08.05.2015 Views

o_19koohlu11ggm1joh6p01pp51fe93b.pdf

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

84 Echarán Fuera Demonios<br />

fue liberado incluso enJesús hasta que se encontró con Satanás y lo derrotó<br />

en un encuentro directo, persona a persona.<br />

El modelo que Jesús estableció es uno que todos nosotros debemos<br />

seguir. Dios libera el poder del Espíritu Santo a través de nosotros en la<br />

medida que somos victoriosos en nuestro conflicto espiritual con Satanás.<br />

Jesús precisó cuarenta días para ganar Su victoria, pero al final esa victoria<br />

fue totaL Nosotros debemos seguir el mismo modelo, aunque nuestras vic~<br />

torias nunca serán en el mismo nivel que las Suyas. No podemos pasar por<br />

alto el conflicto con Satanás si deseamos ver el poder del Espíritu Santo li~<br />

berado en nuestras vidas. El conflicto espiritual de este tipo no es la eviden~<br />

cia del fracaso, sino una condición esencial para un ministerio fructífero.<br />

Meditando sobre esto, pensé en mi primera esposa, Lydia, que ahora<br />

está con el Señor. Cuando la conocí en los años 40 en lo que entonces era<br />

Palestina, ella era una de las cristianas más osadas y comprometidas que<br />

jamás había conocido. Ella había sido una profesora de escuela de éxito,<br />

que venía de una familia pudiente de Dinamarca. Dejó todo eso y vino a<br />

Jerusalén en obediencia a Dios, sin saber lo que Él tenía guardado para<br />

ella. En 1928, tomó una niña que se moría y cuidó de ella hasta que se puso<br />

bien de salud. (Esta historia se cuenta en mi libro Appointment inJerusalem<br />

[Cita enJerusalén]).<br />

Durante los veinte años siguientes Lydia mantuvo un hogar para ni~<br />

ñas sin padres, como una mujer sola en una cultura donde las mujeres son<br />

generalmente consideradas inferiores. Durante esos años ella tuvo que en~<br />

frentarse a disturbios, bandidos, privación económica, condiciones de vida<br />

primitivas y oposición de parte de los judíos y musulmanes, pero nunca<br />

tambaleó. Ella continuó esa vida de victoria-bien en las presiones del<br />

Londres de posguerra, en la estación de la misión en el Este Africano o<br />

viajando conmigo en mi ministerio-hasta su misma muerte en 1975.<br />

Pero un episodio en su vida me sorprendió. En los años 70 ella y yo<br />

ministramos a cientos de personas que necesitaban liberación, y vimos mu~<br />

chas victorias gloriosas. Una vez, tras una sesión particularmente podero~<br />

sa, volvíamos al piso que nos había proporcionado la iglesia, pero Lydia se<br />

rehusó tomar el ascensor. En vez de ello, subió cuatro tramos de escaleras.<br />

Cuando la interrogué acerca de ello, ella contestó: "No me siento a gusto<br />

en un ascensor".

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!