Jesus el Cristo - Cumorah.org

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El visitante angélico declaró que se llamaba Juan, el mismo que es conocido como Juan el Bautista en el Nuevo Testamento; y que había efectuado la ordenación de los dos jóvenes bajo la dirección de Pedro, Santiago y Juan, poseedores de las llaves del Sacerdocio Mayor o de Melquisedec. Explicó que el Sacerdocio Aarónico "no tenía el poder de imponer las manos para comunicar el don del Espíritu Santo"; pero anunció que más tarde se conferiría el Sacerdocio Mayor, en el cual estaba comprendido este poder. De acuerdo con su mandato expreso, José bautizó a Oliverio por inmersión en el agua, y éste a su vez bautizó a José. PEDRO, SANTIAGO Y JUAN CONFIEREN EL SACERDOCIO DE MELQUISEDEC. Poco después de recibir esta ordenación del Sacerdocio Menor o Aarónico, los principales apóstoles de la antigüedad, Pedro, Santiago y Juan, visitaron a José Smith y Oliverio Cowdery, y les confirieron el Sacerdocio de Melquisedec y la ordenación del Santo Apostolado. En una revelación posterior el Señor Jesús particularmente afirmó que las ordenaciones respectivas se efectuaron de acuerdo con su voluntad y mandamiento: "Y he enviado a este Juan para conferiros, mis siervos, José Smíth, hijo, y Oliverio Cowdery, el primer sacerdocio que habéis recibido, para que fueseis llamados y ordenados como lo fue Aarón ... Y también con Pedro, Santiago y Juan, los cuales os mandé, por quienes os ordené y confirmé apóstoles y testigos especiales de mi nombre para que llevéis las ¡laves de vuestro ministerio y de las mismas cosas que les revelé a ellos, a quienes he dado las llaves de mi reino y una dispensación del evangelio para los últimos tiempos, y para el cumplimiento de los tiempos, cuando juntaré en una todas las cosas, tanto las que están en los cielos como en la tierra." ESTABLECIMIENTO DE LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS. El día 6 de abril de 1830 se organizó formalmente la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Fayette, Condado de Séneca, Estado de Nueva York, de acuerdo con la ley del país sobre el establecimiento de organizaciones religiosas. Las personas que participaron activamente en la organización sólo fueron seis, el mínimo prescrito por la ley para estos actos; pero estuvieron presentes muchos otros, algunos de los cuales ya habían recibido la ordenanza del bautismo para la remisión de pecados. Previamente, en una revelación dada a José Smith, el Señor había designado el día en que había de efectuarse la organización, y también había dado a conocer su sistema de gobierno para la Iglesia, con instrucciones d-etalladas sobre las condiciones requeridas para los que quisieran ingresar como miembros; sobre la naturaleza indispensable del bautismo por inmersión y la manera precisa en que habría de administrarse la ordenanza iniciadora; el modo de confirmar miembros de la Iglesia a los creyentes bautizados; los deberes de los élderes, presbíteros, maestros y diáconos de la Iglesia; la manera exacta de proceder en la administración del sacramento de la Cena del Señor; el orden de la disciplina de la Iglesia y el método de hacer el traslado de los miembros de una rama a otra. 1 Se invitó a los conversos bautizados, presentes en ¡a organización, a que expresaran su aceptación o repudiación de José Smith y Oliverio Cowdery en calidad de élderes de la Iglesia; y tras el voto unánime afirmativo, se efectuó la ordenación de estos dos hombres con el puesto de primero y segundo élder, respectivamente, en la nueva organización." Mientras se hacía la traducción del Libro de Mormón, con particularidad durante los dos años que transcurrieron precisamente antes de la organización de la Iglesia, se recibieron varias revelaciones por conducto de José el profeta y vidente, relacionadas con la obra de la traducción y la labor preparatoria necesaria para efectuar el establecimiento de la Iglesia como institución entre los hombres. El Autor de 398

