MaquetaciŠn 1 - Saber Alternativo

40 SABER ALTERNATIVO
ESPIRITUALIDAD
LA LECTO-ESCRITURA DESDE UN ENFOQUE
ARTÍSTICO Y EQUILIBRADOR
partir de los 6 ó 7 años, el lenguaje,
A
inicialmente el lenguaje oral y posteriormente
también el escrito, se
vuelve el medio más importante para
el despertar y el desenvolvimiento de la personalidad
infantil.
En este período el cultivo de la memoria por
medio de poemas, canciones, historias…,
realizado repetidamente de forma rítmica, se
vuelve un tesoro que dura para toda la vida.
La actividad primordial hasta esa edad (6 ó 7
años) es jugar. La tarea de la escuela, puede ser
vista como la construcción de un puente entre la
capacidad y placer de jugar, y la responsabilidad
y capacidad de trabajar. Edificaremos ese puente enseñando de
forma artística. Las actividades artísticas, tales como el dibujo de
formas, la pintura, el modelado, el canto, son en sí mismas equilibradoras
y armonizadoras.
Las otras materias se deben presentar de forma imaginativa, ordenadas,
repetirlas rítmicamente, para que sus contenidos también
se vuelvan una intensa vivencia anímica.
Las historias del mundo de la fantasía, del folklore popular, de las
cuentos de hadas, de las leyendas y de las fábulas, formarán el
carácter, la imaginación y la confianza en la fuerza del bien en varias
generaciones de pueblos.
Es contando y recontando historias como se trabaja la estructura lingüística
y pensante, pues cada historia, así como todo pensamiento
estructurado, consta siempre de un comienzo, parte media y final.
El lenguaje pictórico, pleno de contenido, alimenta el alma infantil y
como todo alimento, debe ser digerido y metabolizado. Cuando los
niños, de esa edad, se envuelven en cuerpo y alma en el relato de
esas grandiosas imágenes, alegrándose o entristeciéndose, ellos
participan totalmente de ellas. Eso hace que se despierten en ellos
los impulsos de hacer algo igual, de actuar o de soñar.
Debemos diferenciar entre la historia que despierta la voluntad de
hacer y aquella que el niño lleva consigo para el sueño, donde metabolizamos
todas las vivencias diurnas.
LA HISTORIA ALIMENTO DEL ALMA, debe ser profunda, rica en
imágenes amplias y éticas, contemplando al ser
humano como un todo, inclusive lo que el será en
el futuro. Debe ser repetida durante varios días,
pero no debe ser usada para generar preguntas
que los niños deban responder. Es importante
que la historia mantenga sus imágenes íntegras y
que penetre como un todo en el mundo imaginativo
de los niños.
Para despertar el raciocinio y el interés de los
niños, tenemos la HISTORIA-MATERIA, que en
los diálogos y ejercicios, sirve para transmitir los
contenidos que los alumnos deben asimilar. Esos
diálogos vivos preparan, de forma adecuada a
esa fase evolutiva, los futuros estadios de aprendizaje,
que necesitarán comprensión racional y analítica.
Enseñando a leer y escribir con base en la conexión meramente
externa y convencional entre los sonidos y las letras, se ejerce una
influencia negativa sobre el desenvolvimiento de la mente infantil.
Este peligro puede evitarse si se le inculcan al niño las letras no
como signos cualesquiera, sino como imágenes de los sonidos.
Que ellos vean en las formas de las letras la expresión plástica de
su carácter fonético; así el niño dará el paso del habla a la escritura,
con plena participación de su intuición y entendimiento.
Aprender a escribir significa el desarrollo sucesivo de las potencias
de entendimiento y sentimiento vinculados a la vista y al oído, tras
lo cual, estas potencias perfeccionadas entran en estrecha y mutua
colaboración en tal forma, que con la comprensión de las letras
como imágenes de los sonidos, asimismo se despierta la inteligencia
y el pensamiento del niño.
Cuando aprenden a escribir de este modo, el lenguaje se hace vivo
en la escritura, y a través de su aprendizaje, se promueve, al mismo
tiempo, la predisposición a la lectura.
Una vez por semana, los niños deberían pintar, libres de una representación
concreta, para familiarizarse intensamente con el color.
Rudolf Steiner (creador de la Pedagogía Waldorf), explicó que no
debía privarse al niño de esta vivencia intensiva de la perspectiva
cromática, porque de otro modo nunca llegaría a leer con la correcta
rapidez.