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arrepentimiento a una corrupta y perversa generación, preparando la vía d<strong>el</strong> Señor para su segunda<br />
venida. Porque he aquí, de cierto, de cierto te digo, la hora está próxima cuando vendré en una nube<br />
con poder y gran gloria. Y será un gran día la hora de mi venida, porque todas las naciones<br />
temblarán."<br />
El Señor Jesús dirigió una rev<strong>el</strong>ación general a su Iglesia en marzo de 1831, en la que explicó las<br />
profecías que previamente había declarado a los Doce poco antes de verificarse su traición en<br />
Jerusalén, y reiteró la certeza de su gloriosa venida en estos términos:<br />
"Miráis y observáis la higuera, y la veis con vuestros ojos; y cuando empieza a retoñar, y sus hojas<br />
todavía están tiernas, decís que <strong>el</strong> verano se acerca. "Así será en aqu<strong>el</strong> día, cuando vean todas estas<br />
cosas, entonces sabrán que la hora se acerca. Y acontecerá que <strong>el</strong> que me teme estará esperando la<br />
venida d<strong>el</strong> gran día d<strong>el</strong> Señor, sí, las señales de la venida d<strong>el</strong> Hijo d<strong>el</strong> Hombre. Y verán señales y<br />
maravillas, porque se mostrarán arriba en los ci<strong>el</strong>os y abajo en la tierra; y verán sangre, y fuego, y<br />
vapores de humo. Y antes que venga <strong>el</strong> día d<strong>el</strong> Señor, <strong>el</strong> sol se obscurecerá, y la luna se tornará en<br />
sangre, y las estr<strong>el</strong>las caerán d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o. Y <strong>el</strong> resto será juntado en este lugar; y entonces me buscarán,<br />
y he aquí, vendré; y me verán en las nubes d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, investido con poder y gran gloria, con todos los<br />
santos áng<strong>el</strong>es; y <strong>el</strong> que no me esté esperando, será desarraigado."<br />
La consumación se halla tan próxima que <strong>el</strong> período de tiempo interyacente es llamado "hoy"; y al<br />
aplicar esta designación al año 1831, <strong>el</strong> Señor dijo:<br />
"He aquí que <strong>el</strong> tiempo presente será llamado hoy, hasta la venida d<strong>el</strong> Hijo d<strong>el</strong> Hombre; y en<br />
verdad, es un día de sacrificio y de requerir <strong>el</strong> diezmo de mi pueblo, porque <strong>el</strong> que es diezmado no<br />
será quemado en su venida. Porque después de hoy viene la quema—esto es, hablando según la<br />
manera d<strong>el</strong> Señor—porque de cierto os digo, mañana todos los soberbios y los que hacen maldad serán<br />
como rastrojo; y yo los quemaré, porque soy <strong>el</strong> Señor de los Ejércitos; y no perdonaré a ninguno que<br />
quedare en Babilonia. Por lo tanto, si creéis en mí, trabajaréis mientras dura lo que es llamado hoy."<br />
EL TIEMPO Y SEÑALES DE LA VENIDA DEL SEÑOR.<br />
Jamás se ha rev<strong>el</strong>ado al hombre la fecha d<strong>el</strong> futuro advenimiento de <strong>Cristo</strong>. A los apóstoles que<br />
obraron con <strong>el</strong> Maestro, El dijo: "Pero d<strong>el</strong> día y la hora nadie sabe, ni aun los áng<strong>el</strong>es de los ci<strong>el</strong>os,<br />
sino sólo mi Padre." En la época actual <strong>el</strong> Padre ha hecho una declaración similar: "Yo, <strong>el</strong> Señor Dios,<br />
lo he hablado; mas la hora y <strong>el</strong> día ningún hombre sabe, ni los áng<strong>el</strong>es d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, ni lo sabrán hasta que<br />
venga." Solamente por medio de la diligencia y la oración podrán interpretarse correctamente las<br />
señales de los tiempos y percibirse la inminencia de la aparición d<strong>el</strong> Señor. Para los negligentes e<br />
impíos <strong>el</strong> acontecimiento será tan repentino e inesperado como <strong>el</strong> ladrón que llega en la noche. Sin<br />
embargo, no se nos deja sin información definitiva respecto de las señales precedentes, y ya en una<br />
ocasión anterior tuvimos la oportunidad de considerar las profecías bíblicas referentes a este tema.<br />
De acuerdo con lo que afirman las rev<strong>el</strong>aciones posteriores: "Antes que venga <strong>el</strong> gran día d<strong>el</strong><br />
Señor, Jacob prosperará en <strong>el</strong> desierto, y los lamanitas florecerán como la rosa. Sión prosperará en los<br />
collados y se regocijará en las montañas, y será congregada en <strong>el</strong> lugar que he señalado." A tal grado<br />
se generalizará la guerra, que todo hombre que no tome las armas contra su prójimo, se verá obligado<br />
a huir a la tierra de Sión para estar a salvo. Efraín se congregará en Sión sobre <strong>el</strong> continente<br />
occidental, y Judá quedará establecida de nuevo en <strong>el</strong> oriente; y las ciudades de Sión y Jerusalén serán<br />
las capitales d<strong>el</strong> imperio mundial, sobre <strong>el</strong> cual <strong>el</strong> Mesías reinará con autoridad indisputable. Las tribus<br />
perdidas serán traídas d<strong>el</strong> lugar donde Dios las ha conservado ocultas durante los siglos, y de manos de<br />
Efraín recibirán sus bendiciones por tan largo tiempo aplazadas; y <strong>el</strong> pueblo de Isra<strong>el</strong> será restaurado<br />
de su condición esparcida.<br />
Dirigiéndose a los élderes de su Iglesia en 1832, <strong>el</strong> Señor recalcó la necesidad imperiosa de una<br />
diligencia sincera, y dijo:<br />
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