Jesus el Cristo - Cumorah.org
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Cordero de Dios; y al tercer día de la visita de los sacerdotes y levitas a Juan, Jesús partió a Galilea. (Juan 1:19-43) La designación "Cordero de Dios" que Juan empleó, indica que él conceptuaba al Mesías como el que había sido señalado para el sacrificio; y fue quien usó el término primeramente en la Biblia. Posteriormente hallamos otras aplicaciones públicas, directas o sobrentendidas, en Hech. 8:32; 1 Pedro 1:19; Apo. 5:6, 8, 12, 13; 6:1,16; 7:9, 10, 17, etc. 4. "Venid y ved."—El espíritu de la invitación que nuestro Señor extendió a los dos jóvenes, Andrés y Juan, que buscaban la verdad, se manifiesta en un privilegio similar que se extiende a toda persona. El hombre que desea conocer a Cristo debe venir a El para ver y oír, sentir y conocer. Los misioneros podrán comunicar las buenas nuevas, el mensaje del evangelio, pero la respuesta debe ser individual. ¿Estáis en duda en cuanto a lo que ese mensaje significa hoy? Entonces venid y ved por vosotros mismos. ¿Queréis saber dónde se puede hallar al Cristo? Venid y ved. 5. El Padre Eterno es un Ser resucitado y exaltado.—"Como el Padre tiene potencia en sí mismo, también el Hijo tiene poder en sí mismo para poner su vida y volverla a levantar; y así, El tiene su propio cuerpo. El Hijo hace lo que ha visto hacer al Padre; luego el Padre en alguna ocasión puso su vida y la volvió a tomar; consiguientemente, El tiene su propio cuerpo. Cada cual se hallará en su propio cuerpo."—Enseñanzas del Profeta ]osé Smiih, pág. 381. "l Dios una vez fue como nosotros ahora; es un hombre glorificado y está sentado sobre su trono allá en los cielos! Ese es el gran secreto. Si el velo se partiera hoy, y el Gran Dios que conserva este mundo en su órbita y sostiene todos los mundos y todas las cosas con su poder, se manifestase a sí mismo, digo que si fueseis a verlo hoy, lo veríais en la forma de un hombre, así como vosotros os halláis en toda la persona, imagen y forma de un hombre; porque Adán fue creado a la misma imagen y semejanza de Dios, y de El recibió instrucciones, y anduvo y conversó con El, como un hombre habla y se comunica con otro."—Ibid., página 427. 6. Tinajuelas para purificaciones ceremoniales.—En la casa donde se hizo la fiesta en Cana se hallaban en un lugar especialmente reser vado, seis tinajuelas de piedra para agua, "conforme a la purificación de los judíos". En los hogares judíos se proveían receptáculos con agua, por orden prescrita, a fin de facilitar las purificaciones ceremoniales exigidas por la ley. De estas tinajuelas se tomaba el agua según se necesitaba; eran depósitos para abastecimiento de agua, no vasos que se usaban para la purificación misma. 7. El testimonio de los milagros.—La promesa del Señor en días anteriores (Marc. 16:17, 18), así como en la dispensación actual (Doc.y Con. 84:65-73), es precisa en el sentido de que ciertos dones determinados del Espíritu seguirán al creyente como señales de aprobación divina. Por consiguiente, la posesión de tales dones se puede considerar como rasgo esencial de la Iglesia de Jesucristo. No obstante, no hay justificación para ver en la evidencia de los milagros testimonio infalible de una autoridad celestial. Por otra parte, las Escrituras afirman que algunas fuerzas espirituales de naturaleza perversa han obrado milagros y seguirán obrándolos, engañando a muchos que carecen de discernimiento. Si se aceptan los milagros como evidencia infalible de poder divino, los magos de Egipto, en vista de las maravillas que efectuaron al oponerse al pian ordenado para el rescate de Israel, merecen nuestro respeto tanto como Moisés (Éxodo 7:11). Juan el Teólogo vio en visión un poder inicuo que obraba milagros, engañando a muchos, efectuando grandes maravillas, y aun haciendo que descendiera fuego del cielo (Apo. 13:11-18). Además, vio espíritus inmundos que él sabía eran "espíritus de demonios, que hacen señales" (Apo. 16:13, 14). Aparte de lo anterior, considérese la profecía del Señor: "Se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos" (Mateo 24:24). Refiriéndose a lo que acontecerá durante el gran juicio, estas palabras de Jesucristo indican que los milagros, como prueba de un ministerio divinamente señalado, carecen de validez: "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, 86
hacedores de maldad." (Mateo 7:22, 23) Los judíos, a quienes se comunicaron estas enseñanzas, sabían que se podían efectuar maravillas por poderes malignos, porque acusaron a Cristo de hacer milagros mediante la autoridad de Beelzebú, príncipe de los demonios (Mateo 12:22-30; Marc. 3:22; Lucas 11:15).—Artículos de Fe, por el autor, páginas 256, 257. 8. "La posisión de la ciencia en cuanto a los milagros" es el tema de un artículo de mucho valor escrito por el profesor H. L. Or-chard, publicado en Journal o/ the Transactions of the Victoria Institute or Philosophical Society of Great Britain, 1910, tomo 42, páginas 81-122. A este artículo se otorgó el primer premio en 1909. Después de hacer una extensa .exposición analítica de su tema, el autor presenta el siguiente resumen, con el cual concordaron aquellos que tomaron parte en las discusiones subsiguientes: "Con la presente completamos nuestra investigación científica de los milagros bíblicos. En ella hemos comprendido: (1) la naturaleza del fenómeno; (2) las condiciones en las cuales se dice que ocurrió; (3) el carácter del testimonio de lo ocurrido. A la pregunta, ¿fueron probables ¡os milagros de la Biblia?, la ciencia responde afirmativamente. Al siguiente interrogatorio, ¿efectivamente ocurrieron?, la ciencia de nuevo, y en forma muy enfática, sostiene la afirmativa. Si los comparamos al oro, la ciencia ha hecho su ensayo y declara que el oro es puro. O podemos decir que los milagros de la Biblia son semejantes a un collar de perlas. En caso que la ciencia desee saber si las perlas son genuinas, puede aplicar substancias químicas v otras pruebas a la investigación de su carácter; puede investigar las condiciones y circunstancias en que se hallaron las perlas en cuestión. ¿Fueron descubiertas originalmente en una ostra o en algún laboratorio industrial? Y puede investigar el testimonio de expertos. Si el resultado de cualquiera de estos exámenes afirmase el carácter genuino de las perlas, la ciencia difícilmente creería que eran "imitación"; y si todos los resultados declarasen su carácter genuino, la ciencia afirmaría en el acto que eran perlas verdaderas. Como hemos visto, esto es lo que sucede con los milagros de la Biblia. Por tanto, la ciencia afirma su ocurrencia efectiva." 87
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sabían que se podían efectuar maravillas por poderes malignos, porque acusaron a <strong>Cristo</strong> de hacer<br />
milagros mediante la autoridad de Be<strong>el</strong>zebú, príncipe de los demonios (Mateo 12:22-30; Marc. 3:22;<br />
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escrito por <strong>el</strong> profesor H. L. Or-chard, publicado en Journal o/ the Transactions of the Victoria<br />
Institute or Philosophical Society of Great Britain, 1910, tomo 42, páginas 81-122. A este artículo se<br />
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comparamos al oro, la ciencia ha hecho su ensayo y declara que <strong>el</strong> oro es puro. O podemos decir que<br />
los milagros de la Biblia son semejantes a un collar de perlas. En caso que la ciencia desee saber si las<br />
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