NOTA PRELIMINAR - Centro Nacional de Catequesis

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08.05.2015 Views

66 Hermana Margarita de Sión, una francesa con alma costarricense, que puso su entusiasmo y su corazón en la catequesis de nuestro país. Años 70: Década catequística marcada por dos sínodos universales La apertura pastoral marcada por el Decreto Conciliar “Ad Gentes” generó una toma de conciencia de la Iglesia sobre su misión evangelizadora, que requirió precisar conceptos para que la Iglesia entera pudiera asumir la totalidad de su misión con sus alcances y dimensiones, a la luz de la riqueza conciliar. Esta toma de conciencia fue hecha en el Sínodo de 1974, el cual versó sobre el Anuncio del Evangelio, título que asumió con posterioridad la exhortación apostólica correspondiente, del Papa Pablo VI. Ya en los albores de la década hubo dos hechos altamente iluminadores para la catequesis universal, con fuerte incidencia en nuestro país, ambos registrados en el año 1971 y ligados íntimamente entre sí: El Directorio Catequístico General: incidencias La idea de un catecismo como texto único para toda la Iglesia, retomada en el Concilio Vaticano I, y en otros momentos posteriores a él, desembocó, finalmente, como ejecución del Decreto Christus Dominus Nº 44, en la elaboración larga y difícil, del Directorio Catequístico General, de la Sagrada Congregación para el Clero, el cual fue promulgado por el Papa Pablo VI en la Pascua de 1971. Dicho Directorio presentaba los principios fundamentales teológico-pastorales del Magisterio de la Iglesia y especialmente del Concilio Ecuménico Vaticano II, con los cuales se dirige y ordena mejor la acción pastoral del ministerio de la palabra (DCG Intr.). Su fin inmediato era “prestar una ayuda para preparar los directorios catequísticos y los catecismos” (nacionales). A partir de estas líneas fundamentales, debía suscitarse “en las distintas partes de la Iglesia” investigaciones y aplicaciones de él a cada realidad. En Costa Rica el Directorio fue conocido por los más altos responsables de la catequesis nacional y diocesana, pero poco tiempo después era un libro más en sus bibliotecas. La primera edición costarricense, que lo hizo accesible a los catequistas, no se dio sino hasta en 1983 y constituyó la primera publicación de la Comisión Nacional de Catequesis. Segundo Congreso Catequístico Internacional: incidencias Fue precisamente en la preparación del Directorio Catequístico General, que se concretizó la idea, ya anteriormente delineada, de realizar el Segundo Congreso Catequístico Internacional, “expresión altamente significativa y consoladora del trabajo de la Iglesia después del Concilio” (Pablo VI. Discurso 25 de IX-1971). En efecto, afirmaba el Papa, “hoy como ayer la catequesis debe ponerse en escucha al hombre en el cual se refleja el esplendor de Dios, para revelarle la verdadera luz que lo ilumina y da el sentido último a sus reclamos y aspiraciones”. El Congreso, realizado en Roma en septiembre de 1971, tenía una doble finalidad: por

67 una parte, estudiar y dar a conocer la situación de la catequesis en el mundo en ese momento, y por otra, dar a través de la voz de cualificados relatores, la orientación y sugerencias necesarias para una acción catequística más adecuada y eficaz. Allí, desde el seno de grupos lingüísticos iberoamericanos, se hizo sentir la voz de la catequesis latinoamericana, con sus características y posibilidades, angustiosa y esperanzada al mismo tiempo. Se autodefinió como la marcha de un pueblo en procura de la liberación en la Pascua de Cristo, segura de que las situaciones de injusticia y opresión debían encontrar en la catequesis una firme denuncia. En el fondo, había una gran preocupación: la catequesis latinoamericana debía ayudar a superar la dicotomía existente entre las formulaciones doctrinales y la praxis, entre la doctrina social de la Iglesia y la realidad socio-político-cultural del subcontinente. El Episcopado Latinoamericano expresaba, a través de sus portavoces la angustia que el catequista estaba viviendo, sumergido en la duda de si quedarse únicamente con el anuncio del mensaje, o ser un promotor social. Los pastores sentían asimismo que se hacían cálculos en torno al tiempo destinado a la catequesis, y que el lenguaje mismo pecaba, muchas veces, de falta de adecuación a la mejor tradición de la Iglesia. En la línea de una catequesis liberadora, reconocían que “si la catequesis debe anunciar el mensaje de la salvación, debe reconocer los obstáculos y las alienaciones que el mal produce en el mundo”, reafirmando, sin embargo, siempre, que “la salvación viene de Dios” y que era necesario “una revisión a fondo” en este sentido. Nos permitimos hacer notar el peligro de que la catequesis se reduzca a un hecho espontáneo o esporádico, en la totalidad global de la formación humana (...) que no se reduzca el contenido de la fe ni a un cuadro doctrinario sin conexión con la vida, ni a un moralismo promotor de mejores formas de vida humana (Mons. Benítez, Felipe S., Actas del Segundo Congreso Catequístico Internacional, Editrice Studium – Roma: 1971). Queda clara, pues, la búsqueda de un proceso vivencial en el que la doctrina y la praxis en la catequesis son complementarias e indispensables para lograr la síntesis entre la fe y la vida. La problemática catequística y las nuevas orientaciones Al aproximarse un nuevo Sínodo, esta vez sobre la catequesis, el Departamento de Catequesis del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) ofreció como documento de trabajo preparatorio, una síntesis titulada Catequesis para América Latina, en mucho concordante con el contenido del Directorio Catequístico General y en ciertos aspectos reflejo del Sínodo anterior sobre la Evangelización. De nuevo afloraron en la expresión latinoamericana las exigencias de la realidad del subcontinente. Esta vez, sin embargo, el CELAM habla de “característica situacional de la catequesis”, colocando en un paréntesis la expresión “catequesis situacional”, dado que ya por estos años la expresión resultaba ideológicamente ambigua y los Pastores sentían la responsabilidad de dar el viraje necesario. Por eso explica el documento que catequesis

