Pilar Fernández Beites - Ciudad Redonda
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Antropología cultural y antropología filosófica<br />
comparación, es decir, que cree que puede llegar a saber lo que algo<br />
es mediante la comparación con lo semejante a ello. Lo que<br />
muestra Husserl es que en realidad lo cierto es más bien lo contrario:<br />
que cualquier comparación exige una esencia previa. Husserl<br />
muestra que suponer que la esencia puede sustituirse por un círculo<br />
de semejanzas es un claro error porque decidir dónde trazar el círculo<br />
exige saber el «respecto a qué» buscamos la semejanza. Y el «respecto<br />
a qué» es justamente la esencia. Esta crítica ha de considerarse<br />
definitiva, pues es un dato indiscutible que todo es semejante a todo<br />
y que, por tanto, contar con los elementos semejantes implica contar<br />
ya con aquello respecto a lo que se asemejan:<br />
«La concepción empirista, que pretende evitar la necesidad<br />
de admitir los objetos específicos, retrocediendo a la extensión<br />
de éstos, es por tanto imposible. No puede decirnos qué es lo<br />
que da unidad a la extensión. La objeción siguiente nos lo hace<br />
ver particularmente claro. La concepción combatida opera<br />
con “círculos de semejanza”, pero toma harto ligeramente la<br />
dificultad que representa el hecho de que cada objeto pertenezca<br />
a una pluralidad de círculos de semejanza y de que sea<br />
preciso contestar a la pregunta acerca de lo que separa unos<br />
de otros esos círculos de semejanza. Se ve claramente que, sin<br />
tener ya la unidad de la especie, sería inevitable un regressus<br />
in infinitum. Un objeto A es semejante a otros objetos; a unos<br />
desde el punto de vista a y a otros desde el punto de vista b,<br />
etcétera. El punto de vista mismo no debe, empero, significar<br />
que exista una especie que crea unidad. ¿Qué es, pues, lo que<br />
hace, por ejemplo, que el círculo de semejanza condicionado<br />
por la rojez sea uno frente al condicionado por la triangularidad?<br />
La concepción empirista sólo puede decir: son semejanzas<br />
distintas; si A y B son semejantes con respecto a la rojez, y<br />
A y C son semejantes con respecto a la triangularidad, estas<br />
semejanzas son específicamente diferentes. Pero entonces tropezamos<br />
de nuevo con las especies» 67 .<br />
67 Husserliana XIX/1, Logische Untersuchungen. Zweiter Band: Untersuchungen<br />
zur Phänomenologie und Theorie der Erkenntnis. Erster Teil, M. Nijhoff,<br />
Den Haag, 1984, p. 120 (2ª investigación, &4). Para llegar a la esencia basta con<br />
la «intuición eidética» realizada sobre un solo individuo, y ella nos permite agrupar<br />
los individuos semejantes a él.<br />
Heidegger utiliza este mismo argumento: «Si ahora debemos decir y delimitar<br />
qué es la esencia del árbol, nos apartaremos de la idea general y nos volveremos<br />
a las especies peculiares de árboles y a ejemplares singulares de estas espe-<br />
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