Pilar Fernández Beites - Ciudad Redonda
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Antropología cultural y antropología filosófica<br />
que en este carácter crítico reside el irrenunciable valor de la antropología<br />
filosófica. Y esto es lo que se echa de menos en la antropología<br />
cultural, cuyo punto de partida incuestionado implica la negación<br />
de esa peculiaridad del hombre que intenta poner de<br />
manifiesto la antropología filosófica.<br />
2. Antropología cultural<br />
La antropología cultural tiene su origen en Gran Bretaña, donde<br />
se prefiere, sin embargo, la denominación de «antropología social».<br />
Es en Estados Unidos donde impera el título de «antropología cultural»<br />
20 y, aunque mi exposición se centre en ella, es imprescindible<br />
indicar algunos hitos básicos en la historia general de la disciplina.<br />
La prehistoria de la antropología se puede retrotraer hasta Herodoto,<br />
es decir, hasta los más antiguos relatos de viajeros que describían<br />
otras culturas distintas de la occidental (destacando la conmoción<br />
que supuso el descubrimiento de América). Pero la historia<br />
de la antropología sólo comienza un poco antes de mediados del<br />
XIX, cuando los relatos dejan paso a las primeras teorías antropológicas,<br />
que son las teorías evolucionistas, a las que se opondrán las<br />
difusionistas. El evolucionista E.B. Tylor suele ser mencionado como<br />
padre de la antropología británica y nadie niega al también evolucionista<br />
J.G. Frazer el haber sido la figura clave en la divulgación de la<br />
antropología, dando a conocer a un amplio público este saber todavía<br />
incipiente. Aunque a finales del XIX se utiliza ya en alguna<br />
medida el método característico de la antropología social, que es el<br />
denominado «trabajo de campo», hay que esperar al siglo XX para<br />
favor de los animales no humanos es una pura incoherencia. Además, de momento<br />
ningún animal ha mostrado interés por los derechos de otras especies,<br />
salvo ciertos individuos de la especie humana (incluidos los animalistas), y esto<br />
debería hacer sospechar a los animalistas que los individuos humanos son animales<br />
singulares. En realidad, sólo el hombre como ser capaz de salirse del<br />
mundo, de situarse fuera de su propia especie, es capaz de preocuparse por el<br />
resto de las especies (Víctor Gómez Pin critica con detalle las teorías animalistas<br />
en un libro reciente: El hombre, un animal singular. La Esfera de los Libros, Madrid,<br />
2005.)<br />
20 Sobre la relación entre la antropología social y cultural ver, por ejemplo,<br />
MERCIER, Paul, Historia de la antropología. Península, Barcelona, 1995, pp. 6-7.<br />
EGGAN, Fred: «La antropología social y el método de la comparación controlada»,<br />
en LLOBERA, J.R. (ed.), La antropología como ciencia. Anagrama, Barcelona, 1975,<br />
esp. pp. 180-1. Lévi-Strauss: «Lugar de la antropología entre las ciencias sociales»,<br />
en Antropología estructural. Eudeba, Buenos Aires, 1972, p. 320.<br />
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