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aproximadamente unos sesenta o setenta años después de la ascensión d<strong>el</strong> Señor. Durante este tiempo<br />
la Iglesia conoció épocas de prosperidad así como de vicisitudes. AI principio aumentó <strong>el</strong> número de<br />
los miembros d<strong>el</strong> cuerpo <strong>org</strong>anizado, así como su influencia, de una manera considerada fantástica,<br />
cuando no milagrosa. Los apóstoles y los muchos otros ministros que obraban bajo su dirección en<br />
posiciones graduadas de autoridad se esforzaron tan eficazmente por difundir la palabra de Dios, que<br />
Pablo, escribiendo aproximadamente treinta años después de la ascensión, afirmó que se había llevado<br />
<strong>el</strong> evang<strong>el</strong>io a toda nación en esa época, o como lo expresó en sus propias palabras: "Se predica en<br />
toda la creación que está debajo d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o." Por conducto d<strong>el</strong> Espíritu Santo, <strong>Cristo</strong> continuó guiando<br />
su Iglesia en la tierra, y los apóstoles, en calidad de sus representantes terrenales, viajaron y enseñaron,<br />
sanaron enfermos, echaron fuera demonios y resucitaron muertos.<br />
No sabemos de ninguna aparición directa o personal de <strong>Cristo</strong> a los hombres, entre <strong>el</strong> tiempo de<br />
estas manifestaciones a Pablo y <strong>el</strong> de su rev<strong>el</strong>ación a Juan en la Isla de Patmos. La tradición confirma<br />
las palabras de Juan, que fue desterrado a ese sitio "por causa de la palabra de Dios y <strong>el</strong> testimonio de<br />
Jesucristo". Afirma que las cosas que escribió, conocidas en la actualidad como <strong>el</strong> libro d<strong>el</strong><br />
Apocalipsis, son "la rev<strong>el</strong>ación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas<br />
que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su áng<strong>el</strong> a su siervo Juan"/ El apóstol<br />
hizo una descripción gráfica d<strong>el</strong> <strong>Cristo</strong> glorificado, tal como sus ojos lo vieron, y anotó en esta forma<br />
las palabras d<strong>el</strong> Señor: "No temas; yo soy <strong>el</strong> primero y <strong>el</strong> último; y <strong>el</strong> que vivo, y estuve muerto; mas<br />
he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y d<strong>el</strong> Hades." Se le<br />
mandó a Juan que escribiera a cada una de las siete iglesias o ramas de la Iglesia de <strong>Cristo</strong> que<br />
entonces existían en Asia, reprendiendo, amonestando o animando, de acuerdo con lo que sus<br />
respectivas condiciones merecieran.<br />
El ministerio final de Juan señaló la terminación de la administración apostólica de la Iglesia<br />
Primitiva. Sus compañeros en <strong>el</strong> apostolado habían ido a su decanso, y la mayor parte de <strong>el</strong>los<br />
tuvieron que entrar por la puerta d<strong>el</strong> martirio; y aunque a Juan se le concedió <strong>el</strong> privilegio especial de<br />
permanecer en la carne hasta <strong>el</strong> advenimiento glorioso d<strong>el</strong> Señor no habría de continuar su servicio<br />
como ministro autorizado, conocido a la Iglesia y aceptado por la misma. Mientras muchos de los<br />
apóstoles todavía vivían y obraban, se había arraigado en la Iglesia la semilla de la apostasia y había<br />
crecido con la exuberancia de hierbas nocivas. Los profetas d<strong>el</strong> Antiguo Testamento, así como <strong>el</strong><br />
Señor Jesús, a anunciaron esta condición. También los apóstoles proclamaron con claridad <strong>el</strong> desarrollo<br />
de la apostasía, que <strong>el</strong>los palpable y lamentablemente vieron extenderse en su época. b Parece que con<br />
la muerte de los antiguos apóstoles cesaron las manifestaciones personales d<strong>el</strong> Señor Jesús a los<br />
hombres, y no volvieron a presenciarse sino hasta la aurora de la Dispensación d<strong>el</strong> Cumplimiento de<br />
los Tiempos.<br />
NOTAS AL CAPITULO 38.<br />
1. La autoridad presidente y <strong>el</strong> común acuerdo.—"Poco después de la ordenación de Matías se<br />
manifestó otro ejemplo de la manera oficial de proceder en la s<strong>el</strong>ección y autorización de los hombres<br />
para una posición especial en la Iglesia. Parece que uno de los rasgos que distinguía a la <strong>org</strong>anización<br />
de la Iglesia en los primeros días apostólicos era tener en común las cosas materiales, y hacer una<br />
distribución de las mismas de acuerdo con las necesidades personales. Al aumentar <strong>el</strong> número de<br />
miembros, resultó impráctico que los apóstoles dieran la atención y tiempo necesarios a estos asuntos<br />
temporales, de modo que sugirieron a los miembros la idea de escoger a siete hombres de buen<br />
testimonio, a quienes aquéllos designarían para que tuvieran cargos especiales en dichos asuntos. Se<br />
autorizó o apartó a estos siete hombres por medio de la oración y la imposición de manos. El asunto es<br />
informativo porque muestra que los apóstoles entendían la autoridad que poseían para dirigir los<br />
asuntos de la Iglesia, y que observaron rigurosamente <strong>el</strong> principio de común acuerdo en la<br />
administración de su alto puesto. Ejercieron sus facultades sacerdotales con <strong>el</strong> espíritu de amor y con<br />
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