
del ferrocarril. El edificio en cuestión es como un impresionante museo abandonado. Los elementos<br />
necesarios para dar una idea de lo que fue la terminal de la vía férrea, pueden estar allí dispersos. No obstante,<br />
la atmósfera es absolutamente auténtica. En el exterior, distintos inmuebles complementan un entorno<br />
adecuado: la aduana; la boletería y sala de espera; y una que otra tienda de provisiones en desuso.<br />
En cuanto a La Vega, un estudio de la Arq. Linda María Roca destaca la llegada del ferrocarril Samaná-<br />
Santiago, hecho ocurrido en el año de 1886. El acontecimiento provoca un dinamismo comercial, un desarrollo<br />
en gran escala que se refleja en nuevos edificios para alojar tiendas y comercios, así como viviendas<br />
que densifican un marco urbano hasta entonces más bien aldeano. Es para 1910, el 5 de agosto,<br />
que se inaugura el teatro La Progresista, construido por la sociedad del mismo nombre.<br />
Moca fue a su vez debidamente estudiada por los arquitectos Acosta y Vincitore, a fin de identificar cada<br />
una de las edificaciones de importancia en el centro histórico. Los antecedentes de la ciudad de Moca<br />
retrotraen nuestra perspectiva en el tiempo. Diversos acontecimientos de importancia para la República<br />
tienen lugar en aquella ciudad, tanto del período de la Independencia como en el de la Restauración.<br />
Acontecimientos históricos durante el gobierno de Buenaventura Báez y el ajusticiamiento del presidente<br />
Ulises Heureaux, el 26 de julio de 1899. En 1907 inicia el funcionamiento del ferrocarril de La Vega-Santiago<br />
y las figuras del general Ramón Cáceres y Horacio Vásquez mantienen en el primer plano<br />
de la actividad republicana a este centro urbano que poco a poco va creciendo en importancia. La terminación<br />
de la guerra mundial en 1918 y el impresionante aumento de los precios de las materias primas,<br />
particularmente el azúcar, el tabaco, el cacao y el café, se reflejan en esta región dinamizando el<br />
comercio de tal manera que en mayo de 1922 pudo inaugurarse la carretera Duarte que, desde Santo<br />
Domingo hasta Santiago, la cual enlazaba las poblaciones de Bonao, La Vega y Moca.<br />
La Vega: detalles con relieves.<br />
El friso del entablamento está decorado con<br />
una greca sinuosa. El tema de la lira llena el<br />
tímpano creado por las arquerías trilobulares<br />
acentuadas por salientes puntiagudos terminados<br />
en capullo. Foto Jochi Marichal.<br />
Modelo de establecimiento comercial con<br />
pilastras –entablamento– antepecho y puertas<br />
resaltadas por un marco sobresaliente<br />
–arco rebajado– cornisa. El modelo aparece<br />
particularmente en La Vega, Santiago,<br />
hasta en Cabo Haitiano. Foto Jochi Marichal.<br />
Clínica Santa Ana, hoy Dr. Alfonseca.<br />
Eclecticismo de principios de siglo,<br />
de elaborada artesanía y prominente<br />
ornamentación. El violinado horizontal<br />
sustenta la composición.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|175
176|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930<br />
Puerto Plata<br />
Puerto Plata fue, en cambio, dibujada en blanco y negro. Nadie puede sustraerse al encanto de la <strong>arquitectura</strong><br />
antillana de aquel lugar. Escribimos unas notas que fueron publicadas en 1981 con el título “Diálogo<br />
en tinta con la Ciudad de la Plata”. Allí decíamos que la villa de la plata emerge en los antiguos tiempos.<br />
Después desaparece en aquel horizonte que llaman la banda norte, reapareciendo en tiempos de<br />
la República. Casi puede decirse que no fue colonia aquel puerto del Atlántico, aquella fortaleza. Efectivamente,<br />
al visitarla, el difícil recorrido, agreste y desinformado, urbanísticamente inconforme, transcurre<br />
entre maderas desprendidas, ignorantes del futuro, aunque llenas de esperanzas.<br />
Las buhardillas parecen ilógicas en el trópico. Sólo sirven para almacenar calor. Deberían ser aptas para<br />
un proyecto energético, de esos experimentales que hoy se ponen en marcha por doquier. Sin embargo,<br />
es el temor a la energía acumulada, una configuración secreta de la materia, una expansión de la forma<br />
lo que las delata. Por esto las buhardillas se comunican siempre con el exterior. Para esto, los carpinteros<br />
victorianos, esos que levantaron la ciudad que admiramos, inmigrantes inventariados por el <strong>doc</strong>tor<br />
Puig, fabricaron, casi puede decirse, que inventaron, unas celosías que asumen un importante rol ornamental<br />
en la <strong>arquitectura</strong> de allí. Las celosías de las buhardillas imitan los fantasmas, presumen de ser<br />
como otra planta de la casa. Se convierten en ventanas con cristales. Pero su papel fundamental consiste<br />
en ser como las chimeneas, que expulsan aire después de sufrir el fuego, en nuestro caso el mediodía<br />
del tejado metálico caliente.<br />
Algunos de esos adornos de la <strong>arquitectura</strong> puertoplateña son de hierro. Ménsulas que se enroscan en<br />
sí mismas y se suceden a lo largo de un alero. Enverjados con encajes, fluidos y florales, cortesanos como<br />
el rococó importando de una Francia lejana. Llamadores, goznes, cerraduras, bisagras y portalones<br />
como el de la logia añeja de secretos. Hierros forjados por manos callosas o fundidos por la industria extranjera<br />
y embarcadas en galeones desde Inglaterra. Pero el mayor de los encantos lo constituyen los<br />
Puerto Plata. Faro metálico instalado en septiembre<br />
de 1879. Es el único en su género en<br />
el país y de los pocos existentes en América.<br />
Fue construido por la Compañía Robert Hills<br />
and Son y R. Deeley and Co. New York, en la<br />
época de la efervescencia de la industrialización.<br />
Su construcción de hierro fundido con<br />
ocho columnas tubulares estriadas octagonales,<br />
con un capitel dórico-romano, dispuestas<br />
en cinco niveles, rematado por una cupulita<br />
gallonada. El equipo de trabajo estuvo integrado<br />
por los arquitectos Pilar Contín, Teódulo<br />
Blanchard, Japonesa Capellán, Nerva Fondeur,<br />
la arqueóloga Martha Roquel Aquino. Los trabajos<br />
fueron realizados por la empresa metalúrgica<br />
Metaldom. Foto Ricardo Briones.<br />
Puerto Plata. Glorieta de la plaza principal<br />
de la ciudad. Foto Ricardo Briones.<br />
Reconstruida galería con baldosas de cemento<br />
coloreado y balconada en hierro fundido.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
Imagen reciente del edifcio terminal<br />
de la línea de ferrocarriles de Puerto Plata,<br />
construída íntegramente de láminas metálicas<br />
importadas. Foto Jorge Marte.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|177
Puerto Plata. Estructuras de hormigón y<br />
madera con balcones corridos a lo largo de<br />
las fachadas. Foto Ricardo Briones.<br />
Puerto Plata. Cuartel de bomberos con torres<br />
simétricas en los extremos del conjunto.<br />
Ostenta el año de su construcción 1930.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
Puerto Plata. Conjunto de edificaciones que<br />
caracterizan el centro histórico. El Palacio<br />
municipal, marcadamente neoclásico con<br />
pilastras acanaladas y arcadas superpuestas<br />
y el pintoresco edificio de tres niveles<br />
de La Fe en el Porvenir. Foto Ricardo Briones.<br />
178|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930<br />
balcones. Aún recuerdo, hace ya años, un día en que la curiosidad del <strong>doc</strong>tor Puig se juntó con la mía y<br />
hablamos de galerías; de balaustradas torneadas en madera. Puerto Plata es la ciudad de los balcones.<br />
Para María Ugarte la ciudad de Puerto Plata se manifiesta plenamente en su Parque Central que fue su<br />
Plaza Mayor. Los 14 edificios que lo circundan fueron en su mayoría construidos entre los años 1874 y<br />
1920 y muchos de ellos son ejemplos característicos del estilo victoriano adaptado al medio tropical. Uno<br />
