03.05.2015 Views

Jesus el Cristo - Cumorah.org

Jesus el Cristo - Cumorah.org

Jesus el Cristo - Cumorah.org

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

hallarlo más tarde, le contestaron con otra pregunta: "Rabí, ¿dónde moras?" Lo trataron de Rabí, como<br />

señal de honra y de respeto, a lo cual Jesús no puso reparo. Su cortés respuesta les aseguró que su<br />

presencia no sería una intrusión inoportuna. "Venid y ved", les dijo.<br />

De modo que los dos jóvenes lo acompañaron y permanecieron con El para aprender más. Andrés,<br />

lleno de asombro y gozo por la entrevista tan graciosamente concedida, y emocionado por <strong>el</strong> espíritu<br />

de testimonio que se había encendido dentro de su alma, salió de prisa a buscar a su hermano Simón,<br />

al cual dijo: "Hemos hallado al Mesías." Llevó a Simón para que viera y escuchara por sí mismo, y<br />

Jesús, mirando al hermano de Andrés, lo llamó por su nombre y le añadió un sobrenombre de<br />

distinción por <strong>el</strong> cual estaba destinado a ser conocido en toda la historia futura: "Tú eres Simón, hijo<br />

de Jonás: tú serás llamado Cefas." El nuevo nombre que le fue conferido es <strong>el</strong> equivalente arameo o<br />

siro-caldeo de la voz griega "Petros" y d<strong>el</strong> cast<strong>el</strong>lano actual "Pedro", que significa "una piedra".<br />

Al día siguiente Jesús partió para Galilea, posiblemente acompañado de algunos de sus nuevos<br />

discípulos, o de todos <strong>el</strong>los, y por <strong>el</strong> camino encontró a un hombre llamado F<strong>el</strong>ipe, en quien reconoció<br />

a otro hijo escogido de Isra<strong>el</strong>. A F<strong>el</strong>ipe El dijo: "Sigúeme". Entré los rabinos y otros maestros de<br />

aqu<strong>el</strong>la época era costumbre buscar la popularidad, a ñn de atraerse a muchos que pudieran sentarse a<br />

sus pies y fuesen conocidos como sus discípulos. Jesús, sin embargo, escogió a sus propios<br />

compañeros íntimos; y a medida que los hallaba y discernía en <strong>el</strong>los a los espíritus que en su estado<br />

preexistente habían sido <strong>el</strong>egidos para la misión terrenal d<strong>el</strong> apostolado, El los llamaba. Ellos eran<br />

los siervos; El, su Maestro.<br />

Poco después F<strong>el</strong>ipe halló a su amigo Natana<strong>el</strong>, al que dio testimonio de al fin haber encontrado a<br />

Aqu<strong>el</strong> de quien Moisés y los profetas habían escrito; y que no era otro sino Jesús de Nazaret. Natana<strong>el</strong>,<br />

como lo comprueba su historia posterior, era un hombre justo y sincero en su esperanza y expectación<br />

d<strong>el</strong> Mesías, aunque parecía estar bajo la influencia de la creencia tan común entre los judíos, que <strong>el</strong><br />

<strong>Cristo</strong> habría de venir en su estado real como convenía al Hijo de David. Las nuevas de que este<br />

Personaje venía de Nazaret, y era conocido como <strong>el</strong> hijo de un humilde carpintero, provocaron<br />

asombro e incredulidad en la candida mente de Natana<strong>el</strong>, que exclamó: "¿De Nazaret puede salir algo<br />

de bueno?" La respuesta de F<strong>el</strong>ipe fue una repetición de las palabras de <strong>Cristo</strong> a Juan y Andrés: "Ven<br />

y ve." Natana<strong>el</strong> dejó su asiento debajo de la higuera, dónde F<strong>el</strong>ipe lo había encontrado, y fue a ver por<br />

sí mismo.<br />

Al acercarse, Jesús afirmó: "He aquí un verdero isra<strong>el</strong>ita, en quien no hay engaño." Natana<strong>el</strong><br />

comprendió que Jesús podía leer sus pensamientos, y preguntó sorprendido: "¿De dónde me<br />

conoces?" Con su respuesta Jesús manifestó un don, más admirable aún, de percepción en condiciones<br />

donde habría sido improbable y hasta imposible la observación común: "Antes que F<strong>el</strong>ipe te llamara,<br />

cuando estabas debajo de la higuera, te vi." Natana<strong>el</strong>, lleno de convicción, respondió: "Rabí, tú eres <strong>el</strong><br />

Hijo de Dios; tú eres <strong>el</strong> Rey de Isra<strong>el</strong>." Aunque sincero, <strong>el</strong> testimonio de este hombre se basaba<br />

principalmente en su aceptación de lo que él creyó ser un poder sobrenatural en Jesús; y nuestro Señor<br />

le aseguró que en lo futuro llegaría a ver cosas mayores aún: "Y le dijo: De cierto, de cierto os digo:<br />

De aquí ad<strong>el</strong>ante veréis <strong>el</strong> ciclo abierto, y a los áng<strong>el</strong>es de Dios que suben y descienden sobre <strong>el</strong> Hijo<br />

d<strong>el</strong> Hombre."<br />

"EL HIJO DEL HOMBRE".<br />

En la promesa y predicción de <strong>Cristo</strong> a Natana<strong>el</strong> hallamos que por primera vez aparece<br />

cronológicamente en <strong>el</strong> Nuevo Testamento, <strong>el</strong> título significativo El Hijo d<strong>el</strong> Hombre. Sin embargo, se<br />

repite aproximadamente cuarenta veces, excluyendo las repeticiones en donde <strong>el</strong> mismo r<strong>el</strong>ato aparece<br />

en los varios evang<strong>el</strong>ios. En cada uno de estos pasajes <strong>el</strong> Salvador lo emplea distintivamente para<br />

designarse a sí mismo. El título aparece en <strong>el</strong> Nuevo Testamento tres veces más, fuera de los<br />

Evang<strong>el</strong>ios; y en cada caso se aplica a <strong>Cristo</strong>, con referencia particular a sus atributos exaltados de<br />

Señor y Dios.<br />

81

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!