estas varias revelaciones definitivamente manifestó ser Jesucristo, Dios, Hijo de Dios, el Redentor, la Luz y la Vida del Mundo, Alfa y Omega, Cristo el Señor, el Señor y Salvador." Desde 1829 se había indicado el nombramiento de los Doce Apóstoles y se comisionó la búsqueda de los Doce que se presentarían ante el mundo en calidad de testigos especiales del Cristo. Subsiguientemente se confirió a éstos la ordenación del Santo Apostolado, y en numerosas revelaciones de fechas posteriores se aprobó el consejo o quorum de los Doce y se comunicaron instrucciones concernientes a sus altos deberes. De esta manera se ha restablecido sobre la tierra la Iglesia de Jesucristo, con todos los poderes y autoridad corres-podientes al Santo Sacerdocio que el Señor Jesús entregó a sus apóstoles en el período de su ministerio personal. Fue absolutamente necesaria la inauguración de una nueva dispensación del evangelio, así como una restauración del sacerdocio, en vista de que por motivo de la apostasía de la Iglesia primitiva no había sobre la tierra quien tuviera la potestad para hablar o administrar en el nombre de Dios o su Cristo. En su visión de los postreros días Juan el Teólogo vio que un ángel volvería a traer "el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas". Esta embajada angélica no habría sido más que una manifestación innecesaria y vana, y consiguientemente una imposibilidad, si el evangelio eterno hubiese permanecido en la tierra con sus poderes del sacerdocio perpetuados por sucesión. Las promesas contenidas en las Escrituras, referentes a una restauración en los últimos días por comunicación directa de los cielos, es prueba conclusiva de la realidad de la apostasía universal. Moroni le apareció a José Smith con carácter de "un mensajero enviado de la presencia de Dios", y le entregó una historia que contenía "la plenitud del evangelio eterno", cual se comunicó al pueblo del Señor en tiempos antiguos; y la distribución mundial del Libro de Mormón y otras publicaciones que contienen la palabra revelada en tiempos modernos, junto con el ministerio de miles que obran con la autoridad del santo sacerdocio, unidamente proclaman en alta voz a toda nación: "Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado." OTRAS COMUNICACIONES DE IOS CIELOS AL HOMBRE. Tras la organización de la Iglesia, previamente descrita, hubo frecuente comunicación directa entre el Señor Jesucristo y su profeta José, a medida que lo exigían las necesidades de la Iglesia. Se comunicaron numerosas revelaciones que hoy están al alcance de todo el que las quiera Ieer. q Se concedió una maravillosa manifestación al Profeta y a Sidney Rigdon, su compañero en la presidencia de la Iglesia, parte de la cual transcribimos en seguida: "Nosotros, José Smith, hijo, y Sidney Rigdon, hallándonos en el espíritu, el día dieciséis de febrero del año mil ochocientos treinta y dos, por el poder del Espíritu fueron abiertos nuestros ojos e iluminados nuestros entendimientos, al grado de poder ver y comprender las cosas de Dios, las mismas que existieron desde el principio, antes que el mundo fuese. Cosas que el Padre decretó por medio de su Unigénito Hijo que fue en el seno del Padre aun desde el principio, y de quien damos testimonio; y el testimonio que damos es la plenitud del evangelio de Jesucristo, el cual es el Hijo, a quien vimos y con quien conversamos en la visión celestial. Porque mientras hacíamos la traducción que el Señor nos había designado, llegamos al versículo veintinueve del quinto capítulo de Juan, que nos fue revelado de este modo: Hablando de la resurrección de los muertos, concerniente a los que oirán la voz del Hijo del Hombre y se levantarán: los que hubieren hecho bien, en la resurrección de los justos; y los que hubieren hecho mal, en la resurrección de los injustos. Y a causa de esto nos maravillamos, porque nos fue revelado por el Espíritu. Y mientras meditábamos estas cosas, el Señor tocó los ojos de nuestro entendimiento, y fueron abiertos; y la gloria del Señor brilló alrededor. Y vimos la gloria del Hijo, a la diestra del Padre, y recibimos de su plenitud; y vimos a los santos ángeles y a aquellos que son santificados delante de su trono, adorando a Dios y al Cordero, a quienes 399

estas varias rev<strong>el</strong>aciones definitivamente manifestó ser Jesucristo, Dios, Hijo de Dios, <strong>el</strong> Redentor, la<br />

Luz y la Vida d<strong>el</strong> Mundo, Alfa y Omega, <strong>Cristo</strong> <strong>el</strong> Señor, <strong>el</strong> Señor y Salvador." Desde 1829 se había<br />

indicado <strong>el</strong> nombramiento de los Doce Apóstoles y se comisionó la búsqueda de los Doce que se presentarían<br />

ante <strong>el</strong> mundo en calidad de testigos especiales d<strong>el</strong> <strong>Cristo</strong>. Subsiguientemente se confirió a<br />

éstos la ordenación d<strong>el</strong> Santo Apostolado, y en numerosas rev<strong>el</strong>aciones de fechas posteriores se<br />

aprobó <strong>el</strong> consejo o quorum de los Doce y se comunicaron instrucciones concernientes a sus altos<br />

deberes.<br />

De esta manera se ha restablecido sobre la tierra la Iglesia de Jesucristo, con todos los poderes y<br />

autoridad corres-podientes al Santo Sacerdocio que <strong>el</strong> Señor Jesús entregó a sus apóstoles en <strong>el</strong><br />

período de su ministerio personal. Fue absolutamente necesaria la inauguración de una nueva dispensación<br />

d<strong>el</strong> evang<strong>el</strong>io, así como una restauración d<strong>el</strong> sacerdocio, en vista de que por motivo de la<br />

apostasía de la Iglesia primitiva no había sobre la tierra quien tuviera la potestad para hablar o<br />

administrar en <strong>el</strong> nombre de Dios o su <strong>Cristo</strong>. En su visión de los postreros días Juan <strong>el</strong> Teólogo vio<br />

que un áng<strong>el</strong> volvería a traer "<strong>el</strong> evang<strong>el</strong>io eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda<br />

nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su<br />

juicio ha llegado; y adorad a aqu<strong>el</strong> que hizo <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o y la tierra, <strong>el</strong> mar y las fuentes de las aguas".<br />