de sus constructores fue un puertorriqueño de nombre Monserrate. En una esquina se encuentra uno de<br />
los edificios más importantes: el Club del Comercio, cuya parte principal se construyó en 1897 y el anexo<br />
que lo amplía en 1925. El Ayuntamiento, obra levantada en los años 1898 y 1899, es un ejemplo del<br />
neoclasicismo ecléctico. Construido en mampostería, tiene doble arcada sobria y armoniosa. Junto al<br />
Ayuntamiento está la única casa de tres plantas que existe alrededor del parque. El lado sur del parque<br />
está ocupado totalmente por la Iglesia Parroquial y la Casa Curial.<br />
Probablemente el estudio más profundo de los constructores de la República haya sido hecho sobre<br />
Puerto Plata. 23 Aunque limitado a aquella localidad, se elaboró un detallado inventario de los constructores<br />
de finales del siglo XIX y gran parte del siglo XX en que se destacan personajes como Roderik Arthur<br />
(1849-1941), a quien llama “el principal artífice de las casas victorianas de Puerto Plata”; José M. Codina,<br />
arquitecto o maestro constructor español; José Madera, puertorriqueño, quien llegó a Puerto Plata<br />
en 1902; Abraham Lewis, jamaiquino, a quien llaman “Mister Lui”; etc. Un apéndice del trabajo del<br />
<strong>doc</strong>tor Puig enumera los carpinteros, ebanistas, albañiles, pintores y oficiales de construcción entre 1870<br />
y 1920. En esa relación aparecen distintas nacionalidades junto con la gran mayoría dominicana: Turks<br />
Islands; daneses de Saint Thomas; franceses de las Antillas; holandeses de Curazao; españoles; puertorriqueños;<br />
ingleses; venezolanos y haitianos. Estas migraciones, una especie de tráfico de estilos y profesionales<br />
de la construcción, han existido siempre entre las islas antillanas.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|179
Puerto Plata. Vivienda de carpintería de<br />
tabloncillos con galerías adinteladas<br />
descansando sobre columnas de hormigón.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
Puerto Plata. Importante edificio construído<br />
en madera y zinc extranjeros, inaugurado en el<br />
1897 para alojar al Club del Comercio, destacada<br />
institución puertoplatense fundada en<br />
el 1874 por, entre otros ilustres ciudadanos,<br />
Don Segundo Imbert. La estructura,<br />
ubicada en la calle Beller frente al Parque<br />
Independencia, fue diseñada específicamente<br />
para alojar al club, y fue ampliada en el 1925,<br />
como se puede notar a la derecha en la imagen.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
Pequeña y ornamentada vivienda de<br />
mampostería y hormigón adornada con<br />
figuras premoldeadas que cubren las superficies<br />
murales y los contramarcos de puertas<br />
con celosías y antepechos con protuberancias<br />
exageradas. Foto Ricardo Briones.<br />
180|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930<br />
Casa típica de la <strong>arquitectura</strong> antillana de<br />
Puerto Plata, cuya tradición carpinteril creó<br />
un centro histórico peculiar con multitud<br />
de modelos con una raíz común en toda la<br />
región. Foto Ricardo Briones<br />
Casona de Sabana de la Mar,<br />
recientemente incorporada al catálogo<br />
nacional de monumentos (2008).<br />
Foto Secretaría de Estado de Cultura.<br />
Montecristi. Modelos de viviendas que<br />
configuran el centro histórico. Llama<br />
la atención la dinámica de los tejados<br />
gingerbread en planchas metálicas<br />
que permiten crear espacios altos<br />
que se destinan a usos diversos.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|181
3.3<br />
Repoblación de Montecristi y nuevas poblaciones en la zona oriental<br />
La región de Montecristi, identificada desde el Descubrimiento por sus características geográficas, no adquiere<br />
perfiles urbanos hasta bien entrada la era republicana. Las crónicas señalan las debilidades que fueron<br />
afectando esta zona hasta la época denominada “de las Devastaciones”. De ahí en adelante la despoblación<br />
fue mayor y no es hasta finales del siglo XIX cuando se consolida la estructura urbanística en la que<br />
la ciudad principal de esa bien llamada colonización interior lo fue la de San Fernando, refundada para 1751.<br />
La Academia Dominicana de la Historia y el Archivo General de la Nación han publicado en estos días<br />
una obra sobre la colonización de la frontera, que aborda las políticas de refundación de pueblos a lo largo<br />
de la línea entre las colonias francesa y española de la isla. En la misma se analizan la dinámica migratoria<br />
y la territorialización en la banda norte-central y sur, abarcando nuevos pueblos como Dajabón<br />
(1740); Neiba ( ); Bánica (1664); Las Caobas (1704); Hincha (1704); San Miguel (1768); San Rafael (1761),<br />
producto de las políticas puestas en marcha. 24<br />
El autor González Hernández demuestra que la colonización en la frontera, su repoblación, se llevó a cabo<br />
en base a un proceso continuo de inmigración canaria. Durante varias décadas, y ya desde principios<br />
del siglo XVIII, se hablaba de la reconstrucción de los puertos del norte, particularmente Puerto Plata y<br />
Montecristi. Francisco Rubio Peñaranda, gobernador y capitán general a partir del 20 de agosto de 1751,<br />
ratificaba la importancia de esta política en sus correspondencias a la Corona:<br />
“El gobernador expresó en enero de 1752 que la fundación había comenzado. Remitió plano de ella.<br />
En él muestra el orden y la regularidad de las calles tiradas a cordel, la arboleda a su entrada y salida<br />
para esparcimiento de los vecinos, la plaza y los bohíos. Precisa que había destinado 39 familias isleñas<br />
“para mayor dique a los franceses” y que éstas habían llegado el mismo día de San Fernando, habiéndoles<br />
posibilitado antes párrocos y ornamentos en la iglesia para su culto”. 25<br />
Un plano elaborado por el Ing. Elpidio Ortega, 26 desarrollado entre 1860 y 1935, determina el área histórica.<br />
La propuesta se fundamenta en una clasificación e inventario de inmuebles donde registra más de 300<br />
unidades. El mismo autor clasifica este inventario en 15 categorías, 27 entre las que deben destacarse las<br />
Montecristi. Torre metálica del reloj público<br />
adquirido en Francia en 1895.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
Proyecto de la villa de Dajabón, cuya traza<br />
cuadriculada resulta similar a otras de la<br />
misma época y de la misma fuente. Su importancia<br />
regional es el resultado de estar situada<br />
en el cruce de los caminos principales entre la<br />
colonia española y la francesa.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|183
Montecristi. Casas tradicionales con<br />
pintorescos detalles propios de las islas cuya<br />
influencia se da en toda la región llevada y<br />
traída por artesanos inmigrantes anglo o<br />
franco antillanos. Fotos Ricardo Briones.<br />
Montecristi. Detalle de galería de una<br />
casa-vivienda donde se utiliza la tecnología<br />
mixta de los albañiles del hormigón armado y<br />
los carpinteros victorianos provenientes de<br />
distintas culturas e influencias de los grandes<br />
centros europeos, en muchos casos prefabricadas<br />
e importadas. Foto Ricardo Briones.<br />
184|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930<br />
de influencia vernácula (9 categorías); las de influencia modernista (bungalow, pradera y estilo moderno); y<br />
desde luego los inmuebles de rasgos eclécticos y victorianos.<br />
Tanto en Montecristi como en los pueblos de la ruta del ferrocarril, un rasgo que llama la atención son las<br />
transformaciones que sufren sus espacios públicos. La vieja plaza de armas de las villas coloniales refugiadas<br />
en la plaza mayor de la urbanística española, con un fuerte carácter castrense, lugar de reuniones cívicas para<br />
