lorca
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de la Universidad Nacional de La Plata, R. A., (junio, 1958). Este es el primer escrito que publico en España desde 1936. Se habló poco y se murmuró demasiado acerca de estos poemas que para nosotros, los gallegos, revisten importancia cardinal. Incluso alguna vez, tuve que salir al paso, epistolarmente, del malévolo infundio que me atribuía traducción, colaboración, o algo por el estilo. Afortunadamente, guardo los originales. Se ve que han sido escritos en una serie de impromtus -algunos a lápiz- trazados en esos papeles que se sacan del bolsillo en un café o que se atrapan por ahí sobresaliendo de un montón en la mesa de trabajo. El Noiturnio do adoescente morto, en una invitación de L’Ambassadeur de Portugal (r. s. v. p.), a comer, que pone en la parte alta de la cartulina y escrito a tinta roja: Pour rencontrer Mr. Julio Dantas. La Cantiga do neno da tenda, cruzando la mecanografía y los guarismos de una liquidación de la Sociedad de Autores Dramáticos de España, correspondiente a la Romería de los cornudos, derechos que Federico comparte con G. Pittaluga y C. Rivas Cherif. El Romaxe de nosa Señora da Barca, en un sobre ajado con una tarjeta dentro, de alguien que hoy resultaría innombrable en relación con García Lorca... Y así los otros dos. Me los dio un día de los finales de julio 278 , 1935, en su casa de Madrid, después de leerme Doña Rosita la soltera, recién acabada. Mi artículo en La Nación -de la que fui corresponsal viajero en España desde 1933 hasta diciembre de 1935- fue el primero, creo, dio noticia circunstanciada de esta obra. En septiembre de ese año me había dado, «para pasar en limpio», (con bastantes variantes en algunos versos), buena parte de los orginales de Diván del Tamarit. Tenía yo proyectado, por aquel entonces, un rápido viaje a Granada y Federico quería llevarle los originales del libro a su amigo don Antonio Gallego Burín, a quien él me había presentado en un viaje anterior. Iba a editárselo aquella Universidad y recuerdo cuánta ilusión esto le hacía, pues Federico era granadino de nación y de vocación, y si volviese a nacer volvería a serlo, a pesar de todo y quizá por todo. Luego, no hice el viaje y 278 Nós aproximamos a data a maio de 1935, como dá el tamén no seu artigo de La Hora, de 1948. Do 21 de xuño ó 20 de xullo de 1935 está con García Lorca en Granada e, a continuación, prosegue viaxe pola Praia de Almuñécar (20-27 de xullo), Málaga (27-31 de xullo), Alxeciras, Xibraltar, La Línea, Ceuta, etc. (agosto). Ademais, di que llos entregou en Madrid e en maio é cando están tanto Federico como Blanco-Amor, na capital de España. 334
le devolví los textos mecanografiados, menos cuatro poemas que destinaba a un Almanaque Literario que iban a editar G. de Torre, M. Pérez Ferrero y E. Salazar y Chapela. Si no recuerdo mal, yo mismo se los entregué a Pérez Ferrero. En cuanto a los Seis poemas galegos, mi tarea se redujo a formalizar la ortografía, a enmendar alguna impropiedad o castellanismo y también a escoger entre las variantes y a proponerle algunos títulos. Romaxe de nosa Señora da Barca no figura en el original, de modo que debe de ser mío. Para Vella cantiga, le propuse Canción de cuna pra Rosalía Castro, morta. Lo veo luego utilizado en un soneto póstumo (Nueva York, 1941): Canción de cuna para Mercedes, muerta. Todos estaban inéditos menos el Madrigal â cibdá de Santiago. Me lo dio impreso -los tipos de El Pueblo Gallego, de Vigocon una corrección a pluma en el segundo verso de la tercera estrofa: laio 279 (queja) por ceio (cielo). He aquí algún ejemplo de mis enmiendas: En Danza da lua en Santiago, «¿Quen fire caval de pedra -no