Jesus el Cristo - Cumorah.org

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03.05.2015 Views

esucitados poseen la facultad para hacerse visibles o invisibles a los ojos físicos del ser mortal. 2. El intento de desacreditar el hecho de la resurrección por medio de mentiras.—Ya hemos tratado ampliamente en el texto la falsa aseveración de que Cristo no resucitó, sino que los discípulos hurtaron su cuerpo de la tumba. La mentira es su propia refutación. Los incrédulos de una fecha posterior, enterados del palpable absurdo de este tosco intento de hacer una falsa representación, no han vacilado en sugerir otras hipótesis, cada una de las cuales es conclusivamente insostenible. Por tanto, la teoría basada en la imposible suposición de que Cristo no estaba muerto cuando fue bajado de la cruz, sino en un coma o estado inconsciente, y que más tarde se le revivió, se confuta por sí misma cuando la consideramos en relación con los hechos conocidos. La herida de la lanza del soldado romano habría sido fatal, en caso de que el Señor todavía hubiera estado vivo. Además, los miembros del concilio judío, a quienes no podemos juzgar de haber participado en la sepultura de un hombre vivo todavía, bajaron el cuerpo, lo llevaron, envolvieron y sepultaron; y en lo que respecta a una subsiguiente revivificación, Edersheim (tomo 2, pág. 626) terminantemente afirma: "Sin mencionar los muchos absurdos relacionados con esta teoría, lo que realmente hacemos—al absolver a los discípulos de complicidad—es acusar de fraude al propio Cristo." Una persona crucificada, quitada de la cruz antes de morir y subsiguientemente revivida, no podía haber andado con los pies heridos y quebrantados el mismo día de su revivificación, como lo hizo Jesús en el camino a Emaús. Otra teoría, muy popular en su época, fue la de imputar una decepción inconsciente a los que afirmaron haber visto al Cristo resucitado, alegándose que todas estas personas fueron víctimas de visiones objetivas pero irreales, conjuradas por su propia condición agitada e imaginativa. La independencia y señalada individualidad de las varias apariciones atestiguadas del Señor desmienten la teoría de las visiones. La clase de ilusiones visuales subjetivas, como las que se fundan en esta hipótesis, presuponen un estado de expectación por parte de aquellos que creen que las ven; pero todos los acontecimientos relacionados con las apariciones de Jesús después de su resurrección se opusieron diamétricamente a las expectaciones de aquellos que llegaron a ser testigos de su estado resucitado. Citamos los casos anteriores de teorías falsas e insostenibles, concernientes a la resurrección de nuestro Señor, como ejemplos de los numerosos esfuerzos abortivos que se han hecho para desacreditar, por medio de explicaciones, el milagro más grande y el hecho más glorioso de la historia. Da fe de la resurrección de Jesucristo una evidencia más conclusiva que aquella sobre la cual descansa nuestra aceptación de los hechos históricos en general. Sin embargo, el testimonio de la resurrección de nuestro Señor de entre los muertos no se funda en la página escrita. A quien buscare con fe y sinceridad le será dada una convicción individual que le permitirá confesar reverentemente, como exclamó el ilustre apóstol de la antigüedad: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente." Jesús, Dios el Hijo, no está muerto. "Yo sé que mi Redentor vive." (Job 19:25) 3. Apariciones de Jesucristo entre su resurrección y ascensión, según las Escrituras: 1. A María Magdalena, cerca del sepulcro. (Marc. 16:9, 10; Juan 20:14) 2. A otras mujeres, en un sitio indeterminado entre el sepulcro y Jerusalén. (Mateo 28:9) 3. A dos de los discípulos, en el camino a Emaús. (Marc. 16:12; Lucas 24:13) 4. A Pedro, en Jerusalén o sus cercanías. (Lucas 24:34; 1 Cor. 15:5) 5. A diez de los apóstoles y otros, en Jerusalén. (Lucas 24:36; Juan 20:19) 6. A los once apóstoles, en Jerusalén. (Marc. 16:14; Juan 20:26) 7. A los apóstoles, en el Mar de Tiberias, Galilea. (Juan cap. 21) 8. A los once apóstoles, en un monte de Galilea. (Mateo 28:16) 9. A quinientos hermanos juntos; no se especifica el sitio, pero probablemente fue en Galilea. (1 Cor. 15:6) 10.A Santiago o Jacobo. (1 Cor. 15:7) Notemos que ninguno de los escritores evangélicos menciona esta manifestación. 11.A los once apóstoles, al tiempo de la ascención, en el Monte de los Olivos, cerca de Betania. (Marc. 16:19; Lucas 24:50, 51) Más adelante examinaremos las apariciones de nuestro Señor a los hombres en una época posterior a su ascención. 364