la leer bandos y proclamar revoluciones, se transforma en jardines con un fuerte acento paisajístico, regulados<br />
geométricamente por jardineras o parterres con paseos arbolados. En el centro de aquella simetría de<br />
líneas perpendiculares o diagonales, era habitual construir una glorieta, estructura con fuerte acento ornamental,<br />
donde se ratificaba el espíritu del victoriano inglés, o la semblanza del romanticismo francés. Estas glorietas<br />
han desaparecido en muchos lugares. Sin embargo, en Montecristi se levantó una torre de acero con un<br />
reloj en la cúspide y, sin tomar en cuenta su valor arquitectónico, constituye un elemento identificador, el más<br />
importante desde el punto de vista urbanístico: “El reloj público, de estilo victoriano, montado en una hermosa<br />
estructura metálica, fue traído de Francia en 1895, comprado por iniciativa de Benigno Conde, contable<br />
de la Casa Comercial, oriundo de Venezuela, que propuso la idea de comprar el reloj al Ayuntamiento y fue<br />
aprobada. En Francia había estado instalado en San Germán y fue reparado para venderlo a Montecristi. El<br />
que gestionó la compra en París fue don Toribio García”. 28 También hubo una locomotora que comienza a<br />
rodar en el año de 1875 y, desde luego, había una plaza que tenía su glorieta, llamada Plaza de la Concordia<br />
y construida en 1925: La glorieta fue desmantelada en 1943 para colocar un busto de Trujillo. Este lugar servía<br />
también de mercado público, lo que la convertía prácticamente en el centro de aquella localidad.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|185
Montecristi. Casas tradicionales de la ciudad<br />
de Montecristi utilizadas como viviendas o<br />
locales comerciales. Foto Ricardo Briones.<br />
186|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930<br />
Naturalmente, Montecristi es inseparable de las figuras de Máximo Gómez, José Martí y Antonio Maceo,<br />
héroes todos de la independencia cubana.<br />
La <strong>arquitectura</strong> victoriana fue el motivo de un ensayo que titulamos “Museo romántico del pasado que<br />
ya murió”. El mismo comenzaba señalando que la plaza ha sido el rostro y el alma de cada tiempo histórico<br />
y de cada tiempo social. Esta declaración es como una proclama repetida por historiadores, sociólogos<br />
y urbanistas. Con certidumbre podemos confirmar que, efectivamente, la plaza es un espacio<br />
urbano particularmente sensible a los cambios en el tiempo. La apariencia que adoptan en el período de<br />
transición entre el siglo XIX y el XX constituye una armoniosa alegoría en la cual un “quiosco” central aparece<br />
como elemento dominante del conjunto. Una modalidad que utilizó fórmulas estéticas de aquí y de<br />
allí, trasladando modelos a miles de kilómetros de sus lugares de origen, interpretando en materiales industriales,<br />
como el hierro, y estilos artísticos del pasado. Las plazas militares coloniales se convirtieron<br />
en pequeños bosques paradisíacos; lugares de animación e intercambio social. Quiosco y glorieta se levantan<br />
en los parques urbanos justamente en las encrucijadas de los paseos. El primero es de origen<br />
oriental. El vocablo es turco, y significa mirador. Es como un adorno. Su estilo adopta el vocabulario musulmán,<br />
como lo son muchos arquetipos creados por el arte victoriano en hierro fundido o en madera,<br />
estructuras levantadas por carpinteros de buen gusto. Las glorietas, en cambio, recrean modelos clásicos<br />
de origen romano o renacentista.<br />
El Santo Cerro<br />
En camino hacia la costa sur y del este, al cruzar por el Santo Cerro, 29 el mayor centro de peregrinación de<br />
la región central-norte o Cibao, su iglesia centenaria nos llama la atención. Originalmente se construyó allí una<br />
ermita. Aquel centro de culto mariano se mantuvo aún después de quedar destruida la ciudad de La Concepción<br />
con el terremoto de diciembre de 1562. En el gobierno de Ulises Heureaux se ordena la construc-<br />
ción de la iglesia actual que, conjuntamente con el Santuario de Bayaguana y el Santuario de Higüey, son los<br />
tres lugares de peregrinación y turismo religioso más importantes del país. El nuevo templo fue levantado en<br />
ladrillos tomados en parte de las ruinas de la primitiva ciudad de La Concepción de La Vega, al pie de dicho<br />
cerro. El director de la obra lo fue el alarife Onofre de Lora, figura sobresaliente de la <strong>arquitectura</strong> dominicana<br />
del siglo XIX, a quien le tocó intervenir en muchas de las obras llevadas a cabo en aquella región.<br />
De acuerdo con una carta dirigida en 1888 por el mismo Onofre de Lora al presbítero Carlos Nouel, se quejaba<br />
de las injusticias que fueron cometidas con él durante la construcción del nuevo templo. La iglesia en<br />
cuestión es un edificio de tres naves, la central cubierta por una bóveda de medio cañón. Arquerías de perfil<br />
ojival contrastan con los semicirculares, especialmente en el interior. En el crucero, los triángulos esféricos<br />
de las pechinas esquineras descansan sobre cuatro grandes pilares, sirviendo así a su tradicional compromiso<br />
estructural de crear en el transepto el tránsito del cuadrado del suelo al círculo base de la cúpula<br />
que se eleva adornada por ocho ventanas en simetría radial y un esbelto lucernario. Exteriormente esta cúpula<br />
se manifiesta como si se tratara de una bóveda gallonada. Hastiales repiten el tema de los frontones<br />
de las cabeceras exteriores del crucero. Una torre en campanario se eleva lateralmente junto al presbiterio.<br />
La fachada, en tres cuerpos verticales separados por contrafuertes, manifiesta detalles más bien neoclásicos.<br />
La composición de la misma adolece de una franca e incoherente organización.<br />
San Pedro de Macorís<br />
Al cruzar la cordillera Central, los caminos conducen a la región oriental donde creció la ciudad de San<br />
Pedro de Macorís, donde nos tropezamos con otro templo que caracteriza esta ciudad de madera,<br />
mampostería y hormigón armado. 30 El lugar fue un antiguo paraje señalado <strong>doc</strong>umentalmente en 1785<br />
por Antonio Sánchez Valverde y en 1808 por Lemonier de la Fose. Se convierte en sección ya para 1815,<br />
jurisdicción del Seibo, y para 1882 obtiene título de Distrito Marítimo y en esta misma fecha se instalan<br />
Almacén de mayoristas en Moca.<br />
Foto Jochi Marichal.<br />
Pintoresca ermita de Copey, en la recta de<br />
Montecristi a Dajabón. A pesar de su mal<br />
estado de conservación, particularmente la<br />
torre-campanario, la misma llama la atención<br />
de los viajeros en esa ruta de tránsito<br />
obligado entre esos pueblos de la costa<br />
noroeste de la isla. Foto Ricardo Briones.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|187
San Pedro de Macorís. Serie de edificios<br />
construidos al despuntar el siglo XX<br />
entre los que se destaca el de los Bomberos,<br />
cuya torre está coronada por una glorieta.<br />
Fotos Ricardo Briones.<br />
188|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930<br />
los ingenios Consuelo, Cristóbal Colón, Santa Fe y Puerto Rico. El primero fue el Angelina, en 1876. Evidentemente<br />
la tradición motivó a las autoridades locales a programar la construcción de un templo de<br />
importancia. El gótico de la iglesia de San Pedro Apóstol es un híbrido con valor extrínseco, más bien urbanístico,<br />
porque sin duda logró convertirse en el edificio más vistoso y más alto de la ciudad. El urbanista<br />
decidió colocar el monumento frente al mar, en la desembocadura del río Higuamo, junto al puerto.<br />
Una gran plaza se encargaría de conservar el valor espacial de esta iglesia mayor. El hormigón armado<br />
es talvez la característica predominante en la <strong>arquitectura</strong> de San Pedro de Macorís. Es en este novedoso<br />
material con el que se construye el templo. Las armaduras interiores de hierro han sufrido un normal<br />
