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Por qué algunas personas no son liberadas 237<br />

otra persona. La liberación de ese tipo de atadura obviamente depende de<br />

cortar cualquier relación controladora como esa.<br />

Jesús nos advirtió que "los enemigos del hombre serán los de su casa"<br />

(Mateo 10:36). Esto es verdad, con frecuencia, en casos de esas relaciones<br />

personales vinculantes. Una madre, por ejemplo, puede procurar controlar<br />

a su hijo. O unjoven puede estar presionado continuamente por su hermano<br />

a volver a tomar drogas con éL<br />

No importa lo íntimo que sea el miembro de la familia o el amigo, la libertad<br />

completa no vendrá hasta que ese control sea cortado. El proceso de<br />

ajustar esas relaciones puede ser doloroso, pero es esencial para la completa<br />

liberación. Algunas veces es necesario romper todo contacto con la persona<br />

controladora y confiar en que Dios restablecerá la relación a Su tiempo y en<br />

Sus términos. Cuando esto no es posible (como en el caso de una pareja o<br />

un hijo viviendo en casa), la persona que está procurando permanecer libre<br />

debe estar vigilante para evitar volver bajo ese poder controlador familiar.<br />

7. Falta de liberación de una maldición<br />

En el capítulo 21 hice una lista de siete indicadores comunes de que<br />

puede haber una maldición sobre la vida de una persona. Si reconoce que<br />

cualquiera de las fuerzas que identifiqué todavía opera en su vida, es posible<br />

que aún no esté completamente liberado de todas las maldiciones.<br />

La base de su liberación es el intercambio que tuvo lugar en la cruz.<br />

Allí, Jesús llevó sobre Sí toda maldición a la cual nuestra naturaleza pecaminosa<br />

nos había expuesto, para que, en cambio, pudiéramos tener el<br />

derecho a toda bendición que correspondía a Su rectitud sin mancha.<br />

Las ramificaciones de este intercambio tienen muchas facetas y se extienden<br />

a cada área de nuestras vidas. Para tratar este asunto de manera<br />

completa, le remito a mi libro ¡Bendición o Maldición: Usted Escoge!<br />

8. Fracaso a la hora de confesar<br />

un pecado específico<br />

"Si confesamos nuestros pecados, él [Dios] es.fielyjusto para perdonar nuestros<br />

pecados" (1 Juan 1:9). Dios no exige, necesariamente, que confesemos de

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