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Hermana Margarita <strong>de</strong> Sión, una francesa con alma costarricense, que puso su<br />

entusiasmo y su corazón en la catequesis <strong>de</strong> nuestro país.<br />

Años 70: Década catequística marcada por dos sínodos universales<br />

La apertura pastoral marcada por el Decreto Conciliar “Ad Gentes” generó una<br />

toma <strong>de</strong> conciencia <strong>de</strong> la Iglesia sobre su misión evangelizadora, que requirió precisar<br />

conceptos para que la Iglesia entera pudiera asumir la totalidad <strong>de</strong> su misión con sus<br />

alcances y dimensiones, a la luz <strong>de</strong> la riqueza conciliar. Esta toma <strong>de</strong> conciencia fue<br />

hecha en el Sínodo <strong>de</strong> 1974, el cual versó sobre el Anuncio <strong>de</strong>l Evangelio, título que<br />

asumió con posterioridad la exhortación apostólica correspondiente, <strong>de</strong>l Papa Pablo VI.<br />

Ya en los albores <strong>de</strong> la década hubo dos hechos altamente iluminadores para la<br />

catequesis universal, con fuerte inci<strong>de</strong>ncia en nuestro país, ambos registrados en el año<br />

1971 y ligados íntimamente entre sí:<br />

El Directorio Catequístico General: inci<strong>de</strong>ncias<br />

La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> un catecismo como texto único para toda la Iglesia, retomada en el<br />

Concilio Vaticano I, y en otros momentos posteriores a él, <strong>de</strong>sembocó, finalmente, como<br />

ejecución <strong>de</strong>l Decreto Christus Dominus Nº 44, en la elaboración larga y difícil, <strong>de</strong>l<br />

Directorio Catequístico General, <strong>de</strong> la Sagrada Congregación para el Clero, el cual fue<br />

promulgado por el Papa Pablo VI en la Pascua <strong>de</strong> 1971. Dicho Directorio presentaba los<br />

principios fundamentales teológico-pastorales <strong>de</strong>l Magisterio <strong>de</strong> la Iglesia y<br />

especialmente <strong>de</strong>l Concilio Ecuménico Vaticano II, con los cuales se dirige y or<strong>de</strong>na<br />

mejor la acción pastoral <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> la palabra (DCG Intr.). Su fin inmediato era<br />

“prestar una ayuda para preparar los directorios catequísticos y los catecismos”<br />

(nacionales). A partir <strong>de</strong> estas líneas fundamentales, <strong>de</strong>bía suscitarse “en las distintas<br />

partes <strong>de</strong> la Iglesia” investigaciones y aplicaciones <strong>de</strong> él a cada realidad.<br />

En Costa Rica el Directorio fue conocido por los más altos responsables <strong>de</strong> la<br />

catequesis nacional y diocesana, pero poco tiempo <strong>de</strong>spués era un libro más en sus<br />

bibliotecas. La primera edición costarricense, que lo hizo accesible a los catequistas, no<br />

se dio sino hasta en 1983 y constituyó la primera publicación <strong>de</strong> la Comisión <strong>Nacional</strong><br />

<strong>de</strong> <strong>Catequesis</strong>.<br />

Segundo Congreso Catequístico Internacional: inci<strong>de</strong>ncias<br />

Fue precisamente en la preparación <strong>de</strong>l Directorio Catequístico General, que se<br />

concretizó la i<strong>de</strong>a, ya anteriormente <strong>de</strong>lineada, <strong>de</strong> realizar el Segundo Congreso<br />

Catequístico Internacional, “expresión altamente significativa y consoladora <strong>de</strong>l trabajo<br />

<strong>de</strong> la Iglesia <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l Concilio” (Pablo VI. Discurso 25 <strong>de</strong> IX-1971).<br />

En efecto, afirmaba el Papa, “hoy como ayer la catequesis <strong>de</strong>be ponerse en<br />

escucha al hombre en el cual se refleja el esplendor <strong>de</strong> Dios, para revelarle la<br />

verda<strong>de</strong>ra luz que lo ilumina y da el sentido último a sus reclamos y aspiraciones”. El<br />

Congreso, realizado en Roma en septiembre <strong>de</strong> 1971, tenía una doble finalidad: por

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