proceso de oxidación, provocando fisuras peligrosas en una de las naves laterales, así como en gárgolas,<br />
molduras, florones y penachos. También en los perfiles de algunas ventanas, parteluces y detalles<br />
interiores.<br />
La historia urbana de San Pedro de Macorís es la historia de los ingenios y la historia de los pescadores,<br />
la explotación del azúcar y del mar. Un caballero muy famoso entre los macorisanos fue don Juan A.<br />
Amechazurra, a quien se reconoce como el propulsor de la industria azucarera en la región. Era cubano<br />
y visitó a San Pedro de Macorís por primera vez en 1876. García Lluberes, el historiador, cita la descripción<br />
de Schomburgh, hecha a mediados del siglo XIX, donde habla de aquel “puerto de Macorís”, por el<br />
nombre del río junto al cual se levantaron los pequeños caseríos que se denominaron “Mosquito” en el<br />
lugar de la actual ciudad; y “Sol”, en el lugar que llaman Punta. Según García Lluberes, el nombre compuesto<br />
de San Pedro de Macorís aparece por primera vez en un <strong>doc</strong>umento del 9 de agosto de 1858,<br />
año quince de la Patria.<br />
La inmigración acompañó el progreso de esta ciudad desde su fundación. Para 1920, el censo registraba<br />
unos 38,600 habitantes entre los cuales había más de diez mil extranjeros con una composición étnica<br />
que variaba en sus registros, muchos de ellos procedentes de Puerto Rico, hasta europeos de dis-<br />
tintas naciones y antillanos que un autor denomina barloventinos-sotaventinos. 31 Estos inmigrantes vuelcan<br />
su éxito en construcciones representativas, como el edificio Armenteros; el Morey; el eclecticismo<br />
musulmán del Casasnovas; el edificio del Cuerpo de Bomberos, notable en su apariencia y en su conservación;<br />
así como el crecimiento urbano de la periferia y el centro con su plaza-parque de recreo.<br />
Cierto inmueble de la ciudad de San Pedro de Macorís, ejemplar modelo de carpintería del victoriano32 de<br />
las Antillas, sorprende al visitante curioso que se acerca a su pequeño patio donde se levanta un pabellón<br />
pintoresco. El Pabellón de Té, como le llaman, fue concebido en un victoriano tardío, probablemente inspirado<br />
en construcciones angloantillanas. Sobre una planta cuadrangular, se eleva un volumen cúbico encerrado<br />
por una fina rejilla de elementos diagonales de madera. La cubierta, volada al igual que en la casa,<br />
circunda un espacio perimetral o galería abierta donde el acento ornamental proviene de las cresterías colgantes<br />
que a modo de encajes adornan las aristas del borde del tejado. Este adorno, muy propio de la <strong>arquitectura</strong><br />
victoriana, podría describirse como una fantasía de formas cuya gramática particular tiene infinitas<br />
combinaciones.<br />
La Romana<br />
La historia de La Romana ha sido relatada por Vetilio Alfau Durán con las siguientes palabras: “La noticia<br />
más antigua que tenemos del pueblo de La Romana, o sea, de la existencia de su caserío, la ofrece<br />
Sir Robert H. Schomburgh, en su importante reseña de los principales puertos y puntos de anclaje de<br />
las costas de la República Dominicana. El sabio naturalista alemán que durante una década residió en el<br />
país como cónsul de Inglaterra acreditado ante nuestro Gobierno, estuvo en el lugar en junio de 1852, y<br />
escribió ahí: “El pequeño pueblo de La Romana está situado sobre el cerro que domina el río hacia la ribera<br />
derecha y oeste; la subida es rápida y muy incómoda...” 33 “El terreno que comprende el ejido de la<br />
ciudad de La Romana, alcanza a la cantidad de dos caballerías más ochenta y cuatro tareas, el cual pa-<br />
El Gran Hotel fabricado por un mallorquín<br />
llamado Antonio Morey Castañer para 1916.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
Una ermita rural en el ingenio Angelina.<br />
Foto Gustavo Luis Moré.<br />
Vivienda en las instalaciones para empleados<br />
administrativos del Central Romana<br />
Corporation, típico ejemplar del modelo usado<br />
tan frecuentemente en otros enclaves<br />
azucareros del país. Foto Lowell Whipple.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|189
La Romana. Frente al parque central del trazado<br />
urbanístico se levanta la iglesia mayor,<br />
fábrica de mampostería de piedra vista como<br />
muchas de las edificaciones originales de esta<br />
ciudad. Postal antigua.<br />
San Pedro de Macorís. Ya para 1910 se levantaba<br />
la estructura del templo mayor bajo la dirección<br />
del arquitecto A. Nechodoma y con el<br />
concurso de una Junta de Fábrica. Para 1914<br />
estaba lista la fachada y la torre, de acuerdo<br />
con relato del Ing. Enrique Penson. Para 1918<br />
intervino el arquitecto Scaroina, quien preparó<br />
los planos de la bóveda. Foto Ricardo Briones.<br />
Interior de la Iglesia de San Pedro Apóstol,<br />
obra de hormigón armado iniciada para 1905<br />
con planta de tres naves, la central cubierta<br />
por una bóveda que se prolonga hasta el<br />
presbiterio donde se convierte en una media<br />
cúpula. Foto Jochi Marichal.<br />
190|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930<br />
só a ser propiedad municipal por donación que hicieron en 1897 los propietarios Ulises Heureaux, Presidente<br />
de la República, Andrés Beras, Agustín Pérez Montás, Juan Bautista Morel y Miguel Febles; terrenos<br />
que están comprendidos en el sitio denominado Chabón Abajo, y los cuales fueron mensurados<br />
en el años 1883 por los agrimensores públicos señores Gerardo Jansen y Domingo Morcelo”. 34 El venerable<br />
historiador continúa su relato señalando que “en mayo de 1907, se dio comienzo a la construcción<br />
del muelle y de los edificios de la Aduana, la cual estuvo a cargo del ingeniero Eduardo García. El 19 de<br />
marzo de 1914 quedó instalado el faro en la margen izquierda de la entrada del puerto, siendo el primero<br />
de su clase montado en nuestras costas.” 35 Los planos urbanísticos de La Romana fueron confeccionados<br />
por el Ing. Thomasset, el mismo que aparece trabajando en Santo Domingo, San Cristóbal, El Seibo<br />
y en el Cibao.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|191
3.4<br />
Los pueblos del sur y la ruta del oeste<br />
El sur se inicia en Santo Domingo y sigue a través de San Cristóbal; Baní; Azua; San Juan; Neiba y Barahona.<br />
La transformación está asociada estrechamente al período pre-republicano. Poco se conoce<br />
acerca de los constructores y arquitectos. 36 Ha quedado, sin embargo, el resultado de su trabajo: los<br />
edificios y las casas; calles y plazas. La <strong>arquitectura</strong> y el urbanismo permanecen como testimonio vivo.<br />
Los autores en cambio se olvidan. No puede hablarse de <strong>arquitectura</strong> anónima, sino de arquitectos anónimos.<br />
A veces se conocen nombres, y personajes dentro del proceso de desintegración entre el autor<br />
y su creación. Los estudios históricos pueden invadir estos campos en un proceso de homogenización<br />
reuniendo de nuevo carpinteros, albañiles, constructores y arquitectos con su obra. Esta tendencia se hizo<br />
más fuerte a partir del siglo XVIII; se intensifica en el siglo XIX. Fue patente con la <strong>arquitectura</strong> religiosa,<br />
con las reconstrucciones de los templos destruidos por huracanes y terremotos. Aparece con los trabajos<br />
de Portillo y Pedro de la Rosa. Se hace dominicana durante la República con Onofre de Lora y el<br />
Padre Ayala. Datos biográficos de estos personajes aparecen en la obra de José Gabriel García titulada<br />
Rasgos Biográficos de Dominicanos Célebres. A ellos se les debe la construcción de, por lo menos, tres<br />
iglesias provincianas: la del Santo Cristo de Bayaguana, la Parroquial de San Cristóbal y el Santuario de<br />
Aguas Santas de Boyá.<br />
Baní<br />
Existen pruebas de que el culto a la Virgen de Regla es anterior a la fundación de Baní 37 (1764), pues se<br />
