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EL CODIGO PENAL y LA JURISPRUDENCIA 369
referirme al propósito para que no puedan producirse interpretaciones
dudosas".
He aquí el alcance del agregado, que no puede referirse
a la supresión del estado civil, pues en este caso el
perjuicio es ineludible; sólo se refiere entonces a la suposición
del estado civil que, como hemos visto, en algunos casos
puede presentarse sin ocasionar ningún perjuicio.
Este agregado ha sido criticado desde la cátedra por el
Dr. Irureta Goyena C), a mi juicio con razón. Dice el
citado tratadista: ce El estado civil reviste demasiada importancia
en la sociedad, para que le sea permitido a un particular
atribuirse una paternidad o suponer una filiación imaginaria,
a título de que por ese acto no se lesionan los derechos
de familia de nadie. Por encima de todo, por arriba
de esos intereses de índole privada, existe el interés del Estado,
de que se respete la filiación natural, el hecho biológico
de que ningún individuo pueda ser extraído del grupo
familiar a que pertenece, ni incorporado a un grupo extraño.
Los móviles son factores accesorios del dolo: no lo
integran ni lo desintegran. Actúan como elementos de ajustamiento
y no de constitución; sirven para aumentar o disminuir
la pena, pero exclusivamente para esa finalidad".
Tiene razón el profesor Uruguayo. En el hecho de la
suposición del estado civil, aunque no se haya ocasionado
un perjuicio, se cumplen todos los requisitos esenciales de
la perpetración del delito y juzgando el problema bajo la
luz de la buena doctrina no podemos trepidar en aceptar
su consumación, aunque otra sea la solución de acuerdo a la
disposición de nuestra ley. Porque si el móvil no integra,
ni desintegra el dolo, debemos considerarlo sólo como un
elemento de individualización a los efectos de la dosificación
del castigo.
Para estos casos excepcionales donde resulta muchas
veces innecesaria la sanción legal, establece el nuevo código
Uruguayo la moderna institución del perdón judicial,
institución que se basa al decir de Ferri en los mismos prin-
(1) Obras Completas, tomo VI, pág. 147.