Esta embajada angélica no habría sido más que una manifestación innecesaria y vana, y<br />

consiguientemente una imposibilidad, si <strong>el</strong> evang<strong>el</strong>io eterno hubiese permanecido en la tierra con sus<br />

poderes d<strong>el</strong> sacerdocio perpetuados por sucesión. Las promesas contenidas en las Escrituras, referentes<br />

a una restauración en los últimos días por comunicación directa de los ci<strong>el</strong>os, es prueba conclusiva de<br />

la realidad de la apostasía universal. Moroni le apareció a José Smith con carácter de "un mensajero<br />

enviado de la presencia de Dios", y le entregó una historia que contenía "la plenitud d<strong>el</strong> evang<strong>el</strong>io<br />

eterno", cual se comunicó al pueblo d<strong>el</strong> Señor en tiempos antiguos; y la distribución mundial d<strong>el</strong> Libro<br />

de Mormón y otras publicaciones que contienen la palabra rev<strong>el</strong>ada en tiempos modernos, junto con <strong>el</strong><br />

ministerio de miles que obran con la autoridad d<strong>el</strong> santo sacerdocio, unidamente proclaman en alta voz<br />

a toda nación: "Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado."<br />

OTRAS COMUNICACIONES DE IOS CIELOS AL HOMBRE.<br />

Tras la <strong>org</strong>anización de la Iglesia, previamente descrita, hubo frecuente comunicación directa<br />

entre <strong>el</strong> Señor Jesucristo y su profeta José, a medida que lo exigían las necesidades de la Iglesia. Se<br />

comunicaron numerosas rev<strong>el</strong>aciones que hoy están al alcance de todo <strong>el</strong> que las quiera Ieer. q Se<br />

concedió una maravillosa manifestación al Profeta y a Sidney Rigdon, su compañero en la presidencia<br />

de la Iglesia, parte de la cual transcribimos en seguida:<br />

"Nosotros, José Smith, hijo, y Sidney Rigdon, hallándonos en <strong>el</strong> espíritu, <strong>el</strong> día dieciséis de<br />

febrero d<strong>el</strong> año mil ochocientos treinta y dos, por <strong>el</strong> poder d<strong>el</strong> Espíritu fueron abiertos nuestros ojos e<br />

iluminados nuestros entendimientos, al grado de poder ver y comprender las cosas de Dios, las<br />

mismas que existieron desde <strong>el</strong> principio, antes que <strong>el</strong> mundo fuese. Cosas que <strong>el</strong> Padre decretó por<br />

medio de su Unigénito Hijo que fue en <strong>el</strong> seno d<strong>el</strong> Padre aun desde <strong>el</strong> principio, y de quien damos<br />

testimonio; y <strong>el</strong> testimonio que damos es la plenitud d<strong>el</strong> evang<strong>el</strong>io de Jesucristo, <strong>el</strong> cual es <strong>el</strong> Hijo, a<br />

quien vimos y con quien conversamos en la visión c<strong>el</strong>estial. Porque mientras hacíamos la traducción<br />

que <strong>el</strong> Señor nos había designado, llegamos al versículo veintinueve d<strong>el</strong> quinto capítulo de Juan, que<br />

nos fue rev<strong>el</strong>ado de este modo: Hablando de la resurrección de los muertos, concerniente a los que<br />

oirán la voz d<strong>el</strong> Hijo d<strong>el</strong> Hombre y se levantarán: los que hubieren hecho bien, en la resurrección de<br />

los justos; y los que hubieren hecho mal, en la resurrección de los injustos. Y a causa de esto nos<br />

maravillamos, porque nos fue rev<strong>el</strong>ado por <strong>el</strong> Espíritu. Y mientras meditábamos estas cosas, <strong>el</strong> Señor<br />

tocó los ojos de nuestro entendimiento, y fueron abiertos; y la gloria d<strong>el</strong> Señor brilló alrededor. Y<br />

vimos la gloria d<strong>el</strong> Hijo, a la diestra d<strong>el</strong> Padre, y recibimos de su plenitud; y vimos a los santos<br />

áng<strong>el</strong>es y a aqu<strong>el</strong>los que son santificados d<strong>el</strong>ante de su trono, adorando a Dios y al Cordero, a quienes<br />

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