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50 Echarán Fuera Demonios<br />

modo que muchos decían: Está muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le<br />

enderezó; y se levantó" (Marcos 9:26-27).<br />

Esther estuvo allí echada durante unos diez minutos, luego levantó sus<br />

manos y empezó a alabar al Señor y hablar en lenguas. Finalmente, sus<br />

fuerzas empezaron a volver y se levantó. Después de cerca de media hora,<br />

la entregamos al Pastor Watson, quien la puso en su automóvil y la llevó a<br />

casa.<br />

Lydia y yo volvimos a entrar en casa, donde los Faulkner esperaban.<br />

Todos nos miramos los unos a los otros, sorprendidos. Luego, alguien dijo:<br />

"¡Vamos a tomar una taza de té!"<br />

Mientras hablábamos sobre lo que había pasado, todos estábamos en~<br />

tusiasmados. Era la primera vez que veíamos una demostración sobrena~<br />

tural dramática y objetiva de la autoridad que Jesús nos había dado sobre<br />

los demonios.<br />

Otro cautivo liberado<br />

Más o menos a la mitad de la siguiente semana, Esther Henderson<br />

llamó a mi esposa por teléfono y dijo: "Creo que están intentando volver.<br />

¿Podríais venir a ayudarme?"<br />

Fuimos en automóvil a la casa de Esther para aconsejarla y orar por<br />

ella. Parecía que los demonios la estaban oprimiendo con el temor, buscan~<br />

do que esa fuera la puerta para volver a entrar. La animamos a tomar una<br />

posición en las palabras de Santiago 4:7: "Someteos, pues, a Dios; resistid al<br />

diablo, y huirá de vosotros".<br />

Mientras estábamos allí, la hija más pequeña de Esther, una niñita de<br />

seis años, permanecía como a escondidas detrás del telón. Rose era una<br />

niña delgada, triste y retraída. Cada vez que la miraba en la cara, ella des~<br />

viaba sus ojos y agachaba la cabeza. Me dijeron que ella era considerada<br />

una retrasada mental.<br />

Finalmentele dije a Esther: "Sé que no se puede confiar que el demonio<br />

hable la verdad, pero cuando aquellos demonios dijeron que tenían a tu<br />

hija, creí que a lo mejor podían estar diciendo la verdad".<br />

"¿Orarían ustedes por ella?", contestó Esther.

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