Untitled - Biblioteca Digital

94 JUAN F. GONZALEZ
blica y separarlo de los atentados contra el honor, es una
tendencia moderna que ha sido aceptada ya por diversas
legislaciones.
El artículo 340 del Código Español establecía: u Se
comete el delito de acusación o denuncia falsa, imputando
falsamente a alguna persona, hechos que si fueren ciertos,
constituirían delitos de los que dan lugar a procedimiento
de oficio, si esta imputación se hiciere ante funcionario administrativo
o judicial que por razón de su cargo debiera
proceder a su averiguación o castigo. No se procederá, sin
embargo contra el denunciador o acusador sino en virtud
de sentencia firme o auto también firme de sobreseimiento
del tribunal que hubiere conocido del delito imputado. Este
mandará a proceder de oficio contra el denunciador o
acusador, siempre que de la causa principal resultaren méritos
bastantes para abrir el nuevo proceso".
Tal era la organización de la falsa denuncia en la legislación
española que corregía una interpretación errónea
que se tenía del sistema y que el comentarista Groizard,
e) hace notar en su tratado cuando dice: (~l La acusación
o denuncia que hubiese sido declarada calumniosa
por sentencia ejecutoriada será castigada. De aquí que algunos
creyeron que no toda acción o denuncia falsa era
ajusticiable, sino sólo aquella que además de ser falsa se
declarase calumniosa, y como un error conduce a otro
error, es que estimaron que constituyendo la calumnia un
delito contra el honor, debía ser considerado como tal la
acusación o la denuncia declarada calumniosa en la sensentencia
y por lo tanto que sólo podía ser perseguida a instancia
de la persona ofendida ".
u A todo atendió y todo lo reformó felizmente el
nuevo código. Fijó claramente desde luego la índole genérica
del delito incriminado llamándole delito de acusación o
falsa denuncia, eliminando las palabras H denuncia o acusación
calumniosa" que había contribuído a desnaturalizar
su carácter público. y creyendo que para poner términos a
(1) Derecho Penal, tomo 111, pá.gs. 714 y 716.