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CAPITULO 6<br />
EL MERIDIANO DE LOS TIEMPOS.<br />
REVELOSE a Moisés, con quien <strong>el</strong> Señor habló "cara a cara, como habla cualquiera a su<br />
compañero", <strong>el</strong> curso de la raza humana, tanto en lo pasado como en lo futuro; y en <strong>el</strong> advenimiento<br />
d<strong>el</strong> Redentor Moisés vio <strong>el</strong> suceso que sobrepujaría a todos los acontecimientos que la tierra y sus<br />
habitantes presenciarían. La maldición de Dios había caído previamente sobre los inicuos, y sobre <strong>el</strong><br />
mundo por causa de <strong>el</strong>los, por motivo de que no quisieron "escuchar su voz, ni creer en su Hijo<br />
Unigénito, que él declaró vendría en <strong>el</strong> Meridiano de los Tiempos, y que fue preparado desde antes de<br />
la fundación d<strong>el</strong> mundo". En <strong>el</strong> pasaje anterior se menciona por primera vez la expresiva y<br />
profundamente significativa designación d<strong>el</strong> período en que habría de aparecer <strong>el</strong> <strong>Cristo</strong>, a saber, <strong>el</strong><br />
Meridiano de los Tiempos. Si se considera la expresión como figurativa, téngase presente que la figura<br />
es d<strong>el</strong> Señor.<br />
La palabra "meridiano", según <strong>el</strong> uso común, da <strong>el</strong> concepto de una división principal de tiempo o<br />
espacio; y así decimos antemeridiano (A.M.), al referirnos a las horas antes d<strong>el</strong> mediodía, y<br />
postmeridiano (P.M.), a las que vienen después. En la misma manera, los años y siglos de la historia<br />
humana tienen como división <strong>el</strong> importante suceso d<strong>el</strong> nacimiento de Jesucristo. Los años que<br />
precedieron ese histórico acontecimiento hoy son conocidos como <strong>el</strong> tiempo antes de J.C., mientras<br />
que cada uno de los subsiguientes se especifica como determinado año de nuestro Señor, o como se<br />
expresa en latín, Anno Domini. De manera que se ha ajustado y sistematizado la cronología d<strong>el</strong><br />
mundo para corresponder al tiempo d<strong>el</strong> nacimiento d<strong>el</strong> Salvador; y este método de calcular se emplea<br />
entre todas las naciones cristianas. Es instructivo reparar en <strong>el</strong> hecho de que se adoptó un sistema<br />
similar entre la rama aislada de la casa de Isra<strong>el</strong> que fue traída d<strong>el</strong> país de Palestina al continente<br />
occidental; porque desde <strong>el</strong> momento en que apareció la señal prometida entre la gente, indicando <strong>el</strong><br />
nacimiento de Aqu<strong>el</strong> a quien los profetas habían anunciado tan extensamente, <strong>el</strong> sistema empleado por<br />
los nefitas para contar sus años, empezando desde la salida de Lehi y su colonia de Jerusalén, fue<br />
reemplazado por los anales de la nueva era.<br />
La época d<strong>el</strong> advenimiento d<strong>el</strong> Salvador se había prefijado, y los profetas autorizados de ambos<br />
hemisferios rev<strong>el</strong>aron claramente <strong>el</strong> tiempo en que había de acontecer. En la extensa historia de la<br />
nación isra<strong>el</strong>ita se había efectuado una sucesión de acontecimientos que tuvieron una culminación<br />
r<strong>el</strong>ativa en <strong>el</strong> ministerio terrenal d<strong>el</strong> Mesías.<br />
A fin de que comprendamos mejor <strong>el</strong> significado verdadero de la vida y ministerio d<strong>el</strong> Señor<br />
mientras estuvo en la carne, será preciso dar alguna consideración al estado político, social y r<strong>el</strong>igioso<br />
de la gente entre la cual El apareció, y con quienes vivió y murió. Dicho estudio comprende por lo<br />
menos una reseña breve de la historia antecedente de la nación hebrea.<br />
A través d<strong>el</strong> linaje de Isaac y Jacob, la posteridad de Abraham llegó a ser conocida, desde una<br />
época temprana de su historia, como Isra<strong>el</strong>itas o hijos de Isra<strong>el</strong>, título que miraban con <strong>org</strong>ullo<br />
imperecedero y como promesa inspiradora. Así fueron designados colectivamente durante los días<br />
tenebrosos de su esclavitud en Egipto; durante las cuatro décadas d<strong>el</strong> Éxodo y su regreso a la tierra<br />
prometida, y por todo <strong>el</strong> período de su prosperidad como nación poderosa bajo la administración de<br />
los Jueces y como monarquía unida durante los reinados sucesivos de Saúl, David y Salomón.<br />
Inmediatamente después de la muerte de Salomón, unos 975 años antes de J.C., según la<br />
cronología más generalmente aceptada, ocurrió un rompimiento en la nación como consecuencia de<br />
una reb<strong>el</strong>ión. La tribu de Judá, parte de la tribu de Benjamín y pequeños restos de algunas de las otras<br />
tribus permanecieron fi<strong>el</strong>es a la sucesión real y aceptaron por monarca a Roboam, hijo de Salomón;<br />
mientras que <strong>el</strong> resto d<strong>el</strong> pueblo, al cual se su<strong>el</strong>e designar como las Diez Tribus, renunciaron su<br />
fid<strong>el</strong>idad a la casa de David y nombraron rey a Jeroboam, de la descendencia de Efraín. Las Diez<br />
Tribus retuvieron <strong>el</strong> título de Reino de Isra<strong>el</strong>, aunque también eran conocidas como Efraín. Roboam y<br />
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