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EL CODIGO PENAL y LA JURISPRUDENCIA 133
ras, que darían lugar a la maledicencia y con ello al escándalo
social, resultando un mal más grave que el que se pretende
reprimir.
El comentarista Groizard participa también de este
criterio eminentemente práctico y nos enseña al respecto:
e) ce El acto, dirán, es un acto externo que cae bajo nuestra
apreciación pero ¿cómo probar el fin que lo considera, cómo
averiguar si tiene por objeto llegar por el camino directo y
ya trazado de la consumación del adulterio, o si sólo implica
un mero galanteo el propósito de ganar la voluntad de la
mujer, la exteriorización en una palabra de un deseo culpable?
Multiplíquense los ejemplos y el resultado será el mismo.
Siempre nos encontramos con que el carácter por su
índole dudoso, de los actos externos que a la ejecución de
propósitos amorosos ilícitos conducen, hacen dificilísima la
apreciación judicial de la intención de sus autores. Y si esto
es así, mil veces es preferible la impunidad de los actos de la
tentativa de que tratamos y mejor que la justicia se detenga
en su acción fiscalizadora, confesando su impotencia por
falta de prueba para calificar las intenciones humanas en
asuntos tan espinosos, que no dejarla marchar sin rumbo
fijo ni lastre, dictando sentencia al azar, engañada en falsas
apariencias, absolviendo en unos casos y condenando en
otros, sin motivos fundados que den prestigio a sus decisiones
".
Escriche, (2) sostiene que tanto la tentativa como la
frustración del delito de adulterio es fácil de distinguir, y manifiesta
que cuando el cómplice se hubiera puesto de acuerdo
con la mujer casada sobre la realización del acto ilícito,
dándose cita con ella, y concurriendo al sitio indicado, y no
pudiendo practicar todos los demás actos necesarios para
consumar el delito por cualquier causa o accidente ajeno
a su voluntario desistimiento, estaríamos en presencia de una
tentativa; y en cambio habría delito frustrado cuando los
protagonistas fueren hallados en el propio lecho en situa-
(1) El Código Penal, Tomo 6, pág. 27.
(2) Diccionario de la Legislación, tomo 1, pág. 323.