tienen noticias de que por los años 1740, había un vecindario de 525 personas, de las cuales 111 eran<br />
hombres, 150 mujeres y el resto niños. Estos tenían como patrona a la Virgen de Regla, aunque para esta<br />
fecha no se había establecido formalmente el poblado y se estaba fabricando una iglesia, a pesar del<br />
estado de pobreza en que se vivía. Constituye una característica del mayor interés no sólo en Baní sino<br />
en toda la región sur, el viejo esquema presente en las construcciones populares. La polifonía colorística<br />
de la casa rural y los principios urbanísticos puestos en práctica para la ordenación de los nucleamien-<br />
San Cristóbal. Antigua iglesia parroquial<br />
con torre exenta y tejados con faldones<br />
que descansan sobre muros de mampostería.<br />
La estructura se levanta en la cara norte<br />
de la plaza mayor donde se construyeron<br />
los edificios del poder municipal y otros<br />
representativos de las funciones públicas.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|193
San Cristóbal: Club Social.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
Azua. Residencia frente al parque central,<br />
obra de Humberto Ruiz Castillo.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
194|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930<br />
tos habitacionales, como aquel tesoro perdido “el cuadrángulo de Paya”, constituyen algunos arquetipos<br />
de extraordinaria importancia en el comportamiento sociocultural de los estratos básicos de la sociedad<br />
dominicana de aquella región.<br />
Azua, San Juan<br />
Azua y San Juan constituyen fundaciones tradicionales, asentamientos de la época de Ovando y los Reyes<br />
Católicos, solar de familias que se multiplicaron con lentitud a través de los siglos, y cuyos descendientes<br />
pelearon por la independencia contra las tropas haitianas y defendieron la restauración con lanzas<br />
y machetes.<br />
Azua está ligada a la historia de Enriquillo, como lo está a la de Diego Méndez cuando arribó de Jamaica<br />
en busca del Comendador para organizar el rescate del Primer Almirante. Un ensayo de Ramiro Matos38<br />
deleita cuando nos relata como “Diego Méndez llegó a Puerto Escondido, al caserío donde Colón<br />
tuvo las conversaciones con Roldán y que Diego Méndez había oído de labios del Almirante. Aquí bajó<br />
de su canoa y fue al caserío disperso de los indios pescadores del lugar, y conversó con ellos, los cuales<br />
le dieron referencias de un español que tenía una granjería aledaña al poblado que ellos llamaban<br />
Azua. Este resultó ser uno de los españoles encomenderos, era de Galicia, de la región de Santiago de<br />
Compostela, estaba viviendo a expensas de los indios del lugar”. Aquel gallego que propició la designación<br />
de la villa de Compostela no podía imaginar que para el año de 1751, un terremoto cambiaría la<br />
suerte y el destino de la villa: “Hubo tres terremotos en ese año de 1751, el primero ocurrió el 18 de octubre;<br />
el segundo el día 28 del mismo mes; y el tercero, el que destruyó a Azua, ocurrió el 21 de noviembre.<br />
Corrieron estos tres terremotos toda la isla, hasiendo muchos destrosos de las serranías que deva<br />
pavor mirarlas, la iglesia del Combento de la Merced de la ciudad de Santiago padesió la mesma ruina<br />
que la de la ciudad dicha, y el combento de la villa de Azua quedo hecho una ruina de sus materiales,<br />
pero es mui corto la pequeñes de este volumen, para referir la ruina destrozos y afliciones de los moradores<br />
de esta villa de Azua, abandonada en esta ocación, por los repetidos terremotos, rebentando bolcanes<br />
de agua en los mesmos temblores que los puso en grande temor y espanto. De aquel poblado indígena<br />
(quizás milenario) llamado por los indios “Azúa”; y que luego de la estadía de aquel gallego éste<br />
llamara a su estancia vecina, Compostela; y luego Diego Velásquez y Ovando llamaran Azua de Compostela;<br />
ya sólo quedaban los escombros”. 39<br />
San Juan de la Maguana, villa incluida en el programa territorial de Ovando, fundada por Velásquez, ubicada<br />
en un fértil y rico valle bajo la sombra de la cordillera Central, es probablemente uno de los lugares<br />
mejor dotados para la vida pacífica de los prósperos agricultores que han conformado su vecindario desde<br />
entonces. Estas características y su relativo aislamiento fueron la causa de su limitado desarrollo urbanístico.<br />
Tierra de caciques, patriotas y empresarios agrícolas, la villa era aldeana y, como a casi todas,<br />
le tocó mudar de sitio con los siglos. Su actual emplazamiento es definitivo, siempre cercano la centro<br />
de culto taíno denominado “Corral de los Indios”.<br />
Barahona<br />
“Barahona se fundó a través del comercio, impulsada por un decreto de Toussaint Louverture. Estas actividades<br />
las iniciaron inmigrantes radicados en la común de Rincón, hoy municipio de Cabral, que en su<br />
mayoría eran de origen árabe, y se dedicaban a la explotación de madera preciosa en todas las montañas<br />
de la cordillera de Bahoruco; a la cría de ganado y más tarde se dedicaron a la siembra de café, poblando<br />
toda esta zona del aromático grano. A medida que se extendió la explotación de estos recursos<br />
naturales, la actividad comercial fue creciendo, y hubo la necesidad de extender su comercialización. Es<br />
así como Barahona jugó su rol por ser una ciudad marítima ...El Ingenio Azucarero y las minas de sal y<br />
yeso en la comunidad de Salinas, completan el empuje económico que vivió la Perla del Sur: Por su puer-<br />
Iglesia en San Juan de la Maguana.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
Antigua imagen de una casa en el Batey<br />
del Ingenio Barahona hacia el 1928.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|195
San José de las Matas: Iglesia del El Rubio.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
Salcedo. Iglesia con torre-campanario.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
Barahona. Interior de la iglesia de la Santísima<br />
Cruz, después de su restauración en el 1994.<br />
Foto Gustavo Luis Moré<br />
Barahona: Iglesia de la Santísima Cruz con<br />
torre lateral. Se trata de una estructura<br />
original de principios del siglo XX<br />
en mampostería con rasgos neoclásicos.<br />
Foto Gustavo Luis Moré.<br />
196|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930<br />
to, además del azúcar y mieles, la sal y el yeso, se exportaban maderas preciosas (guayacán, caoba, capá<br />
ébano, cedro, baitoa, roble, sabina), plátano y café, y a causa de este auge surgieron exportadores...”<br />
Así se expresa el profesor Gustavo Adolfo Tavárez en su obra titulada: Eran otros los tiempos y otros los<br />
hombres. 40 El batey de su ingenio reflejaba la <strong>arquitectura</strong> de influencia norteamericana que reinó durante<br />
muchos años en los barrios creados para funcionarios, la mayoría de ellos extranjeros, en los centrales<br />
azucareros que se fueron instalando en el sur de la República. Estas residencias mantienen una estrecha<br />
relación con la experiencia del canal de Panamá. El carácter tropical de las mismas giraba alrededor<br />
de una galería perimetral (que algunos arquitectos llamaban verandas), protegidas por mallas para<br />
defender el medio ambiente interior de los insectos, cosa esta que permitía mantener abiertas las puertas<br />
y ventanas y circular el viento. Como podemos ver, estos modelos son llevados a un plano más alto<br />
por arquitectos como Nechodoma y sus seguidores, los cuales convierten la vivienda individual en pequeños<br />
bungalows o casas del tipo pradera. Así crecieron poco a poco las antiguas ciudades y se desbordaron<br />
por los nuevos ensanches que modificaron la antigua morfología.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|197
198|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930<br />
