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48 Echarán Fuera Demonios<br />

12:44). Así que la referencia del demonio a Esther como "mi casa" estaba<br />

en línea con las Escrituras.<br />

Con esto en mente, le dije al demonio: "En el nombre deJesús, ¡Sí, vas<br />

a salid"<br />

Se trataba de un verdadero conflicto de voluntades. Parecía que tenía<br />

que vencer al demonio etapa por etapa. Cada etapa demoró un buen tiempo,<br />

pero cuanto más citaba las Escrituras y usaba el nombre deJesús, tanta<br />

más supremacía ganaba sobre mi enemigo. Finalmente el demonio empezó<br />

a negociar conmigo. "Si salgo", dijo, "volveré". Dije: "No, saldrás y te quedarás<br />

fuera".<br />

Entonces dijo: "Pues, aunque yo salga, mis hermanos están aquí y la<br />

matarán". Yo dije: "No, tú saldrás primero, y tus hermanos saldrán después<br />

de ti". Al mismo tiempo, me di cuenta de que había conseguido una información<br />

útiL Aparentemente había más de un demonio ahí.<br />

Entonces el demonio dijo: "Aunque salgamos de ella, todavía tenemos<br />

a su hija". Dije: ''No, saldréis de Esther primero y luego saldréis de su hija".<br />

No sabía yo que Esther tenía una hija, pero seguía un principio sencillo:<br />

Todo 10 que decía el demonio, yo decía 10 contrario.<br />

A estas alturas el demonio cambió de táctica. Sin ningún aviso, los<br />

brazos de Esther se levantaron y se cruzaron sobre su garganta, y ella empezó<br />

a estrangularse a sí misma con sus propias manos. Su cara se volvió<br />

de un color morado y sus ojos empezaron a sobresalirse de su cabeza.John<br />

Faulkner, el presbiteriano, que era más alto y más pesado que yo, se juntó<br />

a mí, y con nuestro esfuerzo conjunto finalmente logramos tirar de las manos<br />

de Esther y sacarlas de su garganta. Su fuerza era sobrenaturaL<br />

Luego volví a mi batalla con el demonio. Empecé a sentir una tremenda<br />

presión dentro de mi estómago, como un balón inflado, que parecía estar<br />

empujando el demonio que estaba en Esther. De repente salió un silbido<br />

de la boca de Esther. Su cabeza se desplomó, sin fuerzas, hacia delante y<br />

su cuerpo se relajó. Al mismo tiempo, el "balón" dentro de mí se desinfló.<br />

Supe que el demonio había salido.<br />

Pronto, sin embargo, Esther se puso rígida nuevamente y el "balón"<br />

dentro de mí volvió a inflarse. Me di cuenta de que estaba en contacto con<br />

uno de los que el demonio llamó sus "hermanos".

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