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El conviene crecer, a mí menguar. Descendió d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o y, por consiguiente, es superior a todo lo que<br />
hay sobre la tierra; no obstante, los hombres se niegan a recibir su testimonio. A tal Ser no se da una<br />
porción d<strong>el</strong> Espíritu de Dios; suyo es en medida cabal. El Padre lo ama a El, <strong>el</strong> Hijo, y ha puesto todas<br />
las cosas en su mano, y "<strong>el</strong> que cree en <strong>el</strong> Hijo tiene vida eterna; pero <strong>el</strong> que desobedece al Hijo no<br />
verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él".<br />
En esta respuesta, dada en las condiciones existentes, puede encontrarse <strong>el</strong> espíritu de la verdadera<br />
grandeza y de una humildad que sólo podía estar basada en la convicción de una seguridad divina dada<br />
al Bautista con referencia a su posición y la d<strong>el</strong> <strong>Cristo</strong>. En varios respectos Juan fue grande entre los<br />
que nacen de mujeres. Había emprendido su obra cuando Dios se lo mandó;' comprendía que hasta<br />
cierto grado su misión había sido reemplazada, y pacientemente esperaba su r<strong>el</strong>evo; pero en <strong>el</strong> ínterin<br />
continuaba su ministerio de dirigir almas a su Maestro. Se aproximaba <strong>el</strong> principio d<strong>el</strong> fin. Poco<br />
después fue aprehendido y encerrado en la cárc<strong>el</strong>, donde, según se indicará más ad<strong>el</strong>ante, fue<br />
degollado para satisfacer la venganza de una mujer impía cuyos pecados él había denunciado<br />
osadamente.<br />
Los fariseos notaban con una inquietud cada vez mayoi la popularidad creciente de Jesús, que se<br />
manifestaba en <strong>el</strong> hecho de que eran más numerosos aqu<strong>el</strong>los que lo seguían y aceptaban <strong>el</strong> bautismo<br />
de manos de sus discípulos, que los que habían acudido al llamado de Juan <strong>el</strong> Bautista. Hubo p<strong>el</strong>igro<br />
de una oposición directa, y como Jesús deseaba evitar <strong>el</strong> estorbo que tal persecución ocasionaría a su<br />
obra en esa época, se apartó de Judea y volvió a Galilea, viajando por Samaría. Su regreso a la<br />
provincia d<strong>el</strong> norte se llevó a cabo después de ser encarc<strong>el</strong>ado <strong>el</strong> Bautista.<br />
NOTAS AL CAPITULO 12.<br />
1. El Mar de Galilea.—La configuración de este cuerpo principal de agua fresca de la Palestina es<br />
semejante a una pera, y mide aproximadamente veintiún kilómetros entre sus puntos más distantes de<br />
Norte a Sur, y entre diez y once kilómetros en su parte más ancha. El río Jordán desemboca en él por<br />
<strong>el</strong> extremo noreste y lo desagua por <strong>el</strong> sudoeste y, por tanto, <strong>el</strong> lago puede considerarse como una<br />
amplia expansión d<strong>el</strong> río, aunque este depósito de agua alcanza una profundidad de cerca de sesenta y<br />
seis metros. El Jordán une <strong>el</strong> mar de Galilea con <strong>el</strong> Mar Muerto, cuerpo de agua extensamente salada,<br />
<strong>el</strong> cual, por su abundancia de sales disu<strong>el</strong>tas y la densidad consiguiente de sus aguas, puede<br />
compararse con <strong>el</strong> gran Lago Salado de Utah, aunque la composición química de las aguas es muy<br />
distinta. S. Lucas se refiere al mar de Galilea de acuerdo con su clasificación más adecuada, es decir,<br />
un lago. (Lucas 5:1, 2; 8:22, 33) Llega hasta <strong>el</strong> borde d<strong>el</strong> lago, por <strong>el</strong> noroeste, una llanura que en<br />
tiempos remotos se cultivaba extensamente, y la cual era conocida como la tierra de Gene-zaret<br />
(Mateo 14:34; Marc. 6:53), razón por la cual <strong>el</strong> cuerpo de agua llegó a ser conocido como <strong>el</strong> mar o<br />
lago de Genezaret. (Lucas 5:l)Debido a la prominencia de una ds las ciudades situadas sobre su ribera<br />
occidental, también era conocido como <strong>el</strong> mar de Tiberias. (Juan 6:1, 23; 21:1) En <strong>el</strong> Antiguo<br />
Testamento es llamado <strong>el</strong> mar de Cinnereth (Núm. 34:11) o Cinneroth (Jos. 12:3,) que era <strong>el</strong> nombre<br />
de una ciudad contigua. (Jos. 19:35) La superficie d<strong>el</strong> lago o mar se encuentra a varios metros debajo<br />
d<strong>el</strong> niv<strong>el</strong> normal d<strong>el</strong> mar, 206 metros más bajo que <strong>el</strong> Mediterráneo, según Zenós, o 212 metros según<br />
otros. Esta concavidad da a la región un clima semitropical. Zenós comenta lo siguiente en <strong>el</strong> Standard<br />
Bible Dictionary: "Las aguas d<strong>el</strong> lago son bien conocidas por su abundancia de peces.<br />
Consiguientemente, la industria de la pesca era uno de los recursos más estables de la región<br />
circunvecina. . . . Otro rasgo característico d<strong>el</strong> mar de Galilea es su susceptibilidad a tormentas<br />
repentinas, en parte causadas por hallarse mucho más bajo que la meseta adyacente (situación que<br />
ocasiona diferencias en la temperatura y disturbios consiguientes en la atmósfera), y en parte por las<br />
corrientes de aire que irrumpen en <strong>el</strong> valle d<strong>el</strong> Jordán desde las alturas d<strong>el</strong> monte Hermón. El<br />
acontecimiento que hallamos en Mateo 8:24 no es extraordinario. Los que navegan sobre <strong>el</strong> lago se<br />
ven obligados a ejercer gran cuidado a fin de evitar <strong>el</strong> p<strong>el</strong>igro de estas tormentas. Las playas d<strong>el</strong> mar<br />
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