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36 Echarán Fuera Demonios<br />
La idea central de los ataques era inducirme a reacciones o actitudes<br />
de pesimismo. Cuando todo parecía estar yendo mal, empezaba a albergar<br />
pensamientos negativos sobre lo que podía esperar que pasaría. Bien pronto<br />
sentía la muy familiar niebla gris empezando a formarse sobre mi cabeza<br />
y hombros.<br />
A estas alturas Dios me enseñó otra importante lección: Él haría por<br />
mí lo que yo no podía hacer por mí mismo. Él no haría por mí lo que requería<br />
que yo hiciera por mí mismo. Dios había contestado a mi clamor y me<br />
había liberado del espíritu de depresión, pero después de eso me responsabilizaba<br />
por ejercitar la disciplina bíblica sobre mis propios pensamientos.<br />
Claramente necesitaba de algo para proteger mi mente. Mientras meditaba<br />
sobre la lista de Pablo acerca de la armadura espiritual en Efesios<br />
6:13-18, concluí que lo que Pablo llama "el yelmo de la salvación" era provisto<br />
para la protección de mi mente. Esto me dejó pensando: ¿Ya tengo<br />
ese yelmo de la salvación? Sé que soy salvo. ¿Eso significa que tengo el yelmo<br />
automáticamente?<br />
Entonces vi que Pablo les escribía a los cristianos que ya eran salvos,<br />
pero aun así les instruía a "tomar" el yelmo de la salvación. Esto puso sobre<br />
mí la responsabilidad. Tenía que "tomar" el yelmo por mí mismo. Pero,<br />
¿qué era el yelmor<br />
Afortunadamente estaba utilizando una Biblia con referencias. La referencia<br />
que correspondía con Efesios 6:17 era 1 Tesalonicenses 5:8: "habiéndonos<br />
vestido...con la esperanza de salvación como yelmo". Así que, ¡el<br />
yelmo que Dios había provisto para proteger mi mente era la esperanza!<br />
Esto apelaba a mi mente lógica. Mi problema era el pesimismo, pero<br />
el opuesto del pesimismo es el optimismo (esperar continuamente por lo<br />
mejor). La esperanza, por lo tanto, era mi protección.<br />
Desde 1 Tesalonicenses 5:8, fui llevado a Hebreos:<br />
Para que...tengamos unfortísimo consuelo los que hemos acudido para<br />
asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros, la cual tenemos<br />
como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del<br />
velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor....<br />
(Hebreos 6:18-20)