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226 JUAN F. CONZALEZ
y si a esto agregamos que la honestidad de la víctima no
juega ningún rol en la corrupción, tenemos que concluir
que el cliente que conoce la situación de la menor y no obstante
realiza el comercio carnal, comete sin duda el delito.
Tratándose de un delito doloso que no admite la culpa,
el solo hecho de ignorar la situación de la menor,
exime de toda responsabilidad. Es valor entendido que
trabajando la menor en una casa pública, la buena fe siempre
se supone, y entonces la conducta dolosa del cliente debe
probarse.
* * *
Circunstancias calificativas. - En la parte final del artículo
que estudiamos establece la ley, las circunstancias
que deben agravar la corrupción de menores y dispone:
f~ Cualesquiera que fuese la edad de la víctima, la pena será
de reclusión o prisión, desde diez a quince años, cuando
mediare engaño, violencia, amenaza, abuso de autoridad o
cualquier otro medio de intimidación o coerción, como
también si el autor fuese ascendiente, marido, hermano, tutor
o persona encargada de su educación o guarda o que
hiciera con ella vida marital ".
Es decir, que nuestro legislador reune las circunstancias
calificativas en dos grandes grupos: en el primero,
comprende las formas y procedimientos empleados; y en
el segundo los lazos de sangre y las relaciones de familia entre
víctima y victimario.
El código cuando habla de cualquiera que fuere la
edad de la víctima al tratar sobre la violencia, se refiere
únicamente a la persona de los menores ya que la corrupción
de las personas mayores de edad la considera especialmente
en el artículo siguiente.
La primera parte del artículo estudiaba la simple corrupción,
donde el atentado se efectuaba con el consentimiento
y anuencia de la víctima. Ahora introduce nuevos
factores que se consideran circunstancias calificativas y ellos
son: el engaño, la violencia, la amenaza, la intimidación o
coerción y PoI abuso de autoridad.
Todo cuanto estudiamos sobre la violencia en la vio-