3.5<br />
Desde Santo Domingo: eclecticismo y modernidad<br />
En Santo Domingo, las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX son tiempos de transfor-<br />
mación y crecimiento. Muchas de las antiguas estructuras civiles desaparecen o son remodeladas con<br />
estilos nuevos ligados al denominado eclecticismo, término que el diccionario define como del griego,<br />
eklegein (escoger), método que consiste en reunir lo mejor de cada sistema. La Ciudad Primada se desborda<br />
en nuevos ensanches que surgen alrededor del centro histórico e incluso en la margen oriental del<br />
río Ozama donde existían antiguos asentamientos como San Lorenzo de los Mina, cuya iglesia parroquial<br />
se conserva aún. Al oeste se pueden contabilizar antiguos asentamientos de ingenios azucareros como<br />
Palavé, Engombe y Nigua, con una ermita dedicada a San Gregorio. La integración entre ambas márgenes<br />
del río fue objeto de largos debates que culminaron con la construcción de un puente. Este tema había<br />
sido objeto de varias iniciativas desde época tan antigua como el año de 1540. Las crónicas recogieron<br />
la participación de un importante arquitecto, Rodrigo de Liendo, en este proyecto. 41 No había en<br />
esta época la presión que existe en nuestros días para la conservación de los recursos naturales. La población<br />
urbana era relativamente baja y salvo contados ejemplos, reinaba un ambiente urbano de carácter<br />
aldeano.<br />
Es difícil analizar la urbe santodominguense sin tomar en cuenta su región definida cuidadosamente por<br />
la naturaleza.<br />
Profesionales formados en el exterior modificaron la apariencia de la ciudad. Aparecen simultáneamente<br />
las urbanizaciones Ciudad Nueva, Gazcue y La Primavera, orientadas por los caminos reales hacia el<br />
oeste. Se integran los suburbios de la parte alta (norte) y se trazan nuevas avenidas con bulevares arbolados.<br />
Un tranvía tirado por caballos recorría la Calle Mayor desde el viejo mercado de la Plaza del Contador,<br />
atravesando el Navarijo, aquel barrio descrito por Moscoso, 42 hasta el fuerte de La Concepción y<br />
desde ahí hasta la playa de Güibia, que fue uno de los lugares recreativos preferidos por los residentes<br />
de la capital de la República en los primeros años del siglo XX.<br />
El nuevo siglo deslumbraba con algunos adelantos tecnológicos. La energía eléctrica recorría las calles con pos-<br />
Para 1911, y de acuerdo con Enrique Penson,<br />
ya estaba diseñada la residencia de dos plantas,<br />
de concreto, de estilo ecléctico, sita en<br />
la calle 19 de Marzo, entre la Padre Billini y<br />
la Arzobispo Portes, acera este. Fue diseñada<br />
(atribuida) por el Arq. Antolín Nechodoma.<br />
Se fabricó para servir de morada a don<br />
Juan Vicini Perdomo, con anticipación a su<br />
casamiento con la Srta. Consuelo Marchena<br />
Damirón. Foto Ricardo Briones.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|199
Alcázar de los Almirantes en su lado norte.<br />
La escalinata fue agregada por el restaurador<br />
J. Barroso. Foto Ricardo Briones.<br />
Junto a las murallas se instaló un faro a<br />
mediados del siglo XIX sobre el Fuerte de<br />
San José. Fue desmantelado. Construido en<br />
Inglaterra, dominaba la entrada al puerto de<br />
Santo Domingo.<br />
Reloj solar levantado en la plazuela de las<br />
Casas Reales junto al camino de ronda<br />
de las murallas de Santo Domingo.<br />
Foto Jochi Marichal.<br />
La puerta de San Diego ostenta un complejo<br />
diseño estructural y una composición refinada.<br />
Sus estructuras y escudos heráldicos fueron<br />
restaurados recientemente. Al fondo: las<br />
Casas Reales. Foto Jochi Marichal.<br />
200|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930<br />
tes de madera que todavía mantienen su uso. El agua potable y el drenaje sanitario y pluvial se volcaban en las<br />
antiguas vías de acuerdo con sistemas propios de la tecnología norteamericana. Los que entraban a la ciudad<br />
por el mercadillo fluvial aposentado en la ribera del río Ozama, al pie del Alcázar de Colón, atravesaban la notable<br />
Puerta de San Diego sin percibir la complejidad de su diseño estructural y el refinamiento de su composición.<br />
Este segmento de la periferia urbana contiene el conjunto de estructuras militares más depurado de la<br />
zona histórica. El sólido complejo militar y los perfiles castrenses de sus aspilleras, fortines y camino de ronda,<br />
contrastan con el simbolismo monumental de la Puerta del Mar. El análisis más erudito sobre este monumento<br />
fue elaborado en 1942 por un catedrático. 43 El mismo destaca el carácter planimétrico del plateresco de la<br />
Puerta de San Diego. La descripción se concentra en el plano frontal donde columnas elípticas soportan un<br />
frontispicio encuadrado por un rígido arrabá que se posa sobre los capiteles utilizando el recurso de volutas renacentistas.<br />
Después de comparar esta composición con algunos portales del siglo XVI, el ensayista advierte<br />
que San Diego anuncia el incipiente barroco europeo. Pienso que efectivamente el planismo (anti-plástico, dice<br />
Palm), de la decoración activa, constituye una expresión del manierismo que el diccionario define como “forma<br />
del arte que se manifestó en Italia en el siglo XVI entre el renacimiento y la época barroca, y que se caracterizó<br />
por su falta de naturalidad y su afectación”. Contrasta este efecto simple con la robustez de las estructuras<br />
del conjunto defensivo. Estas se contorsionan para adaptarse a la empinada cuesta que bajaba desde las<br />
Casas Reales. Hacia el norte, las estructuras se integraban a los parapetos defensivos del Alcázar, construidos<br />
previamente. Hacia el sur, daba paso a un camino de ronda que se extendía hasta la plazuela del Palacio de<br />
los Capitanes Generales y la Audiencia Real donde para el siglo XVIII se construyó un reloj de sol y una capilla.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|201
202|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930<br />
Los palacios conocidos como las Casas Reales fueron biografiados en el año 1979. 44 Allí se aportan datos<br />
sobre estas estructuras. Durante el gobierno de Ferrand, en la Era de Francia, los mismos adquirieron determinada<br />
fisonomía regida por necesidades más bien funcionales. En cambio, la fisonomía republicana que adquiere<br />
hacia 1910 es el producto de un cuidadoso empeño por dotar esta imponente estructura de una imagen<br />
de acuerdo con el gusto de la época. Actuó allí el ingeniero Osvaldo Báez, quien también intervino el edificio<br />
municipal frente a la “plaza mayor” dominada por el cabildo eclesiástico de la Catedral y los edificios dedicados<br />
al Poder Legislativo republicano: el Senado, en el antiguo palacio del gobernador haitiano Borgellá (similar<br />
al palacio de gobierno de Santiago frente a su plaza mayor, ya desaparecido), y la Cámara de Diputados<br />
situada en el viejo edificio de la cárcel pública que ya había adquirido su fachada neoclásica desde antes.<br />
El ingeniero Osvaldo Báez también intervino el Convento de las monjas dominicanas de Regina Angelorum<br />
donde funcionó el antiguo colegio de San Luis Gonzaga que regenteaba el Padre Billini. Construyó<br />
varias residencias y remodeló el hospital de San Andrés, una de sus mejores obras, así como la iglesia<br />
de La Altagracia, para lo cual intervino en forma imprudente el hospital de San Nicolás. El inventario de<br />
sus obras es extenso, y además de las mencionadas, están el cuerpo de bomberos de San Pedro de<br />
Macorís; la gran estructura del hipódromo La Primavera; etc.<br />
Para el fin de siglo XIX, se destruyó La Picota, ubicada en la Plaza Mayor, mientras se levantaba la escultura<br />
dedicada al Gran Almirante con cuyo nombre se designa el parque construido en la antigua Plaza de Armas.<br />
