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286 JUAN F. GONZALEZ
o una tentativa de estos delitos, pero el hecho no puede configurar
el rapto, porque es otro el traslado delictuoso a que
se refiere el precepto legal.
En tesis general no podemos hablar de sustracción
mientras el traslado no ha sido efectuado, y éste lo debemos
considerar desde el momento que la víctima ha sido sacada
de la esfera de sus familiares o allegados, que ejercen su vigilancia.
El rapto, de acuerdo como lo entiende la doctrina y lo
sanciona nuestro precepto legal, no sólo se verifica por el
traslado de la víctima, sino también por la retención indebida
de la misma. Sin embargo el maestro Puglia con una
interpretación más bien etimológica del vocablo u rapto",
que significa llevar una cosa con rapidez y violencia, sostiene
que la retención indebida no debe configurarlo. Pero
tal doctrina rechazada por la mayoría de los maestros del derecho
es indiscutiblemente errónea y entre nosotros no debemos
ni plantear siquiera el problema, ya que el precepto
legal haciendo caso omiso al concepto etimológico del vocablo,
se refiere expresamente a la sustracción y a la retención
violenta, como elemento constitutivo del delito.
En este caso lo mismo da efectuar el traslado violento
de la víctima de un lugar a otro, que retener a la víctima en
el lugar a donde ha ido voluntariamente.
* * *
2 Q • La violencia. - Al tratar de la violación tuvimos
la oportunidad de estudiar este elemento constitutivo, que
es común a ambos delitos. Tanto aquí, como allí, lo apreciamos
bajo sus tres aspectos característicos, que consideran
los expositores del derecho: física, moral y presuntiva.
Vale decir, que trataremos de la coerción material, psicológica
y legal.
Decimos coerción material para referirnos a la fuerza fí·
sica obrando directamente sobre la persona de la víctima; decimos
psicológica, para referirnos a la violencia moral, que
obrando en forma de amenaza o intimidación llega igualmente
al sometimiento de la voluntad; y decimos por último