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Jesus el Cristo - Cumorah.org

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sacó d<strong>el</strong> lugar poi la fuerza e intentó matarlo. (Hech. 21:26-31)" The House of the Lord por <strong>el</strong> autor,<br />

págs. 60 y 61.<br />

8. Algunos de los "príncipes" creyeron.—Nicodemo no fue <strong>el</strong> único de entre los príncipes<br />

que creyó en Jesús; pero de la mayor parte de <strong>el</strong>los nada se sabe para indicarnos si tuvieron <strong>el</strong> valor<br />

suficiente de ir, aun de noche, para hacer una investigación independiente y personal. Temían<br />

perder su popularidad y posición. Leemos en Juan 12:42, 43: "Con todo eso, aun de los gobernantes,<br />

muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, por no ser expulsados de la<br />

sinagoga. Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios." Notemos también la<br />

ocasión en que un escriba le ofreció ser uno de sus discípulos, pero tal vez por cierta falta de<br />

sinceridad o capacidad, fue desanimado más bien que aprobado por Jesús. (Mateo 8:19, 20)<br />

9. Nicodemo.—La manera -en que obró este hombre muestra desde luego que realmente aceptaba<br />

a Jesús como un enviado de Dios, y que su creencia no logró desarrollarse en una condición de fe<br />

verdadera, la cual, de haberse realizado, podía haberlo conducido a una vida de servicio devoto<br />

en la causa d<strong>el</strong> Maestro. En una ocasión posterior a su entrevista con <strong>Cristo</strong>, los príncipes de los<br />

sacerdotes y fariseos reprendieron a los alguaciles que habían enviado para aprehender a Jesús, mas<br />

habían vu<strong>el</strong>to con las manos vacías. Nicodemo, miembro d<strong>el</strong> concilio, se aventuró a protestar<br />

moderadamente contra la determinación asesina de los príncipes, expresando una proposición general<br />

en forma interro gativa: "¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha<br />

hecho?" Sus corr<strong>el</strong>igionarios le respondieron con escarnio y parece que con eso abandonó su esfuerzo<br />

bien intencionado. (Juan 7:50-53; léanse también los versículos anteriores, 30-49) Volvemos a saber<br />

de él cuando llevó consigo una contribución costosa de mirra y áloes, como cien libras, para la<br />

sepultura d<strong>el</strong> entonces cuerpo crucificado de <strong>Cristo</strong>; pero aun en este acto de liberalidad y devoción,<br />

en <strong>el</strong> cual no se puede impugnar la sinceridad de su propósito, lo había antecedido José de Arimatea,<br />

"miembro noble d<strong>el</strong> concilio, que . . . entró osadamente a Pilato, y pidió <strong>el</strong> cuerpo de Jesús" para ser<br />

sepultado. (Marc. 15:43; véase también Juan 19:38-42) No obstante, Nicodemo hizo más que la mayor<br />

parte de sus compañeros creyentes entre los nobles y grandes; dés<strong>el</strong>e todo <strong>el</strong> crédito que merece, no le<br />

faltará su recompensa.<br />

10."Los judíos" o "un judío"—Leemos que "hubo discusión entre los discípulos de Juan y los<br />

judíos acerca de la purificación". (Juan 3:25) Teniendo presente que <strong>el</strong> autor d<strong>el</strong> cuarto evang<strong>el</strong>io<br />

emplea con mucha frecuencia la expresión "los judíos" para dar a entender los príncipes d<strong>el</strong> pueblo,<br />

se puede interpretar <strong>el</strong> pasaje citado en <strong>el</strong> sentido de que los discípulos d<strong>el</strong> Bautista habían sostenido<br />

una discusión con los príncipes de los sacerdotes. Sin embargo, los peritos en materia bíblica<br />

generalmente sostienen que los "judíos" de este pasaje es una traducción incorrecta, y que la versión<br />

verdadera debe ser "un judío". La "discusión acerca de la purificación" parece haber surgido entre algunos<br />

de los discípulos d<strong>el</strong> Bautista y un solo disputante; y <strong>el</strong> pasaje, cual se halla en nuestra versión<br />

cast<strong>el</strong>lana de la Biblia, es un ejemplo de traducciones incorrectas que hallamos en las Escrituras.<br />

11.El amigo d<strong>el</strong> esposo.—Las costumbres nupciales judías en los días de <strong>Cristo</strong> requerían <strong>el</strong><br />

nombramiento de un padrino de bodas, <strong>el</strong> cual se encargaba de todos los detalles y hacía todos los<br />

arreglos para la fiesta de bodas por parte d<strong>el</strong> esposo. Se distinguía con <strong>el</strong> nombre de "<strong>el</strong> amigo d<strong>el</strong><br />

esposo". Concluidos los requerimientos ceremoniales, y la desposada quedaba legal y formalmente<br />

casada a su marido, <strong>el</strong> gozo d<strong>el</strong> amigo d<strong>el</strong> esposo era cumplido, por cuanto sus deberes señalados se<br />

habían realizado f<strong>el</strong>izmente. (Juan 3:29) Según Edersheim, (Life and Times of ]esus the Messiah, tomo<br />

1, página 148), de acuerdo con las costumbres más sencillas que prevalecían en Galilea, a menudo se<br />

hacía caso omiso d<strong>el</strong> "amigo d<strong>el</strong> esposo"; y la expresión "los que están de bodas" (Mateo 9:15; Marc<br />

2:19; Lucas 5:34, citas en que Jesús empleó la expresión) se aplicaba colectivamente a todos los<br />

invitados a la fiesta de bodas. Dice además: "En vista de que la costumbre d<strong>el</strong> 'amigo d<strong>el</strong> esposo'<br />

prevalecía en Judea, mas no en Galilea, esta notable distinción entre 'amigo d<strong>el</strong> esposo', que sale de la<br />

boca de Juan, natural de Judea, y 'los que están de bodas,' expresada por <strong>el</strong> Galileo Jesús, es en sí<br />

evidencia de fid<strong>el</strong>idad histórica."<br />

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