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Personas que he fallado en ayudar 43<br />
de que él verdaderamente podría necesitar liberación de un demonio. Al fin<br />
y al cabo, ¡le había oído hablar en lenguas!<br />
Después de haber desistido de mi pastorado en Londres, gradualmente<br />
perdí el contacto directo con Marcus. Pero a través de un amigo en común<br />
supe que había sido sometido a una lobotomía frontal (una incisión qui~<br />
rúrgica de una o más extensiones nerviosas del lóbulo frontal del cerebro<br />
con el fin de tratar desordenes mentales de difícil cura). Sin embargo, apa~<br />
rentemente este tratamiento no le brindó ningún beneficio permanente a<br />
Marcus y algunos años más tarde murió de forma prematura.<br />
Volviendo a mirar hacia ello ahora, siento que tenía que haber sido ca~<br />
paz de ayudar a Marcus si hubiese estado dispuesto a reconocer el elemento<br />
demoníaco en su problema.<br />
El otro caso es Roger, un hombre joven que vino al Señor en una re~<br />
unión callejera en la cual yo predicaba. Tuvo una conversión fuerte, fue<br />
bautizado en el Espíritu Santo y llegó a ser un testigo y obrero dedicado<br />
y entusiasmado para el Señor. La verdad es que él avergonzó a algunos de<br />
nuestros miembros por su celo y dedicación.<br />
No obstante, Roger tenía un pecado que le atormentaba constante~<br />
mente (uno muy vergonzoso sobre el que nadie hablaba en aquellos tiem~<br />
pos). Era la masturbación. Él lo odiaba y luchaba contra ello, pero nunca<br />
conseguía una victoria permanente.<br />
Roger venía a Lydia y a mí y decía: "Oren por mí". Una vez oramos por<br />
él desde las diez de la noche hasta aproximadamente las dos de la mañana.<br />
A esas horas Roger estaba diciendo: "¡Me está dejando, se está yendo! No<br />
paréis de orar; lo puedo sentir. Son mis dedos; ¡se va!" La victoria pare~<br />
cía estar al alcance de nuestras manos, pero de alguna forma siempre nos<br />
eludía.<br />
En todos los años en que conocí a Roger, él nunca consiguió la victoria<br />
sobre su problema.<br />
La sonda y las pinzas<br />
Marcus y Roger sólo son dos ejemplos de las personas a las que he<br />
dejado de ayudar porque no traté con sus problemas como demoníacos.