17.11.2012 Views

Kurt Vonnegut Pájaro de celda - works

Kurt Vonnegut Pájaro de celda - works

Kurt Vonnegut Pájaro de celda - works

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

voluntariamente al mata<strong>de</strong>ro.<br />

A mis padres les reclutó <strong>de</strong> inmediato un agente <strong>de</strong> la Cuyahoga Bridge and Iron<br />

Company <strong>de</strong> Cleveland. El señor McCone me explicó que tenía instrucciones <strong>de</strong> contratar<br />

sólo a eslavos rubios, porque, según teoría <strong>de</strong> su padre, los rubios tendrían el ingenio<br />

mecánico y la fortaleza <strong>de</strong> los alemanes, pero templados por la pasividad <strong>de</strong> los eslavos.<br />

El agente tenía que seleccionar obreros para la fábrica y también algunos domésticos<br />

presentables para las diversas casas <strong>de</strong> McCone. Así fue como mis padres se integraron<br />

en la clase <strong>de</strong> los sirvientes.<br />

Sacco y Vanzetti no tuvieron tanta suerte. No había ningún corredor <strong>de</strong> maquinaria<br />

humana que tuviese un pedido <strong>de</strong> características parecidas a las suyas. «¿Adon<strong>de</strong> iba a ir<br />

yo? ¿Qué iba a hacer? —escribió Vanzetti—. Allí estaba la tierra prometida. El<br />

ferrocarril elevado pasaba traqueteando y no contestaba. Los automóviles y los tranvías<br />

pasaban rápidos también sin prestarme atención.» Así que él y Sacco, aún sin conocerse y<br />

a fin <strong>de</strong> no morir <strong>de</strong> hambre, tuvieron que empezar inmediatamente a mendigar en torpe<br />

inglés cualquier tipo <strong>de</strong> trabajo por el salario que fuese... yendo <strong>de</strong> puerta en puerta.<br />

Pasó el tiempo.<br />

Sacco, que había sido zapatero en Italia, fue al fin bien acogido en una fábrica <strong>de</strong><br />

zapatos <strong>de</strong> Mildford, Massachusetts, que, por azar <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino, sería la población natal <strong>de</strong><br />

la madre <strong>de</strong> Mary Kathleen O’Looney. Sacco se consiguió una esposa y una casa con<br />

jardín. Tuvieron un hijo al que pusieron Dante y una hija a la que llamaron Inez. Sacco<br />

trabajaba seis días por semana, diez horas diarias. Encontraba tiempo también para hablar<br />

y dar dinero y participar en manifestaciones por trabajadores en huelga, por mejores<br />

salarios y tratamiento más humano en el trabajo y <strong>de</strong>más. En Milnovecientos Dieciséis,<br />

fue <strong>de</strong>tenido por estas activida<strong>de</strong>s.<br />

Vanzetti no tenía ningún oficio y, en consecuencia, fue <strong>de</strong> trabajo en trabajo... trabajó<br />

en restaurantes, en una cantera, en una si<strong>de</strong>rurgia, en una fábrica <strong>de</strong> sogas. Era un lector<br />

fervoroso. Estudió a Marx, a Darwin, a Hugo, a Gorki, a Tolstoi, a Zola y a Dante. Tenía<br />

todo esto en común con los hombres <strong>de</strong> Harvard. En Milnovecientos Dieciséis dirigió<br />

una huelga contra la fábrica <strong>de</strong> sogas, que era la Plymouth Cordage Company <strong>de</strong><br />

Plymouth, Massachusetts, ahora subsidiaria <strong>de</strong> la RAMJAC. Tras esto, le incluyeron en<br />

la lista negra en muchos kilómetros a la redonda, y hubo <strong>de</strong> convertirse en ven<strong>de</strong>dor<br />

autónomo <strong>de</strong> pescado para sobrevivir.<br />

Y fue en Milnovecientos Dieciséis cuando llegaron a conocerse bien Sacco y<br />

Vanzetti. Se hizo evi<strong>de</strong>nte para ambos, pensando cada uno por su cuenta, pero pensando<br />

siempre en la brutalidad <strong>de</strong> las prácticas mercantiles, que los campos <strong>de</strong> batalla <strong>de</strong> la<br />

Primera Guerra Mundial sólo eran simples sectores adicionales <strong>de</strong> trabajo terriblemente<br />

peligroso, don<strong>de</strong> unos cuantos hombres podían supervisar el <strong>de</strong>rroche <strong>de</strong> millones <strong>de</strong><br />

vidas con la esperanza <strong>de</strong> ganar dinero. Era evi<strong>de</strong>nte para ellos que también Norteamérica<br />

se vería muy pronto envuelta en el conflicto. No querían que les forzasen a trabajar en<br />

aquellas fábricas <strong>de</strong> Europa, así que ambos se unieron al mismo grupito <strong>de</strong> anarquistas<br />

italonorteamericanos que se fueron a México hasta que acabó la guerra.<br />

Los anarquistas son personas que creen con todo el corazón que los gobiernos son<br />

enemigos <strong>de</strong> sus propios pueblos.<br />

Y me sorprendo pensando, ahora incluso, que la historia <strong>de</strong> Sacco y Vanzetti pue<strong>de</strong><br />

calar aún en los huesos <strong>de</strong> las futuras generaciones. Quizás haga falta contarlo sólo<br />

algunas veces más. En ese caso, la fuga a México será consi<strong>de</strong>rada por cada uno y todos<br />

como una expresión más <strong>de</strong> un tipo <strong>de</strong> sentido común muy sagrado.<br />

114

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!