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34 Echarán Fuera Demonios<br />
tiempo, pero inevitablemente retornaba. Cada vez que volvía, mi desesperanza<br />
se hacía más profunda.<br />
Estaba familiarizado con Romanos 6:11, que nos instruye a "considerar<br />
[nos] muertos al pecado". Día tras día me consideraba muerto al pecado y a<br />
cualquier consecuencia de depresión que éste hubiera traído sobre mí. Pero<br />
me parecía imposible experimentar la segunda parte del versículo: "pero<br />
vivos para Dios en Cristo, Señor nuestro".<br />
Venciendo a mi enemigo<br />
Finalmente en 1953, cuando había agotado todos mis propios recursos,<br />
Dios vino en mi ayuda de una manera que no había contemplado jamás.<br />
Estabaleyendo los versículos iniciales de Isaías 61, que describen la obra sobrenatural<br />
del Espíritu Santo en dar testimonio del mensaje del Evangelio<br />
(versículos que Jesús aplicó a Sí mismo en la sinagoga de Nazaret-véase<br />
Lucas 4:16-21). Al llegar a las palabras del versículo 3, "manto de alegría<br />
en lugar del espíritu angustiado" (énfasis añadido)-también llamado "un<br />
espíritu de desesperación" (NVI) y "un espíritu de desmayo" (LBLA)-no pude<br />
seguir leyendo. Fue como si la frase espíritu de pesadumbre estuviera subrayada<br />
por una mano invisible.<br />
Repetí la frase para mí mismo: espíritu de pesadumbre. ¿Era este el diagnóstico<br />
de Dios para mi condición? ¿Podría significar que la fuerza contra<br />
la cual estaba luchando no formaba parte de mí mismo, sino una persona<br />
ajena-un ser espiritual maligno que de alguna forma ocupaba una parte<br />
de mi mente?<br />
Me acordé del término que había escuchado una vez pero que no había<br />
entendido: espíritu familiar. ¿Era posible que se refiriera a algún tipo de poder<br />
maligno que se anexaba a los miembros de una familia, moviéndose de<br />
generación en generación?<br />
Pensé acerca de un aspecto del carácter de mi padre que siempre me<br />
había dejado perplejo. Él era un hombre bueno y moral y un oficial de éxito<br />
que se habíajubilado del ejército con un rango de coronel. Durante el noventa<br />
y ocho por ciento del tiempo se comportaba como el caballero inglés<br />
que era. Pero durante esa fracción del dos por ciento del tiempo, yo había<br />
visto algo en él que era bastante ajeno a su propia personalidad. Algún