NOTA PRELIMINAR - Centro Nacional de Catequesis
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Yo le dije una vez a mi madre: “mamá, ¿que va a hacer uno en el<br />
cielo?... Y me dijo: “ver a Dios”; yo me quedé viéndola, y le dije: “¿qué más<br />
hay que hacer?” y me dijo: “nada más”. Entonces le pregunté: “mamá, ¿en<br />
el cielo no hay noche ni hay día?” y me dijo: “no”. “Pero entonces ahí no<br />
se duerme, qué aburrido es ir al cielo”. Ahora yo digo: ¡qué hermoso es ir<br />
al cielo! porque yo ya entiendo, en lo poquito que sé, que en el cielo no me<br />
puedo aburrir, porque nunca puedo agotar a Dios.<br />
Y <strong>de</strong> este Dios uno <strong>de</strong>be dar también testimonio en la tierra: no se<br />
edifica una comunidad si no se edifica en Dios, si no se <strong>de</strong>scubre a Dios,<br />
si no se ama a la comunidad por razón misma <strong>de</strong> Dios.<br />
Hay que amar a la Iglesia. Yo recomendaría una lectura sobre el<br />
último documento <strong>de</strong> la Sagrada Congregación para la Doctrina <strong>de</strong> la Fe.<br />
Un documento preparado para los 20 años <strong>de</strong>l Concilio, que habla muy<br />
bonito (no enredado), muy bonito, sobre la Iglesia como Pueblo <strong>de</strong> Dios.<br />
La Iglesia jamás es pueblo; es Pueblo <strong>de</strong> Dios. Jamás se pue<strong>de</strong> separar el<br />
misterio <strong>de</strong> Cristo, <strong>de</strong> la Iglesia. A veces nos asombramos releyendo el<br />
Vaticano II: cuando se habla <strong>de</strong> Cristo, parece que se habla <strong>de</strong> la Iglesia, y<br />
cuando se habla <strong>de</strong> la Iglesia, surge Cristo. Es que jamás se pue<strong>de</strong>n<br />
disociar.<br />
A la Iglesia hay que amarla en la limitación <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong><br />
nosotros los hombres. Por suerte acaban <strong>de</strong> cometer un error en la lectura<br />
(comenzaron a leer antes <strong>de</strong> lo señalado): Los Apóstoles tenían prisa y le<br />
dijeron al Señor: “el Reino ya viene”. Qué bonito es esto; en realidad no<br />
somos más que eslabones <strong>de</strong> este Reino que no se dará acabado aquí en<br />
la tierra; por eso la historia <strong>de</strong>l hombre en el misterio <strong>de</strong> la Iglesia,<br />
converge hacia Cristo, lo cual expresa San Pablo muy claro: “Todas las<br />
cosas serán recapituladas por Él, y entregadas al Padre”. Es todo lo que el<br />
gran catequista san Pío X puso en el lema “lnstaurar todas las cosas en<br />
Cristo”, el cual aportó tanto en la renovación catequística.<br />
Amar a la Iglesia... ¿cómo?. Nunca lamentándose <strong>de</strong> haberla<br />
servido; nunca servirse <strong>de</strong> ella, sino servirla; palabras que se dicen<br />
fácilmente y que los viven su consagración catequística saben que esto es<br />
vocación y no entretención, ni llamado acci<strong>de</strong>ntal. Hay que crear y recrear<br />
la Iglesia.<br />
En la primera lectura <strong>de</strong> esta noche escuchamos el hecho tan<br />
maravilloso <strong>de</strong> que el Dios <strong>de</strong> la Alianza siempre estuvo con Israel y hubo<br />
momentos fuertes en los cuales Dios pareció revelarse más íntimamente,<br />
y el hombre re<strong>de</strong>scubrió el misterio <strong>de</strong> su vida en Dios. Vale la pena que<br />
meditemos en esto. Últimamente he dicho una cosa que los<br />
acontecimientos me permiten verla así: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que Costa Rica, perdió el<br />
corredor y los jardines, los ancianos también se suicidan en Costa Rica,<br />
porque ya no hay quien oiga la sabiduría <strong>de</strong>l anciano, y ya no hay el