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Confrontación con los demonios 47<br />

Cuando no hubo ninguna respuesta obvia, su voz se hizo más fuerte, y<br />

repitió las mismas palabras: "¡OS ordeno que salgáis!"<br />

Todavía no pasó nada.<br />

"Sé que estáis ahí", continuó el pastor, "¡y os ordeno que salgáis, en el<br />

nombre deJesús!"<br />

En el momento que mencionó el nombre de Jesús hubo en definitiva<br />

una reacción de parte de Esther. Mientras yo observaba con atención, su<br />

semblante cambió. Era como si otra personalidad estuviera aflorando a la<br />

superficie. Un brillo de tono amarillo y sulfúrico apareció en el centro de<br />

su globo ocular. Yo sabía que había otra fuerza dentro de esta ama de casa<br />

bautista de apariencia común.<br />

Eric Watson siguió de pie y gritando a sea 10 que fuera que era aquello.<br />

Aparentemente sintió que el gritar le daba más autoridad; pero después<br />

de un rato, al parecer dándose cuenta de que no estaba haciendo ningún<br />

progreso, me miró de manera interrogante.<br />

Yo había estado pensando en ello, acordándome especialmente de los<br />

métodos de Jesús. Así que me puse delante de Esther y dije algo así como:<br />

"Ahora, tú, espíritu maligno que estás en esta mujer, te estoy hablando a ti<br />

y no a la mujer. 2Cómo te llamas? En el nombre deJesús, te ordeno que me<br />

contestes".<br />

La contestación vino inmediatamente (sólo una pequeña palabra, pro~<br />

nunciada con increíble veneno: "¡Odio!"<br />

Todo en la faz de la mujer registraba puro odio. Jamás en mi vida había<br />

visto tal odio en los ojos de alguien.<br />

La prontitud de la respuesta del demonio me sorprendió. No sabía que<br />

hacer a continuación, pero decidí seguir las instrucciones queJesús le había<br />

dado a Sus discípulos.<br />

"En el nombre del SeñorJesucristo", ordené, "tú, espíritu de odio, sal<br />

de esta mujer".<br />

Una voz insolente, que no se parecía para nada a la de Esther, contestó:<br />

"Esta es mi casa. Hace 35 años que vivo aquí. No voy a salir".<br />

Sin pronunciarlo, vino a mi mente el pasaje bíblico en el cual el espíritu<br />

inmundo sale de un hombre y dice: "Volveré a mi casa de donde salí" (Mateo

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