La <strong>arquitectura</strong> doméstica y las casas (a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX) incorporan elementos<br />
decorativos entre los que se distinguen ménsulas renacentistas; balaustres serlianos; puertas<br />
Torre de la iglesia de la Virgen de la Altagracia.<br />
Diseñada y construida por el Ing. Osvaldo<br />
Báez junto al Hospital de San Nicolás. La vieja<br />
capilla del hospital de San Nicolás, localizada<br />
en la porción este, fue incorporada al proyecto.<br />
El andamiaje para construir la torre se<br />
levantó en febrero del 1922 (LD, 16-2-1922).<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
Fotografías antiguas del paseo Padre Billini o<br />
malecón construido a principios del siglo XX.<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|203
204|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|205
Doble página anterior:<br />
Para 1924 se lleva a la imprenta el magnífico<br />
plano hecho por Ernesto Paradas.<br />
Firma aprobándolo, Alfredo Scaroina.<br />
Distintos ángulos del centro histórico de<br />
Santo Domingo en que pueden apreciarse<br />
conjuntos de edificios en la calle Hostos; en<br />
la calle Isabel la Católica; en la calle Padre<br />
Billini y un ángulo de las murallas que rodean<br />
la Ciudad Colonial. Fotos Ricardo Briones.<br />
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y ventanas encuadradas por formas sobresalientes coronadas por aleros melodiosos que parecen extraídos<br />
del trabajo encantado de albañiles teatrales. Las cornisas de ventanales se convierten en verdaderos<br />
toldos que sugieren telares colgantes, doseles. Se asumen los códigos del neoclasicismo histórico<br />
transfiriéndolo al eclecticismo, visto como un estilo con formulaciones libres, ricas en el manejo<br />
compositivo. Reaparecen las columnas de estilo; las balaustradas y las molduras; las cadenas de sillares<br />
en ángulos esquineros y en pilastras que ya figuraban en aquella disposición reglamentada desde<br />
el siglo XVI y cuya estereotomía, imitando aparejos de sillares, se convierte en una consonante de la gramática<br />
manierista que se aplica en nuestros días.<br />
Urbanísticamente, el crecimiento arropó la “gran sabana”, aquel espacio libre que se extendía frente a<br />
las murallas, orientándose hacia el oeste transformando la sabana real que los gobernadores haitianos<br />
denominaban “del Estado”. Frente a ella las murallas se extendían desde el mar (San Gil y La Misericordia)<br />
hasta el Fuerte de la Concepción. Las dos puertas del oeste creaban el escenario con el<br />
que tropezaban los viajeros que venían desde el sur y desde el norte. Poco a poco estas murallas fueron<br />
demolidas en algunos tramos para dar paso a las calles prolongadas que enlazaban los ensanches<br />
nuevos (Ciudad Nueva) con la Ciudad Colonial. El Parque de la Independencia fue la articulación<br />
entre Ciudad Nueva y la vieja o ciudad colonial. Antes se había construido el cementerio. Casi todo<br />
aparece registrado en el plano de Casimiro de Moya fechado en el año 1900. Poco después, en la plaza<br />
señalada, se levanta una hermosa glorieta que identificaba la ciudad y articulaba la calle mayor con<br />
el urbanismo del siglo XX.<br />
A lo largo de la avenida Independencia, denominada el camino de Güibia: así como la avenida hoy denominaba<br />
Bolívar (camino de Santa Ana); como también a lo largo de la actual avenida 30 de Marzo (antiguo<br />
camino de Santiago); se construyeron villas y chalets que asumía la burguesía en las primeras décadas<br />
del siglo XX. Casas con galerías perimetrales sobreelevadas sobre el terreno natural (creando só-<br />
tanos) y con techos altos de fuerte pendiente (creando buhardillas). Se utilizaban vigas de madera sobre<br />
las cuales se apoyaban planchas acanaladas de zinc industrial o láminas y tejas importadas. Estas estructuras<br />
tropicalizadas, de materiales heterogéneos, definían grandes espacios que permitían crear los<br />
salones de la <strong>arquitectura</strong> residencial en boga. El plafond de madera o de metal aislaba los vapores calientes,<br />
los cuales encontraban escape del desván a través de ventiladores o respiraderos colocados estratégicamente.<br />
El hormigón armado se hace presente en columnas de estilo sobre basas esbeltas. Los capiteles servían<br />
para transmitir las cargas de arcos y dinteles.<br />
Aparecen en el inventario de esta época, que coincide con la intervención norteamericana, del dieciséis,<br />
figuras como Jaime Malla Salom y José Doménech, artífices de residencias ligadas al modernismo; Alfredo<br />
Scaroina, quien participa en el diseño y construcción de la Casa Consistorial de Moca, en 1907;<br />
José Turull y Mariano Turull (asociado a Jaime Malla para 1913), quien conjuntamente con otros constructores-ingenieros,<br />
proyectaba el arte catalán y su presencia en el panorama urbano dominicano.<br />
José Turull nació en 1865, llegó a Santo Domingo en 1897 e instaló una fábrica de mosaicos y otros productos<br />
para la construcción. Se le atribuye como autor de la primera construcción de concreto armado:<br />
el depósito de los Parra, cerca del muelle de San Pedro de Macorís. También tuvo a su cargo la construcción<br />
de la torre de la iglesia parroquial del Seibo, y participa íntimamente en la construcción del puente<br />
del Ozama, actualmente destruido; del malecón Presidente Billini; y el edificio de la aduana de Santo<br />
Domingo, absolutamente neoclásico.<br />
Algunos de estos constructores llegaron desde Santiago de Cuba en el 1907, entre ellos José Doménech,<br />
para realizar trabajos artísticos y yeserías en la remodelación del palacio presidencial (Capitanes<br />
Generales o Casas Reales). Entre los que llegaron en ese año deben mencionarse Juan Teis y los hermanos<br />
Urgel (Ramón, Luis y Juan).<br />
LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930|207
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Capítulo especial merece Benigno Trueba, 45 quien prohijó estructuras emblemáticas que constituyen hi-<br />
tos insuperables en la fisonomía de Santo Domingo. Ya en 1914 se había trasladado a San Pedro de Macorís<br />
para instalar el ingenio central azucarero Las Pajas. En esa época dirigió varias construcciones en<br />
San Pedro de Macorís, por encargo del señor Serrallés, así como la instalación del ingenio Boca Chica.<br />
En 1919 construyó la fábrica de fósforos y el edificio de los bomberos en Puerto Plata. También dirigió<br />
parte de la carretera Azua-San Juan de la Maguana y construyó algunos puentes de hormigón armado,<br />
y en el gobierno de Horacio Vásquez, la carretera San Isidro-Guerra.<br />
Las graderías del hipódromo La Primavera fueron construidas por Trueba en 1919 (diseñadas por el Ing.<br />
Osvaldo Báez). Ramón Trueba, en las remembranzas que hace de su padre, se refería a la época en que<br />
vivían en San Pedro de Macorís y su padre era administrador de una ferretería frente al señor Cánepa,<br />
en el respaldo del Teatro Colón.<br />
El ingeniero Trueba también intervino en muchas obras que no fueron diseñadas por él, tales como el<br />
hospital Internacional aquí en Santo Domingo, la Iglesia Evangélica en la avenida Independencia, construida<br />
en 1934, y cuyos planos fueron traídos del exterior. El hospital Carl Th. George, en San Pedro de<br />
Macorís, donde construyó uno de los pabellones. También el edificio Cerame (aproximadamente en<br />
1923), con planos elaborados en los Estados Unidos y cuyo maestro de obra fue Julio Beltrán. El mismo<br />
señor Cerame trajo de Estados Unidos los planos del edifico en que funcionó el Listín Diario, en la<br />
calle José Reyes.<br />
Entre 1921 y 1924, Trueba trabajó como ingeniero en la construcción de la carretera del sur, así como<br />
en la de Hato Mayor al Seibo. Talvez fue posteriormente cuando inició la construcción de distintas obras<br />
