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EL CODIGO PENAL y LA JURISPRUDENCJ.\ 229
castigar a los que comercian o lucran con la prostitución de
menores, teniendo siempre en vista la casa de prostitución
y sus regentes". ~
t~ Pero no se ha ido al fondo del asunto, ni se ha buscado
el remedio para el mal realmente sentido en nuestra
modalidad nacional ".
tt Aquí es frecuente el caso del individuo que haciendo
vida marital con una mujer vive a costa de su prostitución.
El individuo costea sus vicios con el trabajo de la mujer,
a la cual coloca en una casa de tolerancia o a la que obliga
a ejercer su comercio en las calles. El sujeto cuando la coloca,
cobra los rendimientos y cuando la mantiene en aparente u­
berta~, la a,~echa para quitarle el dinero que consigue de
sus clientes .
tt Este sujeto sólo es penado cuando se prueba la
violencia usada con la mujer que comercia. Pero es el caso,
que tienen de tal manera dominada a sus víctimas, que
todas las veces que éstas son llamadas a los tribunales para
averiguar si se ejercitan violencias sobre sus personas, niegan
categóricamente su concurrencia, salvando al explotador
que las trata peor que los antiguos negreros a sus esclavos.
Es preciso hacer desaparecer esa lacra social, es
necesario reprimir severamente a esos sujetos haraganes
que viven de la corrupción de sus víctimas, y a ello se encamina
el proyecto, que los castiga aún mediando el consentimiento
de la mujer. Lo que la ley no debe tolerar es esa
profesión peligrosa, fuente de vicios, de corrupciones y de
sufrimientos para las víctimas desgraciadas".
Es tan claro y terminante el informe de la Comisión
que no deja lugar a dudas. Tratándose de la corrupción o
prostitución de la concubina o esposa, cualesquiera que sea
la edad de la víctima, el delito se comete aún con el consentimiento
de la misma.
Importa esta sanción ejemplarizadora una excepción
a la regla que exige, cuando se trata de personas mayores de
edad, el requisito previo de la violencia, de la amenaza y del
engaño.