NOTA PRELIMINAR - Centro Nacional de Catequesis

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74 La operacionalización de las grandes líneas trazadas por el Ier. Encuentro Nacional llevó a la tarea no fácil de elaborar el “marco teórico de la catequesis costarricense”, como paso indispensable para una orientación segura y unificada del trabajo, al mismo tiempo que actualizada e integral. Un grueso volumen poligrafiado, con un esquema claro, fue el producto del esfuerzo. Sin embargo, el momento no estaba maduro y la falta de tiempo impuso en él el modelo de un “mosaico” con capítulos elaborados por varios autores, en el que no estaban ausentes la transliteración y la improvisación. En efecto, el marco teórico no fue producto de un proceso reflexivo, pero condujo a él. El mismo día en que la Comisión Nacional de Catequesis lo presentó a la Conferencia Episcopal, reunida conjuntamente para el efecto, comenzaron a surgir las observaciones, fueron destacando causas y consecuencias de lo apuntado, y la misma Conferencia Episcopal pidió a la Comisión al finalizar la jornada, un borrador, síntesis de dicho marco teórico, que pudiera servir de base para la promulgación de una carta pastoral orientadora de la catequesis costarricense, que se publicaría tres meses después, al comenzar el Adviento. Ni éste, ni la Pascua siguiente pudieron ver realizado este esfuerzo, sino que fue la fiesta de Pentecostés de 1984, en que los catequistas costarricenses tuvieron en sus manos las primeras líneas orientadoras del campo catequístico, con firma y sello de todos los Pastores de la Provincia Eclesiástica, como carta pastoral colectiva. Dichosamente el borrador presentado a la Conferencia Episcopal había recogido ya las múltiples observaciones que desde bases cualificadas se habían hecho al marco teórico, y se puede afirmar que a este punto ya había arrancado un proceso serio de reflexión bíblico-teológico-antropológica, al servicio de la catequesis en Costa Rica. Sobre las bases humanas de quienes trabajaron dichos borradores, nació la Subcomisión de Reflexión de la Comisión Nacional de Catequesis. Dicha Subcomisión era expresión de cierto grado de madurez de la catequesis costarricense, no sólo por el producto de su labor, sino también porque a partir del trabajo en equipo, compartido desde la confección hasta la corrección y la aplicación, se empezaba a enmendar la anteriormente mencionada tendencia a “etiquetar” las acciones y los procesos con nombres y apellidos. En este momento los frutos se recogían ya de un trabajo con más sentido eclesial, y así comenzaban a ser vistos por los destinatarios. La mencionada Carta Pastoral Colectiva del Episcopado Costarricense, titulada Catequesis: Luz para alumbrar a las naciones, produjo en la catequesis del país efectos muy positivos, logrando progresivamente en buena hora sistematizar, organizar y dinamizar el proceso catequístico, entendiéndose claramente por tal, no sólo la estructura nacional en su quehacer coordinador, sino el cotidiano caminar de una inmensa mayoría de catequistas que hicieron de la carta pastoral su “libro de texto”, del cual recogían directrices, tanto para su formación como para su acción. Esto produjo en los agentes una sensación de seguridad, si bien el capítulo segundo de ella les resultaba inquietante, pues presentaba los retos de la realidad costarricense a la evangelización y a la catequesis. Desde el punto de vista conceptual, la carta pastoral ayudó a los catequistas a asimilar precisiones hechas particularmente por las Exhortaciones Apostólicas El Anuncio del Evangelio y La catequesis en Nuestro Tiempo. El capítulo sobre el método hizo precisiones y señalamientos, pero era mucho lo que al respecto quedaba por decir y que superaba la naturaleza del documento.

75 En la aplicación de la carta pastoral colectiva sobre la catequesis destacan dos acciones importantes: la primera, (diciembre de 1983) consistió en la elaboración, a cargo de la Subcomisión de Reflexión de CONEC, del proyecto de catecismo total para todas las edades, previsto en el número 103 de dicho documento. Con base en ese proyecto la Subcomisión de Reflexión dio continuidad al importante trabajo de la elaboración de textos, requerido por la misma Conferencia Episcopal. La segunda, en julio de 1985: durante la realización del Primer Encuentro Anual de Comisiones Diocesanas de Catequesis, se produjo la integración de la Subcomisión de Formación, con representantes de las cinco Diócesis. Con ello se operacionalizaba una recomendación expresa de la carta pastoral. Desde esta Subcomisión se generaría, año y medio después, la integración y funcionamiento de las Subcomisiones Diocesanas de Formación, para canalizar, dinamizar y actualizar el proceso formativo. En todo ello se ha puesto de relieve la responsabilidad de laicos competentes, integrados a la labor formativa de catequistas de la base y de catequistas coordinadores. Además: - Se aprovechan todos los lugares y momentos al alcance para concientizar sobre la catequesis como proceso permanente, y sobre la parroquia como lugar privilegiado de la catequesis. - Se da un progresivo proceso de integración de las Comisiones Diocesanas. - Se realizan momentos importantes de coordinación con el Departamento de Educación Religiosa y con el Instituto Pedagógico de Religión. - Los Señores Obispos hicieron un comunicado sobre catecismos y textos, reconociendo e impulsando, al mismo tiempo, un proceso catequístico total y permanente. - Se iniciaron diálogos de coordinación con otros sectores de la pastoral. - Se realizaron en las diócesis cursos para la formación de los catequistas coordinadores. - Se reubicó la oficina del Secretariado, ampliando su pequeño local a cinco, también cedidos por los Padres Franciscanos en el Convento de San Antonio de Guadalupe (Goicoechea) desde febrero de 1982 y cuya generosidad la Comisión debe al P. José Celada Moreno, miembro de la Comisión Nacional y Representante del Departamento de Educación Religiosa (DER).

