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LOS MILAGROS EN GENERAL.<br />
El acto de transmutación mediante <strong>el</strong> cual se tornó <strong>el</strong> agua en vino fue manifiestamente un<br />
milagro: un fenómeno incapaz de explicarse, mucho menos de demostrarse por lo que consideramos la<br />
operación común de la ley natural. Este fue <strong>el</strong> principio de sus milagros, o como lo expresa <strong>el</strong> Nuevo<br />
Testamento, sus "señales". En muchos pasajes de las Escrituras los milagros son llamados señales,<br />
también maravillas, prodigios, virtudes, obras, singulares maravillas, etc.' No se realizaría <strong>el</strong> efecto<br />
espiritual de los milagros, si no impulsaran a quienes los vieran, a asombrarse, maravillarse,<br />
reflexionar e inquirir dentro de sí; basta con los engaños y artificios para causar una simple admiración<br />
o sorpresa. Ninguna manifestación milagrosa de poder divino tendría la facultad para producir un<br />
efecto espiritual, si no impresionara. Además, todo milagro es una señal d<strong>el</strong> poder de Dios; y se ha<br />
demandado esta clase de señales a los profetas que han afirmado hablar por autoridad divina, aunque<br />
no en todos los casos se dieron tales manifestaciones. Ningún milagro se le atribuye al Bautista; pero<br />
<strong>el</strong> <strong>Cristo</strong> declaró que era más que profeta; 6 y en las crónicas de algunos de los profetas más antiguos, 11<br />
ninguna mención se hace de milagros. Por <strong>el</strong> contrario, cuando Moisés fue comisionado para libertar a<br />
Isra<strong>el</strong> de Egipto se le dio a entender que los egipcios buscarían <strong>el</strong> testimonio de milagros, y fue<br />
facultado abundantemente para tal objeto.<br />
Los milagros no pueden contravenir la ley natural, antes se efectúan mediante la operación de<br />
leyes que no se conocen universal o conmunmente. La ley de gravedad obra en todo lugar; pero, al<br />
parecer, se nulifica por la aplicación local y especial de otras agencias. Por ejemplo, mediante la<br />
fuerza muscular o un impulso mecánico, una piedra es <strong>el</strong>evada d<strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, sostenida en <strong>el</strong> aire o lanzada<br />
al espacio. Sin embargo, la gravedad está obrando en cada uno de estos casos, aun cuando alguna otra<br />
energía localmente superior modifique sus efectos. El concepto humano de lo milagroso se desvanece<br />
al grado que aumenta la comprensión de la forma en que se lleva a cabo. Lo que se realiza con las<br />
invenciones modernas de la t<strong>el</strong>egrafía y t<strong>el</strong>efonía, con o sin hilos, la transformación de la potencia<br />
mecánica en <strong>el</strong>ectricidad, con sus innumerables aplicaciones actuales y posibilidades futuras aún, <strong>el</strong><br />
desarrollo d<strong>el</strong> motor de gasolina, <strong>el</strong> progreso actual de la navegación aérea—todas estas cosas han<br />
cesado de ser milagros en <strong>el</strong> concepto d<strong>el</strong> hombre, porque hasta cierto grado, todos se entienden y<br />
están bajo <strong>el</strong> dominio de la agencia humana, además de lo cual son de operación continua y no sobrenatural.<br />
Arbitrariamente solemos clasificar los milagros como fenómenos inusuales, especiales o<br />
transitorios, efectuados por una agencia que sobrepuja <strong>el</strong> dominio d<strong>el</strong> hombre.<br />
En un sentido más general, toda la naturaleza es un milagro. El hombre ha aprendido que la<br />
plantación de las semillas de la uva en un terreno conveniente puede conducir, con <strong>el</strong> cultivo<br />
apropiado, al crecimiento de lo que será una viña madura y fructífera; pero, ¿no está comprendido un<br />
milagro, aun en lo que respecta a métodos inescrutables, en ese desarrollo? ¿Es menor <strong>el</strong> <strong>el</strong>emento d<strong>el</strong><br />
milagro verdadero en <strong>el</strong> curso natural, así llamado, d<strong>el</strong> desarrollo de la planta— <strong>el</strong> crecimiento de la<br />
raíz, tallo, hojas y fruto, junto con la <strong>el</strong>aboración final d<strong>el</strong> sabroso néctar de la viña—que en lo que<br />
tiene apariencia de sobrenatural en la transmutación d<strong>el</strong> agua en vino, como aconteció en Cana?<br />
Reflexionando los milagros efectuados por <strong>Cristo</strong>, forzosamente tenemos que reconocer la<br />
operación de un poder que sobrepuja nuestro actual entendimiento humano. La ciencia aún no ha<br />
avanzado lo suficiente en este campo para analizar y explicar. Negar la realidad de los milagros,<br />
apoyándose en que por no poder uno entender <strong>el</strong> medio, los efectos declarados son ficticios, es imputar<br />
a la mente humana <strong>el</strong> atributo de la omnisciencia, dando a entender que lo que <strong>el</strong> hombre no puede<br />
comprender no puede ser, y por consiguiente, puede comprender todo lo que es. Hay tan plena<br />
comprobación para los milagros que se han escrito en los Evang<strong>el</strong>ios, como para los muchos<br />
acontecimientos históricos que ni piden ni exigen pruebas adicionales. Para <strong>el</strong> que cree en la divinidad<br />
de <strong>Cristo</strong>, hay atestación suficiente para los milagros; al incrédulo, sólo le parecen mitos y fábulas.<br />
Para entender las obras de <strong>Cristo</strong>, uno debe conocerlo como <strong>el</strong> Hijo de Dios; al hombre que<br />
todavía no ha aprendido a conocer, a toda alma honrada que desea buscar al Señor, se extiende la<br />
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