CAPITULO 38 EL MINISTERIO APOSTÓLICO MATÍAS ES ORDENADO APÓSTOL. DESPUES de presenciar la ascensión del Señor sobre el Monte de los Olivos, los once apóstoles volvieron a Jerusalén llenos de gozo y rebosando en gran manera del espíritu de reverente adoración. Tanto en el templo, como en cierto aposento alto donde acostumbraban reunirse, perseveraron en la oración y ruego, frecuentemente acompañados de otros discípulos, incluso María, la madre del Señor, algunos de sus hijos y el pequeño grupo de fieles mujeres que habían prestado servicio a Jesús en Galilea, y lo habían seguido hasta Jerusalén y el Calvario. Los discípulos, en su mayoría dispersados por los funestos acontecimientos de aquella última y trágica Pascua, ahora se reunieron otra vez con fe renovada y fortificada, en torno del gran hecho de la resurrección del Señor. Cristo había llegado a ser las "primicias de los que durmieron", "el primogénito de los muertos", el primero de la raza humana en levantarse de la muerte a la inmortalidad." Sabían que además de obligar al sepulcro a que entregara el cuerpo de su Señor, también se habían dispuesto los medios para que toda alma pudiera quebrantar las cadenas de la muerte. Inmediatamente después de la resurrección del Señor Jesús, muchos justos que habían dormido en la tumba resucitaron y se aparecieron en Jerusalén, manifestándose a numerosas personas. La universalidad de la resurrección de los muertos en breve iba a convertirse en rasgo prominente de las enseñanzas de los apóstoles. El primer acto oficial que desempeñaron los apóstoles fue llenar la vacante en el consejo de los Doce, ocasionada por la apostasía y suicidio de Judas Iscariote. En cierta oportunidad, entre el día de la ascensión de Cristo y el de la Fiesta de Pentecostés, hallándose los Once y otros discípulos reunidos "unánimes en oración y ruego", en total unas ciento veinte personas, Pedro expuso el asunto a la asamblea de la Iglesia, indicando que se había previsto la caída de Judas, e y citando la invocación del Salmista: "Sea hecha desierta su habitación, y no haya quien more en ella; y: Tome otro su oficio." 1 Pedro afirmó la necesidad de completar el quorum apostólico y expresó, en los siguientes términos, las cualidades esenciales que había de reunir aquel que recibiera la ordenación del Santo Apostolado: "Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección." Los Once propusieron a dos fieles discípulos, José Barsabás y Matías. Con súplicas sinceras la asamblea se encomendó al Señor para que les indicara si uno de aquellos hombres habría de ser elegido al exaltado puesto, y en tal caso, cuál de los dos. Entonces "les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los apóstoles". Todo el acto anterior fue profundamente significante e instructivo. Los Once plenamente comprendían que la responsabilidad descansaba en ellos, y que estaban investidos con la autoridad para organizar y desarrollar la Iglesia de Cristo; que el consejo o quorum de los apóstoles se limitaba a doce miembros; y que el nuevo apóstol, al igual que ellos, debía ser competente para testificar, con un testimonio especial y personal del ministerio terrenal, muerte y resurrección del Señor Jesús. La selección de Matías se llevó a cabo en una asamblea general de la Iglesia Primitiva; y aunque los apóstoles propusieron los nombres, tal parece, por inferencia, que todos los presentes tuvieron voz en el asunto de su instalación. El principio de una administración autoritativa mediante el común acuerdo de los miembros, tan impresionantemente ejemplificado en la selección de Matías, se observó pocas semanas después en el nombramiento de "siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría", a los cuales se apartó para su ministerio especial mediante la imposición de las manos de los apóstoles, después del voto confirmante de la Iglesia. 365

CAPITULO 38<br />

EL MINISTERIO APOSTÓLICO<br />

MATÍAS ES ORDENADO APÓSTOL.<br />

DESPUES de presenciar la ascensión d<strong>el</strong> Señor sobre <strong>el</strong> Monte de los Olivos, los once apóstoles<br />

volvieron a Jerusalén llenos de gozo y rebosando en gran manera d<strong>el</strong> espíritu de reverente adoración.<br />

Tanto en <strong>el</strong> templo, como en cierto aposento alto donde acostumbraban reunirse, perseveraron en la<br />

oración y ruego, frecuentemente acompañados de otros discípulos, incluso María, la madre d<strong>el</strong> Señor,<br />

algunos de sus hijos y <strong>el</strong> pequeño grupo de fi<strong>el</strong>es mujeres que habían prestado servicio a Jesús en<br />

