Untitled - Biblioteca Digital

EL CODIGO PENAL y LA JURISPRUDENCIA 95
las antiguas incertidumbres era necesario acudir a un recurso
extraordinario, dió del delito de que se trata una definición
legal que no pudo sin embargo, ocultarse a la penetración
de sus autores,. er~,más propia de una ley adjetiva,
que de una ley sustantiva .
Como vemos el código español hace de la acusación
o falsa denuncia, un delito especial de carácter público, diferente
del falso testimonio y de la calumnia. Pero siempre
ha habido cierta dificultad en su calificación, y así tenemos
que, mientras algunos 10involucran en las falsedades, otros
10 consideran como un atentado contra la fe pública,
o contra la administración de justicia, y no faltan quienes
10 califiquen como uno de los atentados contra el honor.
y la confusión se explica por la idéntica naturaleza entre
ambos delitos, como 10 afirma el Supremo Tribunal de
Madrid, C) en uno de sus fallos: u Que el delito de denuncia
falsa, consiste esencialmente en 10 mismo que el
de calumnia, siendo la esencia de este delito igual a la de
aquel sólo que varía de naturaleza y alcance por el diverso
modo de manifestarse y realizarse, hasta el punto de que la
denuncia falsa es delito público y la calumnia de los que
no pueden perseguirse sino a instancia de partes".
Similar a la legislación española, 10 consideran el Código
Francés, (art. 373); el Código Portugués (art. Z44) ;
y el Código Alemán (art. 164).
Los elementos constitutivos de este delito son iguales
al de calumnia, y el hecho de la presentación de la denuncia
o la querella ante la autoridad ya sea administrativa o
judicial para que proceda a su averiguación, es 10 que hace
cambiar su calificación. Así como la publicación de la
calumnia o la injuria en letras de molde transforma e) el
atentado en un delito de imprenta, así también la denuncia
o acusación falsa ante cualquier autoridad competente cambia
el delito privado contra el honor, en otro público contra
la administración de justicia.
(1) Hidalgo García, tomo 1, pá.g. 962.
(2) Sin deberlo, porque los medios consumativos no cambian
la naturaleza de los hechos, que es el criterio que debemos tener
para la calificación de los delitos.