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14 Echarán Fuera Demonios<br />

infligen los demonios. En algunos casos, el tormento mental, emocional<br />

y físico es igual de severo que el de las personas aprisionadas y torturadas<br />

en los campos de trabajos forzados del totalitarismo o de los gulags.<br />

Sinceramente creo que es el propósito deJesús, a través del Evangelio, ofrecer<br />

a esas personas esperanza y liberación.<br />

Segundo, están los que han sido llamados al ministerio del Evangelio,<br />

pero son confrontados a veces por personas que necesitan desesperadamente<br />

ser liberadas de, demonios, pero nada en su trasfondo o formación les ha<br />

equipado para proveer el tipo de ayuda que hace falta con tanta urgencia.<br />

Puedo identificarme con las personas de ambas categorías. Comojoven<br />

predicador, era de tal manera atormentado por períodos incontrolables de<br />

depresión que en realidad estuve tentado a desistir completamente de mi<br />

ministerio. Más tarde, cuando era confrontado por personas a las que deseaba<br />

ayudar, no lo podía hacer, a causa de mis propias ideas doctrinales<br />

preconcebidas e incertidumbres. Me preguntaba una y otra vez: ¿Cómo era<br />

posible que tantos cristianos estuviesen oprimidos por demonios?<br />

Ahora puedo mirar atrás a los más de treinta años en los cuales apenas<br />

un único mes ha pasado sin que yo estuviese involucrado en ayudar a<br />

alguien que necesitaba liberación de demonios. Esto significa que las lecciones<br />

que comparto en este libro tienen una base sólida-primero en las<br />

Escrituras, y luego en la observación y experiencia personales.<br />

A veces el ministerio de liberación provocaba malentendidos y críticas<br />

por parte de cristianos, pero esto está altamente compensado por la<br />

satisfacción de ayudar a personas desesperadas. Recientemente, mi esposa<br />

Ruth y yo salimos a dar una vuelta porJerusalén cuando una mujer judía<br />

de unos cincuenta años se me acercó y preguntó: "¿Es usted Derek Prince?"<br />

Cuando contesté que sí con la cabeza, ella dijo: "A usted le debo la vidá',<br />

sus ojos llenándose de lágrimas. "Hace veinte años, estaba tan endemoniada<br />

que no había esperanza para mí. Luego conocí a Jesús y alguien me dio<br />

sus grabaciones sobre liberación. ¡Ahora soy libre! Las personas que me<br />

conocían me dijeron que yo era como alguien que había salido de una silla<br />

de ruedas".<br />

Testimonios como ese hacen que me alegre de no haber retrocedido<br />

ante la crítica y la oposición.

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