Galilea, y lo habían seguido hasta Jerusalén y <strong>el</strong> Calvario. Los discípulos, en su mayoría dispersados<br />

por los funestos acontecimientos de aqu<strong>el</strong>la última y trágica Pascua, ahora se reunieron otra vez con fe<br />

renovada y fortificada, en torno d<strong>el</strong> gran hecho de la resurrección d<strong>el</strong> Señor. <strong>Cristo</strong> había llegado a ser<br />

las "primicias de los que durmieron", "<strong>el</strong> primogénito de los muertos", <strong>el</strong> primero de la raza humana en<br />

levantarse de la muerte a la inmortalidad." Sabían que además de obligar al sepulcro a que entregara <strong>el</strong><br />

cuerpo de su Señor, también se habían dispuesto los medios para que toda alma pudiera quebrantar las<br />

cadenas de la muerte. Inmediatamente después de la resurrección d<strong>el</strong> Señor Jesús, muchos justos que<br />

habían dormido en la tumba resucitaron y se aparecieron en Jerusalén, manifestándose a numerosas<br />

personas. La universalidad de la resurrección de los muertos en breve iba a convertirse en rasgo<br />

prominente de las enseñanzas de los apóstoles.<br />

El primer acto oficial que desempeñaron los apóstoles fue llenar la vacante en <strong>el</strong> consejo de los<br />

Doce, ocasionada por la apostasía y suicidio de Judas Iscariote. En cierta oportunidad, entre <strong>el</strong> día de<br />

la ascensión de <strong>Cristo</strong> y <strong>el</strong> de la Fiesta de Pentecostés, hallándose los Once y otros discípulos reunidos<br />

"unánimes en oración y ruego", en total unas ciento veinte personas, Pedro expuso <strong>el</strong> asunto a la<br />

asamblea de la Iglesia, indicando que se había previsto la caída de Judas, e y citando la invocación d<strong>el</strong><br />

Salmista: "Sea hecha desierta su habitación, y no haya quien more en <strong>el</strong>la; y: Tome otro su oficio." 1<br />

Pedro afirmó la necesidad de completar <strong>el</strong> quorum apostólico y expresó, en los siguientes términos, las<br />

cualidades esenciales que había de reunir aqu<strong>el</strong> que recibiera la ordenación d<strong>el</strong> Santo Apostolado: "Es<br />

necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo <strong>el</strong> tiempo que <strong>el</strong> Señor<br />

Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde <strong>el</strong> bautismo de Juan hasta <strong>el</strong> día en que de<br />

entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección." Los Once<br />

propusieron a dos fi<strong>el</strong>es discípulos, José Barsabás y Matías. Con súplicas sinceras la asamblea se<br />

encomendó al Señor para que les indicara si uno de aqu<strong>el</strong>los hombres habría de ser <strong>el</strong>egido al exaltado<br />

puesto, y en tal caso, cuál de los dos. Entonces "les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y<br />

fue contado con los apóstoles".<br />

Todo <strong>el</strong> acto anterior fue profundamente significante e instructivo. Los Once plenamente<br />

comprendían que la responsabilidad descansaba en <strong>el</strong>los, y que estaban investidos con la autoridad<br />

para <strong>org</strong>anizar y desarrollar la Iglesia de <strong>Cristo</strong>; que <strong>el</strong> consejo o quorum de los apóstoles se limitaba a<br />

doce miembros; y que <strong>el</strong> nuevo apóstol, al igual que <strong>el</strong>los, debía ser competente para testificar, con un<br />

testimonio especial y personal d<strong>el</strong> ministerio terrenal, muerte y resurrección d<strong>el</strong> Señor Jesús. La<br />

s<strong>el</strong>ección de Matías se llevó a cabo en una asamblea general de la Iglesia Primitiva; y aunque los<br />

apóstoles propusieron los nombres, tal parece, por inferencia, que todos los presentes tuvieron voz en<br />

<strong>el</strong> asunto de su instalación. El principio de una administración autoritativa mediante <strong>el</strong> común acuerdo<br />

de los miembros, tan impresionantemente ejemplificado en la s<strong>el</strong>ección de Matías, se observó pocas<br />

semanas después en <strong>el</strong> nombramiento de "siete varones de buen testimonio, llenos d<strong>el</strong> Espíritu Santo y<br />

de sabiduría", a los cuales se apartó para su ministerio especial mediante la imposición de las manos<br />

de los apóstoles, después d<strong>el</strong> voto confirmante de la Iglesia.<br />

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