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La operacionalización <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s líneas trazadas por el Ier. Encuentro<br />

<strong>Nacional</strong> llevó a la tarea no fácil <strong>de</strong> elaborar el “marco teórico <strong>de</strong> la catequesis<br />

costarricense”, como paso indispensable para una orientación segura y unificada <strong>de</strong>l<br />

trabajo, al mismo tiempo que actualizada e integral. Un grueso volumen poligrafiado,<br />

con un esquema claro, fue el producto <strong>de</strong>l esfuerzo. Sin embargo, el momento no<br />

estaba maduro y la falta <strong>de</strong> tiempo impuso en él el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> un “mosaico” con<br />

capítulos elaborados por varios autores, en el que no estaban ausentes la<br />

transliteración y la improvisación. En efecto, el marco teórico no fue producto <strong>de</strong> un<br />

proceso reflexivo, pero condujo a él. El mismo día en que la Comisión <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong><br />

<strong>Catequesis</strong> lo presentó a la Conferencia Episcopal, reunida conjuntamente para el<br />

efecto, comenzaron a surgir las observaciones, fueron <strong>de</strong>stacando causas y<br />

consecuencias <strong>de</strong> lo apuntado, y la misma Conferencia Episcopal pidió a la Comisión al<br />

finalizar la jornada, un borrador, síntesis <strong>de</strong> dicho marco teórico, que pudiera servir <strong>de</strong><br />

base para la promulgación <strong>de</strong> una carta pastoral orientadora <strong>de</strong> la catequesis<br />

costarricense, que se publicaría tres meses <strong>de</strong>spués, al comenzar el Adviento. Ni éste,<br />

ni la Pascua siguiente pudieron ver realizado este esfuerzo, sino que fue la fiesta <strong>de</strong><br />

Pentecostés <strong>de</strong> 1984, en que los catequistas costarricenses tuvieron en sus manos las<br />

primeras líneas orientadoras <strong>de</strong>l campo catequístico, con firma y sello <strong>de</strong> todos los<br />

Pastores <strong>de</strong> la Provincia Eclesiástica, como carta pastoral colectiva.<br />

Dichosamente el borrador presentado a la Conferencia Episcopal había recogido<br />

ya las múltiples observaciones que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> bases cualificadas se habían hecho al marco<br />

teórico, y se pue<strong>de</strong> afirmar que a este punto ya había arrancado un proceso serio <strong>de</strong><br />

reflexión bíblico-teológico-antropológica, al servicio <strong>de</strong> la catequesis en Costa Rica.<br />

Sobre las bases humanas <strong>de</strong> quienes trabajaron dichos borradores, nació la<br />

Subcomisión <strong>de</strong> Reflexión <strong>de</strong> la Comisión <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Catequesis</strong>. Dicha Subcomisión<br />

era expresión <strong>de</strong> cierto grado <strong>de</strong> madurez <strong>de</strong> la catequesis costarricense, no sólo por el<br />

producto <strong>de</strong> su labor, sino también porque a partir <strong>de</strong>l trabajo en equipo, compartido<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la confección hasta la corrección y la aplicación, se empezaba a enmendar la<br />

anteriormente mencionada ten<strong>de</strong>ncia a “etiquetar” las acciones y los procesos con<br />

nombres y apellidos. En este momento los frutos se recogían ya <strong>de</strong> un trabajo con más<br />

sentido eclesial, y así comenzaban a ser vistos por los <strong>de</strong>stinatarios.<br />

La mencionada Carta Pastoral Colectiva <strong>de</strong>l Episcopado Costarricense, titulada<br />

<strong>Catequesis</strong>: Luz para alumbrar a las naciones, produjo en la catequesis <strong>de</strong>l país efectos<br />

muy positivos, logrando progresivamente en buena hora sistematizar, organizar y<br />

dinamizar el proceso catequístico, entendiéndose claramente por tal, no sólo la<br />

estructura nacional en su quehacer coordinador, sino el cotidiano caminar <strong>de</strong> una<br />

inmensa mayoría <strong>de</strong> catequistas que hicieron <strong>de</strong> la carta pastoral su “libro <strong>de</strong> texto”, <strong>de</strong>l<br />

cual recogían directrices, tanto para su formación como para su acción. Esto produjo en<br />

los agentes una sensación <strong>de</strong> seguridad, si bien el capítulo segundo <strong>de</strong> ella les<br />

resultaba inquietante, pues presentaba los retos <strong>de</strong> la realidad costarricense a la<br />

evangelización y a la catequesis. Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista conceptual, la carta pastoral<br />

ayudó a los catequistas a asimilar precisiones hechas particularmente por las<br />

Exhortaciones Apostólicas El Anuncio <strong>de</strong>l Evangelio y La catequesis en Nuestro<br />

Tiempo. El capítulo sobre el método hizo precisiones y señalamientos, pero era mucho<br />

lo que al respecto quedaba por <strong>de</strong>cir y que superaba la naturaleza <strong>de</strong>l documento.

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