en la ciudad de Santo Domingo, algunas de las cuales fueron demolidas y otras destruidas por el ciclón<br />
de San Zenón. Esta época de su ejercicio profesional en que se destacó como arquitecto y director de<br />
obras de <strong>arquitectura</strong>, adquiere especial interés con obras tales como el edificio Diez, y el antes mencio-<br />
Esquina noreste del edificio Baquero,<br />
de Benigno Trueba. Foto Ricardo Briones.<br />
Iglesia Evangélica, cuya torre se levanta airosa<br />
en la calle del Hospital o Mercedes.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
Algunas de las estructuras dominantes de la<br />
Calle Mayor o Calle del Conde, que recoge el<br />
eclecticismo moderno que invadió la vieja<br />
ciudad virreinal, estructuras levantadas en<br />
hormigón armado, entre ellas el edificio<br />
Cerame y el Diez. Fotos Ricardo Briones.<br />
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Fachada del Banco Nacional que, de acuerdo<br />
con Enrique Penson, fue producto del trabajo<br />
de Ramón Urgell Caralt y Pedro Casadeball.<br />
Fue intervenida en 1911. Foto Jochi Marichal.<br />
Casas de los suburbios, rodeadas de jardines.<br />
Son típicas de los primeros años del siglo XX.<br />
La primera, desaparecida, en la Av. Bolívar.<br />
La segunda, en la Av. Independencia, atribuída<br />
a Antonín Nechodoma.<br />
Foto Gustavo Luis Moré.<br />
Plano de la fachada de gran residencia en<br />
Gazcue. Archivo DoCoMoMo Dominicano.<br />
Plano-elevación de la casa cuya foto aparece<br />
en el centro. Archivo DoCoMoMo Dominicano.<br />
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nado edificio Baquero, situados ambos en la calle del Conde, así como obras anteriormente levantadas<br />
en la calle Isabel La Católica y la Arzobispo Meriño.<br />
El más avanzado arquitecto de las primeras décadas del siglo XX fue Nechodoma y la fuente más completa<br />
para estudiar su <strong>arquitectura</strong> es del libro que lleva por subtítulo The Pairie School in the Caribbean, 46<br />
publicado en el año 1994. Para el año de 1982 mi interés por el tema me permitió publicar un artículo “Nechodoma:<br />
Misterioso Arquitecto Bucanero del Caribe Hispánico”. 47 Nació en Praga, Checoslovaquia (entonces<br />
Bohemia) en 1877. Murió en San Juan de Puerto Rico, en un accidente tonto, en 1928. Su titulación<br />
como arquitecto la obtuvo en 1898. Aparece establecido en la ciudad de Chicago ya en 1900.<br />
Construyó numerosos edificios y residencias en Santo Domingo y San Pedro de Macorís, los cuales han<br />
sido inventariados. Entre éstos puede señalarse el edificio para un banco (en la esquina Mercedes con<br />
Isabel La Católica), modelo que fue repetido en distintos lugares. También edificios públicos en San Pedro<br />
de Macorís, tales como el mercado y el matadero. En las obras del arquitecto Nechodoma puede<br />
apreciarse la riqueza ornamental y el uso del adorno en la decoración. Para esto mantenía un taller de<br />
artesanías en el cual se ejecutaban sus diseños. Estos diseños aparecían como resultado del estudio del<br />
detalle. Eran los criterios del Art and Crafts y del Art Nouveau, vigentes en esta época, tanto en Europa<br />
como en los Estados Unidos. Era labor de oficio volcada en lámparas elaboradas con caracoles y nácares<br />
de Filipinas; ventanas con cristales de colores; cerámicas con decoraciones fitomórficas. Grandes<br />
aleros protegían su <strong>arquitectura</strong> con una intención clara de utilizar el medio ambiente y adaptarlo a él. La<br />
obra de Antonín Nechodoma fue descrita por Enrique Vivoni, arquitecto de San Juan de Puerto Rico, como<br />
parte del estilo que en Estados Unidos llaman “de las praderas”. Eran bungalows, casa de montañas<br />
en una primera época, dice Vivoni, quien agrega que:<br />
“Para el 1915, ya Nechodoma había variado su estilo, incorporando entonces elementos españoles en<br />
las fachadas y decoraciones, lo que estaba entonces a la vanguardia, Como ejemplo tenemos una casa<br />
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Peculiar residencia fabricada para 1914.<br />
Diseñada por el propietario, Zoilo Hermógenes<br />
García. Se trata de un chalet de una planta, con<br />
una galería adornada con figuras vegetales que<br />
parecen crecer desde la tierra para sostener el<br />
techo. Ramas simuladas se emplearon cerrando<br />
la galería desde el antepecho hacia abajo. Llamó<br />
la casa Villa Hena, en honor a la primera de su<br />
hijas. El trabajo artesanal es excelente por su<br />
semejanza a la naturaleza y por haber permanecido<br />
intacto a través del tiempo. Sin lugar a duda<br />
fue realizado por<br />
algunos de los alarifes catalanes de la época.<br />
(Enrique Penson). Foto Jochi Marichal.<br />
Centro de Recreo de Santiago del arquitecto<br />
puertorriqueño Pedro de Castro.<br />
Foto Ricardo Briones.<br />
Detalle del piso de la Casa Valera, en la César<br />
Nicolás Penson, Gazcue, c.1908. Demolida.<br />
Archivo DoCoMoMo Dominicano.<br />
Foto de archivo del interior de la Casa Valera,<br />
en la César Nicolás Penson, Gazcue.<br />
Una de las primeras obras de Nechodoma<br />
en Santo Domingo, c. 1908. Demolida.<br />
Archivo DoCoMoMo Dominicano.<br />
Edificio de uso mixto en la calle El Conde,<br />
actualmente en abandono. Benigno Trueba,<br />
c.1930. Foto Ricardo Briones.<br />
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construida en Santo Domingo y unos planos para el edificio de la Y.M.C.A, en Fajardo. Al estudiar am-<br />
bos proyectos nos damos cuenta de que son idénticos en forma y concepto”.<br />
Para la tercera década del siglo XX, llega a Santo Domingo uno de los más exitosos arquitectos de la región.<br />
En la Gran Enciclopedia de Puerto Rico, sección <strong>arquitectura</strong>, el apreciado y eminente profesor Efraín Pérez<br />
Chanis describió a Pedro Adolfo de Castro como uno de los precursores de la <strong>arquitectura</strong> contemporánea<br />
de aquel país. Su reseña sobre dicho personaje señala que la labor de De Castro transcendió a la República<br />
Dominicana. Efectivamente, tiene en este suelo obras de señalado interés. Entre otras diseñó y construyó<br />
tres residencias para los hermanos Freites, las tres en la avenida Independencia, la mayor de las cuales<br />
ha sido demolida. Tuvo a su cargo el Centro de Recreo de Santiago, aquel interesante edificio de fisonomía<br />
neomusulmana, muy de la época en que fue levantado, y sin duda, un atractivo escenario de tradiciones<br />
santiaguenses. Español-Morisco era como le llamaban a dicho estilo entonces. Del mismo arquitecto es<br />
también la mansión Tejera, reseñada por nosotros bajo el título de: Exótica Residencia con más de 50<br />
años. 48 Sus obras, después de proyectadas, las llevaba a cabo volcando su labor de arquitecto directamente<br />
en la construcción. Pérez Chanis describe esta actitud de la siguiente manera: “Además de arquitecto,<br />
De Castro se distinguió en el campo de las artes. Diseñó muebles, lámparas, rejas, bellos mosaicos policromados<br />
de cristales brillantes y algunos vitrales. Su temática de diseño se repetía en los enrejados, mosaicos<br />
y puertas, dándole a la obra unidad indiscutible. Esta labor artística, producto de su sensible personalidad,<br />
se proyectaba también al campo de la pintura, el dibujo libre, la escultura y poemas de profunda preocupación<br />
estética, dentro del romanticismo que influenciaba a muchos puertorriqueños del momento”.<br />
Como vemos, el catálogo de edificios emblemáticos correspondientes al período republicano se multiplica<br />
con obras diseñadas y construidas por varias generaciones de profesionales que desde las últimas<br />
décadas años del siglo XIX labraron edificios por muchos años, dejando obras que constituyen paradigmas<br />
inevitables, obras maestras de la <strong>arquitectura</strong> dominicana.<br />
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