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172 JUAN F. CONZALEZ
P En sustituir la palabra virgen, que califica a la mujer
mayor de doce años y menor de quince, víctima del delito,
por la voz honesta. La virginidad es una condición muy difícil
de comprobar; y, tomando el término en su significado
técnico, puede existir o no existir en la mujer más casta
e inocente. En efecto, si oímos a los médicos legistas,
la ruptura del hímen indicio de la pérdida de la virginidad,
puede ocurrir por cualquier accidente, y es posible también
que no se efectúe en el primer acceso carnal. Entre tanto
10que la ley se propone amparar es la honestidad de las mujeres
menores de quince años. En consecuencia, ésta debe
ser la condición exigible en la víctima del atentado; 2 9 En
suprimir la cláusula H empleando la seducción", que indica
el medio de cometer el delito. Esta cláusula es vaga y susceptible
de originar dudas, o alude a los engaños, a las maquinaciones
de que se haya valido el estuprador. La ley no
necesita mencionar estos medios, porque el hecho no puede
ejecutarse por otros, desde que no se debe suponer que la
mujer honesta, menor de quince años, sea capaz de consentir
en ser prostituida, sino que ha cedido a los halagos y artificios
del seductor, y desde que, si el culpable empleara la
fuerza o el miedo, o si la ofendida se hallara privada de razón
o de sentido o en la imposibiladad de resistir, el acto
importaría ·violación; 3 9 En reemplazar la pena de prisión
por la de penitenciaría conforme al plan de penalidad adoptado
en el Proyecto ".
He aquí en forma concisa y terminante la nueva ideología
del delito, que acto seguido pasaremos a desarrollar.
* * *
El bien jurídico protegido. - No podemos hablar
aquí como en la violación, que el bien jurídico protegido sea
el derecho a la libertad sexual, desde que una de las condiciones
del delito, es el acceso carnal voluntario. Es decir,
que es una condición ce sine qua non" el consentimiento
de la propia víctima, porque es el elemento diferencial que
caracteriza la violación.
Más que la libertad sexual, el bien qu~ ataca el estupro