mesmo umbral do sono?». Yo puse: «¿Quén fire potro de pedra -na mesma porta do sono?», porque caval no es gallego y cabalo resulta largo; y porta porque expresa poéticamente lo mismo que umbral, que tampoco es gallego, y evita el corte elocutivo artificioso en me-um. El verso: «Filla, con el ar do ceio», quedó: «Ai, filla, co ar do ceio», para corregir el castellanismo y ganar la sílaba... Y así otras menudencias sin importancia. Todo le pareció bien. ¿Por qué los escribió? Federico había estado en Galicia durante un viaje escolar (1917), que le dio temas para su primer libro: Impresiones y paisajes (1918). Entre todo aquel tierno y confiado desparramarse juvenil, aún rezumando modernismo, (Canéfora de pesadilla, Romanza de Mendelssohn, Jardín muerto, Jardín romántico...) hay una nota aceda, dolorosa: Un hospicio en Galicia, con este divertido reventón mitinero: «Quizá algún día (la puerta) teniendo lástima de los niños hambrientos y de las graves injusticias sociales, se derrumbe con fuerza sobre alguna comisión de beneficiencia municipal, donde abundan tantos ladrones de levi- 279 No artigo de Insula, con moitos erros tipográficos, aparece ladio. Cando é un erro de imprenta, corrixo a forma defectuosa, acudido á copia mecanografada que Blanco-Amor enviou para a revista. 335
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le devolví los textos mecanografiados, menos cuatro poemas que<br />
destinaba a un Almanaque Literario que iban a editar G. de Torre,<br />
M. Pérez Ferrero y E. Salazar y Chapela. Si no recuerdo mal, yo<br />
mismo se los entregué a Pérez Ferrero.<br />
En cuanto a los Seis poemas galegos, mi tarea se redujo a formalizar<br />
la ortografía, a enmendar alguna impropiedad o<br />
castellanismo y también a escoger entre las variantes y a proponerle<br />
algunos títulos. Romaxe de nosa Señora da Barca no figura<br />
en el original, de modo que debe de ser mío. Para Vella cantiga,<br />
le propuse Canción de cuna pra Rosalía Castro, morta. Lo veo<br />
luego utilizado en un soneto póstumo (Nueva York, 1941): Canción<br />
de cuna para Mercedes, muerta.<br />
Todos estaban inéditos menos el Madrigal â cibdá de Santiago.<br />
Me lo dio impreso -los tipos de El Pueblo Gallego, de Vigocon<br />
una corrección a pluma en el segundo verso de la tercera estrofa:<br />
laio 279 (queja) por ceio (cielo). He aquí algún ejemplo de<br />
mis enmiendas: En Danza da lua en Santiago, «¿Quen fire caval<br />
de pedra -no mesmo umbral do sono?». Yo puse: «¿Quén fire potro<br />
de pedra -na mesma porta do sono?», porque caval no es gallego<br />
y cabalo resulta largo; y porta porque expresa poéticamente lo<br />
mismo que umbral, que tampoco es gallego, y evita el corte<br />
elocutivo artificioso en me-um. El verso: «Filla, con el ar do ceio»,<br />
quedó: «Ai, filla, co ar do ceio», para corregir el castellanismo y<br />
ganar la sílaba... Y así otras menudencias sin importancia. Todo le<br />
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¿Por qué los escribió? Federico había estado en Galicia durante<br />
un viaje escolar (1917), que le dio temas para su primer libro:<br />
Impresiones y paisajes (1918). Entre todo aquel tierno y confiado<br />
desparramarse juvenil, aún rezumando modernismo, (Canéfora<br />
de pesadilla, Romanza de Mendelssohn, Jardín muerto, Jardín<br />
romántico...) hay una nota aceda, dolorosa: Un hospicio en Galicia,<br />
con este divertido reventón mitinero: «Quizá algún día (la puerta)<br />
teniendo lástima de los niños hambrientos y de las graves injusticias<br />
sociales, se derrumbe con fuerza sobre alguna comisión de<br />
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